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Donde manda patrón, manda marinero

Helena Pérez Llorca
Helena Pérez Llorca
Una vez licenciada en Comunicación, trabajé en el reporterismo escrito, practicando el periodismo de cocción lenta. En el Máster de Mujeres, Género y Ciudadanía recibí las bases para la comprensión de los estereotipos y los roles de género. Y esta nueva mirada me animó a poner en marcha un programa de radio sensible a la construcción social del femenino y del masculino. En la Universidad, colaboré en dos proyectos de investigación y fui cofundadora de un tercero, que nació con la voluntad de mejorar la competencia comunicativa audiovisual en la educación. Una experiencia que me permitió conocer de cerca el mundo educativo y emprender una etapa como docente. Ahora, siento necesario compartir experiencias que descubro y de las que aprendo, y que se me presentan esenciales para una mejor comprensión del arte de la vida, porque entiendo que permiten la conexión con una percepción holística del mundo y del ser humano. Más adelante, no lo sé. Lo que sí intuyo, cada día con más intensidad, es que atender al amor y a la libertad mantiene creativa la energía y da paz.
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análisis

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Empiezo hablando de cómo me sentí cuando me invitaron al encuentro empresarial del que escribo, cuando se refirieron a él con el nombre de Business Zen, porque tuve una respuesta animal, se me activó el límbico, sentí unos segundos de congelación y de inmediato deseo de huida. Me  calmaron      las palabras comprensivas de la persona que me hablaba, Miquel Castellví, uno de los organizadores “sí, sí, el título puede confundir, pero…somos un grupo de empresas que buscan un impacto en la sociedad y en el medio ambiente.”

Menos dudas, pero ¿algo más que me iluminara para entregarme? Sí, la participación de la maestra Zen, Berta Meneses que, aún y con los brazos grandes para acoger a quien lo necesite, no se mete en cualquier fregado. Vale, pero ¿Mis inseguridades me pedían algo más? Pensé en el espacio donde se organizaba, la Casa San Felip Neri, en Barcelona. Bueno…Pues, di las gracias por la invitación a la Jornada de Nuevos Horizontes Empresariales y decidí esperar al día del encuentro, con la intención de desprenderme de cualquier otra espera.

Ese día, el 22 de marzo de 2024, llegué temprano y quise saber dónde estaba el resto de periodistas, me dijeron que habían llamado a diferentes puertas pero no habían recibido respuestas. Con la notícia, el cuerpo se me empezó a mover inquieto, de nuevo, sentía dualidad (si no ha venido nadie, por algo será…mmmm…Bueno, mira, será una exclusiva) y disimulé la inquietud por empatía con los organizadores, que estaban un poco nerviosos, aunque, era curioso, la mirada les sonreía con franca rapidez. Con el recuerdo de su actitud me concentré en la escucha, en una sala con 150 personas. Presentaba Miquel Castellví: “…hay empresas bien cercanas que trabajan de otra manera, con un modelo horizontal, pero no las conocemos porque no es algo que el sistema ponga en valor”. Siempre la Matrix invisibilizando lo que nos acerca a realidades más humanas y amorosas. Sonaba bien, de momento. A ver qué más pasaba. Primero iban las intervenciones de Berta Meneses y Josep Maria Coll. Después, en el escenario, se formaría un grupo con un representante de cada una de las nueve empresas participantes. Me preguntaba ¿Qué empresas serían? ¿Quienes serían sus representantes? ¿Qué nos contarían? ¿Cómo se debían organizar? ¿Eran felices?…

“No somos el currículum”, dijo Berta Meneses después de ser anunciada con su consistente trayectoria curricular. Una frase chocante, de entrada, en un encuentro de empresas. Pensé que, como buena maestra zen, lo lanzó así para acercarse a los egos desde el inicio del encuentro. En todo caso, fue un zasca. Amable y cariñoso, pero un zasca. A mi me dio cierta paz, me sentía falta de formaciones y viajes empresariales que imaginaba sobraban y abundaban entre los asistentes. Y por los murmullos de fondo que se oyeron parecía que más de una persona se sintió aligerada. ¡Ay Berta! dijo muchas cosas interesantes, pero tendré que renunciar a gran parte de ellas y resumir.

¿Conocéis la panadería Greyston Bakery de Bernie Glasman? Una empresa que no exige experiencia para contratar, no pide referencias y pasa por alto si tienes un pasado de cárcel, drogas o similar. Glasman era un ingeniero espacial de la Nasa que dejó la profesión para hacerse monje budista, y a través de la práctica del zen buscó la manera de aplicar los principios budistas para acercarse a la sociedad y ayudar a las personas. Por eso dice que hace brownies para poder dar trabajo a las personas y no da trabajo a las personas para poder hacer brownies. Tiene una plantilla de más de 3500 personas y, para entrar, le es suficiente saber que quieres trabajar, no te hacen entrevista, sólo debes apuntarte a una lista. Hay espera, eso sí. Greyston Bakery tiene 20 millones de dólares de beneficios anuales. Los conocidos helados Ben and Jerry ‘s están elaborados con sus brownies.

Pues, Berta empezó su intervención poniendo a su fundador, Bernie Glasman, como ejemplo de éxito ligado a la sostenibilidad medioambiental y como modelo de empatía y empoderamiento. Una empresa que pone en valor la dignidad del ser humano, tiene beneficios y logra un impacto social y medioambiental positivo.

¿Y a Mario Galarreta le conocéis? Sí, el empresario español que ha puesto en marcha la meditación en las empresas, que ha liderado programas de mindfulness para empleados de Google, con gran éxito. Berta Meneses también habló de él y explicó algunos de los beneficios de la práctica meditativa. En la que se generan las energías del aquí y el ahora y la energía de la intuición, necesarias para abrir el estado de conciencia. Un estado que tiene vía de comunicación directa con el ego y que tiene el poder de relajarlo. Facilita el desapego a la máscara, a esa imagen que tenemos de nosotros mismos y permite la conexión con lo que realmente somos, con esa claridad mental que, a su vez, nos acerca a la actuación más adecuada, la más libre, fluida y creativa. Parece que gastamos mucha energía tratando de ser quien no somos, para no desentonar.

Quedó claro que, para notar ese estado de conciencia se requiere el compromiso con una práctica diaria y sincera, (no puedes marcar abdominales si sólo haces hipopresivos de tanto en tanto) y los compromisos cuestan, aunque sepamos o nos aseguren que nos beneficiarán. Por eso, saber que hay empresas que han incluido la meditación como parte del tiempo laboral y la están normalizando anima a pensar que el cambio es posible. A mi me parece una gran idea, siempre y cuando no te resten ese tiempo de la hora del desayuno, claro. También, me parece una gran idea que en la escuela se inicie el día con meditación o visualización antes de clase. En un futuro, cuando ese alumnado emprenda un negocio integrará la meditación y los espacios de silencio sin prejuicios.

Berta Meneses acabó recordando que el zen es una cosmovisión, una manera de vivir que no establece separación entre la conciencia y el mundo. El paso del modelo fragmentado al holístico. Una motivación de vida que orienta nuestra conducta humana. Se entendió que no es un traje chaqueta que te puedas quitar cuando sales del trabajo. Y destacó que mostrar GAMAN (Perseverancia, paciencia y dignidad), las cualidades femeninas de la cultura Zen, es signo de madurez y fuerza. Un apunte interesante, porque en el encuentro había más presencia masculina, la mayoría de los organizadores y de los ponentes eran hombres.

Pasó la palabra al fundador del Business Zen como modelo empresarial, Josep Maria Coll Morell, que asesora a organizaciones, ejecutivos y emprendedores en la transición al nuevo paradigma empresarial sostenible, regenerativo e inclusivo. Es conferenciante internacional sobre transformación sostenible y trabaja como consultor independiente para una amplia gama de organizaciones públicas y privadas, como la Comisión Europea y las Naciones Unidas. Su historia es peculiar. Era un empresario de marketing que trabajaba en el sector bancario e industrial, pero la mercantilización de la naturaleza, de la sociedad y del medioambiente lo inquietaban y le creaban ansiedad. Y, en ese dilema, entre lo que hacía y lo que sentía, llegó a Corea del Sur. Allí, contactó con la cultura Zen y vio la posibilidad de unir los dos ámbitos. Tomó la decisión de hacer el cambio que necesitaba, trascendiendo esa dualidad que le perseguía y lo fragmentaba, y alineó su forma de ganar dinero con su vida, explorando en el vacío y en el silencio. Así, puso en marcha el proyecto Business Zen. Más tarde, escribió el libro Zen Business. Los beneficios de aplicar la armonía en la empresa. Y, para acercar el concepto a todo aquél que estuviera interesado, creó un programa de formación, un master en EADA.

“Las tensiones son buenas si se cogen como motor de cambio y con ilusión”. dijo. Dejó claro que la base del cambio de una empresa es el trabajo personal de quien la compone. Y nos ofreció un equilibrio triangulado para el éxito empresarial: la Unicidad, somos parte de un todo; la Dualidad, cómo afrontar los dilemas y tomar decisiones integrando opuestos; y el WuWei, entendido como la acción de la no acción, la acción natural. Habló de simplejidad para reinventar la empresa, integrando y haciendo sencillas las realidades complejas. Para acompañar en la transformación de un modelo vertical a uno horizontal tiene en cuenta las prioridades de cada una de las empresas. ¿Qué priorizar? ¿Ganar dinero o generar un impacto positivo en la sociedad y en el medio ambiente? ¿Líderes coach, líderes transaccionales? ¿Operaciones lineales o circulares? ¿Cómo gestionar la producción, deslocalizar o relocalizar? ¿Controlar en base al rendimiento de las personas o del aprendizaje?…el Ying y el Yang, las dualidades con las que la empresa tiene que lidiar. Dilemas que él considera buenos para evolucionar, siempre que haya puesta o generada una ilusión detrás que las convierta en tensiones creativas. Y una frase como concepto universal “trabajadores felices, clientes felices”. Por eso, muchas empresas empiezan por cuidar a los trabajadores, fomentando las buenas interrelaciones y facilitando espacios de silencio, como la meditación.

Destacó que uno de los aspectos que nos traen más inquietud mental, por decirlo suave, es la incertidumbre que genera la toma de decisiones en todos los ámbitos. Elegir implica renunciar (la de cosas que se dijeron que no he podido escribir…). Y en el mundo empresarial a menudo hay que tomar decisiones a corto plazo. Propuso hacerlo desde la biomímesis, puesto que si somos naturaleza, inspirándonos en ella encontramos soluciones, tanto para la aplicación de metodologías como para el diseño de productos. Observándola, entendiéndola y entrando en consonancia, dejándonos enseñar por ella. Y comprendiendo que todo lo que pase después es relativo, en función de la mirada y del juicio que hagamos. Para ejemplificar esto, acabó su intervención con un cuento taoista, el de la parábola de El granjero chino, que ilustra, de manera infinita, que no debemos anticiparnos a las consecuencias y que todo lo que nos pasa puede ser una oportunidad de vida. Os gustará leerla, es fácil de encontrar.

Josep Maria Coll Morell transmite pasión en lo que cuenta. Fue sensible para percibir su inquietud y no apalancarse, quiso ser coherente y sincero consigo mismo, es valiente. Ha sabido ser creativo en el proceso de transformarse, lo debe ser también en el acompañamiento a las empresas que quizás están buscando esa transformación. Yo, si tuviera que emprender, fijo que hablaría con él.

Y tocaba el tiempo de conocer a las nueve empresas invitadas por la organización para que explicaran su experiencia. Empezó Xavier Costa, el fundador de Krisos, que subió el último al semicírculo de representantes que cogían asiento en el escenario. Lo hizo con total desinhibición y desenvoltura, y con una actitud abierta presentó este fondo de impacto que se dedica a transformar empresas en crisis.

¿Su estrategia? Focalizar en las personas, favorecer la transformación individual, redistribuir la riqueza, aumentar los sueldos, promover la autogestión de los equipos y focalizar en la sostenibilidad planetaria. (Se dice rápido pero debe ser un faenón). Y todo ello comprobado que se transforma en beneficios económicos. En cualquier caso, Krisos se reserva una “acción de Oro” para evitar que la empresa pueda ir hacia atrás, al modelo anterior. Nos reveló que no ha sido difícil crear este fondo, porque dijo que, en el planeta, hay gente con dinero y con ganas de hacer el bien. (Está bien saberlo, tan acostumbrados como estamos a los abusos y a las manipulaciones por doquier.) La sociedad y el planeta sufren los excesos de la economía extractora y de la desigualdad económica. Y dio datos significativos: un 87% de personas en Europa no se sienten comprometidas con su empresa, un 24% de personas son víctimas del burnout, el síndrome del desgaste laboral. Y, sobre todo en cargos directivos, existen graves problemas de salud mental.

La Casa de Carlota, fue la siguiente. Un estudio de creatividad y diseño que en su equipo integra personas con discapacidad intelectual. La única en el mundo, nos dijo Joan Teixidó, su director creativo. Fue sincero al comentar que, aunque sí se creó con el objetivo de producir impacto social, la transformación vino porque estaban buscando la forma de conseguir talento creativo, personas que pensaran diferente. Los directores creativos se pasan la vida buscando talento por doquier y ellos cayeron en la cuenta de que hay personas que siempre tienen un pensamiento lateral, porque son diferentes y ven y viven la vida de manera diferente. Personas con síndrome de Down y autismo que tienen un don espectacular han estado integradas en el equipo. En muchos casos la idea más importante sale de ellas, aunque la elaboración después sea conjunta. Trabajadores y trabajadoras que no tienen que justificar que un elefante tenga dos patas, si las otras dos tienen que ser brazos para poder escribir.

Le siguió la multinacional Quadpack, uno de los diez principales proveedores de envases para cosméticos de Europa. Trabajan con plástico y, también, son pioneros en componentes de madera para suministros de embalaje de cosméticos personalizados. Su representante, Marc Sahonet inició así su intervención “Me siento con mucho miedo de no estar a la altura….” Y el silencio en la sala se hizo más intenso. De inmediato despertó las risas pidiendo compasión por su estado. Fue una sorpresa que se mostrara vulnerable. Él está acostumbrado, es una práctica de su empresa antes de empezar una reunión. (En él me inspire para empezar el escrito, le doy las gracias.) Más tarde, pudimos saber que marcaron la diferencia en cuanto a la manera de hacer el cambio de verticalidad a horizontalidad. Lo implementaron sin comunicarlo al personal, que se lo fue encontrando y, observando las reacciones con esos encuentros, fueron integrándolo. Su estrategia es no hablar del cambio, sinó vivirlo. Las dificultades en la transformación de un modelo a otro estaban presentes en todas las empresas asistentes, se puso atención en la adaptación de cada una de las personas que forman el equipo, puesto que las interrelaciones están muy marcadas por los roles incorporados.

Y le siguió una empresa que inició su camino entrando los tazos en las bolsas de Matutano, la Fundación DAU, que da trabajo a personas con problemas de salud mental y ahora trabaja haciendo packaging para farmacéuticas y empresas cosméticas. Están en pleno proceso de transformación de su estilo de gestión, por eso su portavoz, Anna Cohí, dijo que habían venido a aprender. Nacieron en el año 92, coincidiendo con la reforma psiquiátrica, cuando un grupo de familias y profesionales se organizaron, al darse cuenta de que cuando una persona tenía una enfermedad mental severa su vida quedaba rota, porque se la categorizaba. Su misión es mejorar la calidad de vida de las personas que integran la empresa, empoderarlas y apartarlas de los estigmas. Las preparan, las forman y las acompañan. Ya son 180 personas en el equipo. Nos contó que convencer a las instituciones de que las personas eran válidas para trabajar no fue fácil. Ahora han optado por cambiar la manera de organizarse y dejar la verticalidad.

Ferran Genoi se unió a la iniciativa de Marc Sahonet y confesó que estaba nervioso, porque cuando hablaba en público acostumbraba a tener siete o ocho copas delante y ese día no las tenía. Venía en representación de Recaredo, una pequeña empresa Viticultora de Sant Sadurní d’Anoia, donde no usan fertilizantes químicos, ni herbicidas, ni fungicidas, sólo elementos de origen natural, no invaden a la naturaleza para que se pueda autorregular. Tienen un enfoque holístico, su agricultura es biodinámica. Observan y escuchan a la naturaleza, que los ha animado a imitarla en su política de empresa, de ahí su cambio a la estructura horizontal. La búsqueda del equilibrio con la tierra, los ha llevado a la obertura de las capacidades individuales de todas las personas que integran la empresa, que han tenido la oportunidad de aportar lo mejor de cada una. Van más rápido de lo que se esperaban y están muy contentos de haber hecho el cambio. Como con la tierra, todo es visto como una aportación.

Andreu Carreras nos habló de Basetis, una consultoría tecnológica autogestionada, con una plantilla de unas 400 personas, que nació el 2009 y que desde el 2017 está haciendo la transformación organizativa hacia el modelo horizontal. Tienen el foco puesto en las personas, en su dignidad y en su bienestar. En esta primera parte, habló poco. Como Xavier Ginesta, fundador de la empresa Voxel, que desarrolla soluciones tecnológicas para pequeñas y grandes empresas. Y que, fiel a su necesidad de evolucionar, acababa de vender la empresa y ya estaba montando otra. No contó nada de la nueva, pero sí dijo que los negocios por naturaleza tendrían que ser espirituales y que lo único que se interponía entre la evolución natural y la que estamos viviendo es el ego.

Y le tocó intervenir a una de las tres mujeres del grupo, Blanca Capdevila, que con gran sentido del humor y un tono hiperactivo explicó su encuentro con la empresa Deerns, una consultoría de ingeniería internacional especializada en edificación, sistemas eléctricos, mecánicos, energéticos y de construcción. Blanca se presentó a una oferta de LinkedIn de pocas palabras, decía “hola, buscamos un responsable de recursos humanos”. Y le pareció que, por lo escueto del anuncio, los podía ayudar, aunque desconocía el sector. En la entrevista le hablaron de que tenían la idea de pasar de ser jerárquicos a tener una estructura plana de autogestión. Después del encuentro, le comentó a su pareja que tenía una sensación rara: un jefe que no quería ser jefe, muchos managers…Extraño, pero le atrajo. Entró a trabajar y en mayo de 2020 empezaron con el cambio a una estructura de autogestión. Se la veía realmente contenta, sinó no hubiera podido hablar tan abiertamente como lo hizo. Fue divertido escucharla, nos hizo reír.

Y los últimos, Víctor Carreño y Núria Iglesias que presentaban la empresa Som Energia. Una cooperativa sin ánimo de lucro con 14 años de historia, la más grande de Europa en número de personas socias. Tienen la misión de transformar el modelo energético actual del país, para conseguir un modelo 100% renovable y ponerlo en manos de la ciudadanía. Sus equipos están autogestionados y tienen liderazgo común desde que se iniciaron. Núria habló de que la empresa nació por la ilusión de cinco personas con perfiles distintos, que sabían que lo tenían difícil, pero sentían una fuerte motivación. El encuentro fue para ellos una oportunidad de mostrarse y compartir su experiencia. Siguen expandiéndose.

Después de estas presentaciones, cada empresa hizo una charla específica de su experiencia. Todas interesantes para explicar con calma de viva voz. Cuando quieran y les vaya bien, están invitadas a hablar de ellas en una entrevista. Algunas de las frases emocionaban:

“Recuperé la fe en la empresa, que la veía como un todo es mentira”. “Cambiar en la empresa repercute en la forma de hablar a mis hijos, me impacta a nivel personal y familiar”. “Entendimos que un día el mundo de la empresa tenía que ser diferente”. “Me despierto tranquila y el domingo por la tarde no tengo angustia”. “La transparencia genera confianza, en sueldos y en todo”. “La resistencia existe, hay mucho ego, se trata de generar espacios donde se puede hablar de estas resistencias y esperar la transformación y el ritmo de todo el mundo”. “Hay que entender que cuando el equipo está contento, los clientes también lo están, la organización se agiliza y todo ello se convierte en dinero”. “Cualquier problema se tiene que resolver y no dejarlo para los pasillos”. “Paciencia y tolerancia para tomar decisiones. Buscar el amor, que es universal. El amor siempre va bien, en cualquier momento”.

Acabó la jornada Nuevos Horizontes Empresariales que había nacido de la ilusión de unos amigos que se conocieron haciendo un curso en el País Vasco, hace cinco años, y allí empezó su amistad. En este tiempo, han hecho un proceso de cambio en sus empresas de la verticalidad a la horizontalidad. Fue una jornada diferente, esta vez el ámbito empresarial no me pareció insensible. Al contrario, apetecía investigar más y trasladar la información a personas con ganas de emprender proyectos; había ejemplos para empresas de todos los ámbitos y envergaduras. Se respiraba ilusión, además de respeto, creatividad y ganas de compartir. Ya lo dijo Berta Meneses cuando se le preguntó qué le había parecido el encuentro “después de escucharos siento que otro mundo es posible”. Un encuentro intenso. Potente, de veras.

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