Sembrar gratitud, cosechar abundancia

10 de Mayo de 2025
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Sembrar gratitud, cosechar abundancia

“La gratitud no es solamente la principal virtud; es la madre de todas las demás” Cicerón

Sé agradecido. Siempre. Por cualquier motivo o incluso sin razón aparente. Siente el calor de la apreciación y abrázalo tanto tiempo como puedas. La gratitud es una compañera de viaje formidable: te proveerá de grandes recompensas porque camina de la mano de la abundancia.

Es una actitud ante la vida, un estado mental, una forma de entender la existencia centrada en atender aquello que funciona (e incluso lo que no), como si todo fuera un maravilloso regalo que se acepta y valora. Ser agradecido es no dar nada por sentado y comprender que todo, absolutamente todo lo que ocurre en nuestra vida, es un obsequio.

Si aspiras a una vida abundante, abandona la queja y el desánimo. No necesitas gastar tiempo ni energía en deshacerte de estos lastres, basta con que digas, de todo corazón, ¡gracias!

Haz de la gratitud un hábito, una costumbre excéntrica si quieres, y verás como tu estado de ánimo florece, cómo renaces con fuerza, y cómo las sorpresas agradables comienzan a manifestarse ante ti con el único esfuerzo de fluir.

Agradecer consiste en una acción, un pensamiento, una expresión, pero, sobre todo, una decisión: estar dispuesto a hacerlo. Usa tu libertad a tu favor y deja atrás la queja. Disponte a apreciar cada pequeño aspecto de tu vida y comienza por lo que amas, lo que te alegra, lo que representa un refugio o una fuente de paz. No des nada por hecho; reconoce que todo es un regalo y recíbelo como tal.

Cuando te conviertas en un experto en este arte, podremos dar un paso más: practicar la gratitud incondicional. Esto implica agradecer incluso aquello que no nos gusta, aceptando que todo lo que llega a nuestra vida es un pequeño tesoro capaz de motivarnos a crecer o de enseñarnos algo valioso. A veces, son precisamente esas experiencias difíciles las que nos convierten en personas más fuertes, comprensivas y compasivas.

Shakti Gawain (1948-2018), autora motivacional norteamericana, denominaba a estos momentos crisis de curación. Afirmaba que, “en las crisis de curación se deja atrás algo viejo y nos abrimos a algo nuevo. Con frecuencia esto sucede porque nuestra conciencia ha aumentado y por tanto ya no podemos vivir de la antigua forma. Hay un proceso de duelo y aflicción por el que debemos pasar cuando dejamos algo a lo que hemos estado aferrados. Hemos de permitirnos el miedo y la tristeza, y también recordarnos que en esa experiencia hay un regalo que sencillamente no vemos todavía. Y ten presente que cuando pase un tiempo y hayas adquirido perspectiva, nuevamente sentirás gratitud por el increíble viaje de tu vida”.

El sentimiento de gratitud actúa como un interruptor: nos lleva del bloqueo a la creatividad, del miedo al amor, del caos a la paz y de la enfermedad al bienestar. Y es que, lo que Gawain intuía, hoy la ciencia comienza a confirmarlo.

Numerosos estudios han demostrado que las personas agradecidas presentan menos síntomas de depresión y, en general, gozan de una mejor salud física y mental. La gratitud reduce el estrés, fortalece el sistema inmunológico e incluso mejora la calidad del descanso. Uno de los principales investigadores en este campo, el psicólogo Robert Emmons, de la Universidad de California, Davis, demostró en un estudio de 2003 publicado en Journal of Personality and Social Psychology, que escribir regularmente motivos de gratitud incrementa el bienestar general, la vitalidad y fomenta relaciones sociales más positivas.

Toma una prudente distancia de ti mismo y obsérvate. Comprueba cuál es la naturaleza predominante de tus pensamientos y expresiones. ¿Cuántas veces te quejas al día? ¿Y cuántas veces agradeces? Me atrevo a decir que, en la mayoría de los casos, la balanza se inclina hacia la queja.        

Si tu vida parece un caos y no encuentras motivos para sentir gratitud, juega al como si. Será un buen comienzo que te conducirá a escenarios más propicios. Mantén una actitud firme y juega. Finge, haz como si te sintieras agradecido, incluso si al principio esto te resulta incómodo o artificial. Los resultados no se harán esperar.

Herramientas

Ahora bien, ¿cómo cultivar esta actitud de forma consciente y sostenida en el tiempo? Aquí tienes algunas prácticas sencillas pero poderosas con las que podrás fomentar la gratitud en tu día a día:

1. Diario de gratitud. Es muy sencillo y apenas te llevará 10 minutos.  Puedes hacerlo mentalmente o por escrito. Al escribir te concentras mucho más y además supone una enorme ventaja porque puedes releer lo escrito tantas veces como quieras. Si lo prefieres, puedes grabar un audio y escucharlo para animarte en momentos de ánimo bajo.

Encabeza la hoja con un: “Gracias por…” indicando a continuación por qué te sientes agradecido. Con 10 frases cada día es suficiente, pero cuantas más seas capaz de generar, tanto mejor.

El mejor momento para hacerlo es por la mañana, temprano. Ahora bien, lo realmente importante es que la realices con atención y frecuencia.

2. Gratitud a tu cuerpo. Se trata de una adaptación del ejercicio anterior para aplicarlo específicamente a situaciones en las que quieras potenciar tu estado de salud o mejorar la relación que mantienes con tu cuerpo. De igual manera puedes hacerlo por escrito, mentalmente o grabarlo en audio

Muestra tu gratitud por cada una de las partes de tu cuerpo, nómbralas y agradécele sus servicios, lo bien que funcionan, lo necesarias que son… y por cualquier motivo que se te ocurra ¡se creativo!

Y recuerda: “Nada de lo que recibimos es realmente nuestro, y en saber agradecerlo radica la sabiduría (Heráclito).

 

Si tienes alguna pregunta, escríbeme a [email protected] o deja tu comentario. Estoy aquí para escucharte.

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