Impacto del embarazo y el posparto en la salud mental. Desmontando expectativas

Los protocolos de atención al embarazo y puerperio contemplan en España la evaluación de la salud mental materna, pero la prioridad se centra en la salud física de la madre y el bebé

15 de Abril de 2025
Actualizado a las 16:27h
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Impacto del embarazo y el posparto en la salud mental. Desmontando expectativas

El suicidio en el embarazo y el postparto: una realidad silenciada. Tanto por mi formación como por mi experiencia laboral –soy psicóloga y matrona con más de 15 años de trayectoria– siempre he sido consciente de la importancia de cuidar la salud psicológica y emocional de las mujeres en una etapa de especial vulnerabilidad como lo son el embarazo y el posparto. Los cambios recientes en nuestra sociedad han aumentado esta vulnerabilidad en lugar de reducirla: el exceso de aislamiento, las expectativas poco realistas y la sobrecarga de información abruman y generan tanto indecisión como culpabilidad.

Recientemente, en España se ha aprobado el Plan de Prevención del Suicidio 2025-2027, que busca fortalecer la vigilancia de la salud mental y mejorar la coordinación de recursos para prevenir este problema.  A nivel global, se estima que aproximadamente el 20% de las muertes maternas en el primer año posparto se deben al suicidio, convirtiéndose así en una de las principales causas de mortalidad materna en este período. A pesar de la gravedad que arrojan estos datos, en nuestro país, ni siquiera hay estudios que midan la magnitud de este problema, y sin datos, no se pueden poner en marcha políticas efectivas.

El papel de los profesionales de salud

En España, los protocolos de atención al embarazo y puerperio contemplan la evaluación de la salud mental materna, pero sin duda, la prioridad se centra en la salud física de la madre y el bebé. Para poder ofrecer una atención integral y de calidad, los profesionales necesitan una formación específica y el establecimiento de estrategias concretas, no simples generalidades. Los protocolos de detección temprana deben acompañarse de la posibilidad de derivar a las madres que lo necesiten hacia una atención especializada con la mayor brevedad posible, ya que, en el contexto de la gestación, los tiempos de espera resultan inasumibles.

Sin embargo, desde mi experiencia, la realidad es otra. La deficiente formación específica en salud perinatal de los profesionales, la fragilidad emocional de este período, la escasez de tiempo en consulta y el aumento de embarazos de alto riesgo —que demandan múltiples pruebas médicas y diagnósticas— convierten la escucha activa y el contacto visual  necesarios para una evaluación adecuada, en un lujo.

Maternidad idealizada: expectativa vs. realidad

La maternidad se ha idealizado considerándose una experiencia hermosa y exclusiva en la que se espera de la madre que se sienta feliz, establezca un vínculo inmediato y perfecto con su bebé, sepa instintivamente cómo cuidarlo y además sea capaz de mantener la serenidad y paciencia en todo momento. Que mantenga la armonía familiar, retome su vida laboral rápidamente y disfrute de una vida social activa y una relación de pareja satisfactoria como si nada hubiera ocurrido. Por si esto fuera poco, tiene que recuperar su figura en pocas semanas, y optar, sin importar sus circunstancias o preferencias, por la lactancia materna, ya que esta ha pasado a considerarse todo un símbolo de «buena maternidad».

Estas expectativas poco realistas sobre la maternidad se refuerzan de manera constante a través de algunos medios de comunicación y las redes sociales, teniendo efectos devastadores sobre la salud mental de las madres al generar frustración, culpa y sentimientos de insuficiencia e incapacidad. Omiten las dificultades y muestran solo una parte idealizada con madres sonrientes que consiguen recuperaciones físicas casi milagrosas y viven en hogares impecables junto bebés tranquilos y adorables todo el tiempo.

La realidad, en cambio, nos presenta el puerperio como una etapa muy exigente en la que se producen ajustes emocionales, hormonales y físicos que requiere paciencia y comprensión. En ella, se enfrentan desafíos como la fatiga extrema, el descanso insuficiente, los cambios hormonales, problemas relacionados con la lactancia y la necesidad de adaptarse a la nueva rutina. El vínculo materno no siempre es inmediato, precisa tiempo para ir construyéndose y finalmente, la maternidad deviene en una experiencia agotadora que precisa, en muchas ocasiones, apoyo constante. Es frecuente que la duda consiga que las madres se sientan incapaces e incompetentes en el desempeño de su nuevo rol, y deben comprender que son sentimientos normales y que están inmersas en un proceso de aprendizaje que requiere tiempo. Además, las madres suelen centrarse en la adaptación al nuevo rol y abandonan otros aspectos de la vida, incluyéndose a sí mismas. Lo habitual es que la recuperación física no sea inmediata y precise de algunos meses; además, la lactancia materna, lejos de ser una experiencia idílica presenta dificultades a superar como la aparición de grietas, el dolor y la mastitis. Ante semejante panorama, el bombardeo continuo de información sobre el embarazo, la crianza, la lactancia, los cuidados del bebé, la alimentación, el sueño infantil y la estimulación temprana puede resultar abrumador.

Vivir esta etapa de la vida desde la serenidad y la certeza de que es transitoria, relativizar lo negativo, no tener demasiadas expectativas sobre cómo tienen que ser las cosas y tomar decisiones desde el amor, pueden ayudarnos a suavizar los aspectos más difíciles y a apreciar los hermosos. Porque a pesar de lo dicho, y de no tratarse de un periodo de la vida ideal (¿cuál lo es?), tiene mucho que ofrecernos y puede convertirse en una experiencia preciosa.

HERRAMIENTAS

A continuación, te ofrezco dos herramientas sencillas y prácticas que pueden aliviar la ansiedad y los sentimientos de incapacidad por la exigencia de adaptarse a un nuevo rol.

1. Ritual de los 5 minutos.

Conexión y descanso real en medio de la rutina. Dedica 5 minutos al día solo para ti, sin distracciones. Puedes hacer respiraciones profundas, escuchar música relajante, beber una infusión o batido, hacer estiramientos suaves o incluso mirar por una ventana.

2. Círculo de apoyo.

No vivas la maternidad en soledad. Identifica tu red de apoyo. Dibuja tres círculos concéntricos y escribe en cada uno de ellos:

-Interno: apoyo diario (pareja, familia cercana).

-Intermedio: apoyo ocasional (amigos o profesionales)

-Externo: apoyo ampliado: grupos de madres, foro, terapeutas.

Esto te ayudará a delegar sin culpa y fortalecerá tu red de apoyo.

 

Próximo artículo:La felicidad no es una utopía. Aceptar y confiar, esas son las claves.

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