Las toallitas higiénicas, un ogro para el medio ambiente

La empresa municipal de agua de Sevilla, Emasesa, impulsa programas de concienciación contra el uso indebido de las contaminantes toallitas húmedas, mientras recoge cada año 755 toneladas, el equivalente a un edificio de 10 pisos

06 de Diciembre de 2024
Actualizado el 13 de diciembre
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Uno de los camiones de saneamiento de EMASESA

Algunos de los grandes problemas medioambientales que atosigan este castigado planeta podrían tener pequeñas soluciones perfectamente asumibles por todos y todas, bastaría un poco de concienciación ciudadana y mucho de compromiso con el cuidado y mantenimiento del medio ambiente. La organización conservacionista Greenpeace asegura que actualmente unas 700 especies de organismos marinos se ven afectados por contaminación plástica. Cada año, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de todos los plásticos que llegan al mar, entre ellos los cada vez más abundantes restos de toallitas.

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En 2023 Emasesa recogió 755 toneladas, el equivalente a un edificio de 10 pisos.

Estos datos demoledores deben hacernos pensar a todos que un simple gesto cotidiano como es el de arrojar una toallita higiénica por el inodoro puede ocasionar un gravísimo problema a nuestro entorno, que difícilmente podría ser subsanable a corto y medio plazo. Por ello, se necesita con premura y urgencia la complicidad de toda la ciudadanía para poner fin a estas prácticas que perjudican gravemente nuestro medio ambiente.

Cada año, más de un millón de aves y 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de los plásticos que llegan al mar, entre ellos los abundantes restos de toallitas

Las toallitas húmedas que se utilizan para la higiene diaria son una invención muy reciente, que se suma a esa moda tan extendida del usar y tirar, cuyo uso es perfectamente prescindible, ya que se puede sustituir por papel higiénico o agua, sin ir más lejos. Para colmo, estas toallitas no son biodegradables aunque publicitariamente se diga lo contrario por las marcas vendedoras, puesto que están fabricadas con microplásticos y, algunas, con microfibras de celulosa. Contienen, por tanto, fibras sintéticas y sustancias que impregnan el tejido como son conservantes, surfactantes e hidratantes, empleadas para inhibir la acción de las bacterias responsables de la descomposición de estos materiales.

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Estas toallitas y otros elementos plásticos arrojados indebidamente a la red de saneamiento, además de producir atascos, se van desintegrando en micropartículas plásticas y terminan directamente en nuestros cauces, ríos y mares.

Estas toallitas y otros elementos plásticos arrojados indebidamente a la red de saneamiento (como bastoncillos, preservativos, compresas, etc.), además de producir atascos, se van desintegrando en micropartículas plásticas (microplásticos) y terminan directamente en nuestros cauces, ríos y mares. Allí, las fibras plásticas de estas toallitas pueden tardar más de 100 años en degradarse en fragmentos aún más pequeños, según Greenpeace.

Cuando los bajantes de los domicilios quedan colapsados por culpa de estas toallitas ya que están concebidos solo para albergar agua, esta ve imposibilitado su discurrir normal por estos conductos de saneamiento y provoca incómodas consecuencias, algunas de las cuales son malos olores, problemas de insalubridad, inundaciones, e incluso cortes en el suministro de telefonía e internet, al formarse tapones que arrastran los cables de fibra óptica que discurren por algunas grandes tuberías grapados a la pared superior. La consecuencia directa de este serio problema es que cada año se retiran toneladas de toallitas de nuestras tuberías y cauces. En 2023, por ejemplo, Emasesa (Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla S.A.) recogió 755 toneladas, el equivalente a un edificio de 10 pisos. Sólo para paliar los problemas generados por las toallitas y otros residuos que discurren por nuestra red de saneamiento, Emasesa gasta alrededor de cinco millones de euros al año, que se destinan a la limpieza de cauces, averías y atascos puntuales, limpieza de colectores y retiradas y tratamiento de los residuos que llegan a las depuradoras.

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Uno de los contenedores de 7 metros cúbicos lleno de toallitas.

Las cifras que arroja el uso común de estas toallitas tras desecharlas por el WC son alarmantes y escandalosas: en España se consumen 15 kilogramos de toallitas por persona cada año, una sola de estas toallitas tarda un siglo en degradarse de forma natural, sus fibras en contacto con el agua se expanden y crean tapones y atascos, en caso de fuertes lluvias pueden terminar en nuestras riveras, ríos y playas, además de provocar atascos en tuberías y arquetas de viviendas y comunidades de propietarios. Cada año, Emasesa destina más de cinco millones de euros de su presupuesto a limpiar y reparar los problemas generados por estas toallitas.

Para evitar estos males, las soluciones son de fácil aplicación. En primer lugar, basta con colocar una papelera en el baño y tirar ahí todas estas toallitas cuando sean utilizadas. De este modo, se contribuye a una mejor gestión de los residuos, además de ayudar a un importante ahorro económico y a evitar atascos y problemas en el tratamiento de aguas residuales. Y por supuesto, ayudamos a conservar el medio ambiente.

Para concienciar sobre el desecho inadecuado de las toallitas higiénicas, Emasesa promueve en sus actividades de Educación Ambiental la difusión de la problemática de las toallitas a través de recursos didácticos y talleres. Por último, Emasesa, como empresa comprometida con el cuidado y protección del medioambiente, colabora con el Día Mundial del Retrete celebrando diferentes actividades de concienciación y divulgación.

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