La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha pedido este martes al Gobierno chino que actúe con prudencia y evite alimentar aún más la guerra comercial con Estados Unidos. Durante una conversación telefónica con el primer ministro Li Qiang, la dirigente europea expresó su preocupación por la escalada de tensiones tras las nuevas amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, que ha planteado subir los aranceles a los productos chinos hasta un 104%. La respuesta china, lejos de calmar las aguas, ha sido tajante: “lucharemos hasta el final”, han advertido desde el Ministerio de Comercio.
Constructive phone call discussion with Premier Li Qiang.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) April 8, 2025
We took stock of the state of EU-China relations as we approach 50 years of diplomatic ties and on global issues.
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Según ha informado la Comisión en un comunicado oficial, Von der Leyen instó a “buscar una solución negociada” y subrayó la necesidad urgente de evitar una nueva ola de represalias comerciales. Europa, atrapada en medio del pulso entre las dos potencias, teme una avalancha de productos chinos desviados al mercado europeo si Estados Unidos cierra aún más sus puertas.
Europa mira a China
Más allá de las palabras diplomáticas, Bruselas observa con creciente inquietud las consecuencias de este conflicto económico global. La propia Von der Leyen recalcó la necesidad de controlar la posible “desviación del comercio”, es decir, el redireccionamiento de productos chinos hacia Europa para compensar las pérdidas en EE UU. En sectores ya saturados, como el acero, la automoción o las tecnologías verdes, esa sobreoferta podría poner en jaque a industrias europeas enteras.
Para evitarlo, Von der Leyen propuso a Li Qiang crear un sistema conjunto de vigilancia que permita actuar rápidamente si se detectan desequilibrios. Además, insistió en que tanto la Unión Europea como China, como dos de los mayores actores del comercio mundial, tienen “una responsabilidad especial” en mantener un sistema basado en reglas claras, justicia e igualdad.
UBS prevé recesión en la zona euro
El banco de inversión suizo UBS ha emitido un informe que pone cifras al daño colateral que esta guerra comercial podría provocar en Europa. La entidad prevé que la zona euro entre en “recesión técnica” en el segundo trimestre del año, al encadenar dos periodos consecutivos de contracción económica. La razón principal: el impacto de los aranceles y la incertidumbre que generan en la inversión y el consumo.
En concreto, UBS ha recortado su previsión de crecimiento del PIB europeo para este año del 0,9% al 0,5%, y estima que el debilitamiento se prolongará al menos durante tres o cuatro trimestres. No espera una recuperación clara hasta 2026, cuando el aumento del gasto alemán en infraestructuras y defensa podría empezar a hacer efecto.
El BCE, obligado a reaccionar
Ante este panorama, el Banco Central Europeo (BCE) se prepara para actuar. UBS anticipa que el BCE bajará los tipos de interés en sus reuniones de abril y junio, en un intento por estimular la economía. Además, deja abierta la puerta a otro recorte en julio si las tensiones comerciales no remiten.
Sin embargo, la política monetaria puede tener un alcance limitado si el conflicto entre EE UU y China se agrava. Los aranceles generan inflación en unos productos, hunden precios en otros y provocan una enorme volatilidad que los bancos centrales no pueden controlar fácilmente.
La posición de China
Por su parte, el Gobierno chino ha endurecido su discurso en los últimos días. “China se opone firmemente a las nuevas amenazas de Estados Unidos. Si Trump sigue adelante, tomaremos medidas contundentes para proteger nuestros intereses”, ha dicho un portavoz del Ministerio de Comercio citado por la agencia estatal Xinhua. “Si Estados Unidos insiste en seguir su propio camino, lucharemos hasta el final”, ha rematado, dejando clara la disposición del país asiático a responder con firmeza.
Este tono desafiante refleja la visión de Pekín de que ya no puede ceder terreno sin comprometer su posición global. Aun así, la presión europea podría tener cierto efecto si Bruselas logra presentar su intermediación como un esfuerzo equilibrado y no como un alineamiento con Washington.
En un escenario marcado por la desconfianza, las elecciones en EE UU y la incertidumbre económica, encontrar una solución dialogada parece complicado. Pero Von der Leyen ha dejado claro que no hay alternativa viable: “Necesitamos soluciones estructurales que reequilibren nuestras relaciones comerciales y eviten una espiral destructiva”, ha advertido.
La Unión Europea, aunque no sea protagonista directa del conflicto, se juega mucho. En un mundo cada vez más dividido por bloques, mantener un comercio abierto y estable es crucial para evitar una nueva crisis económica que, esta vez, podría tener consecuencias aún más graves que las anteriores.
Europa no puede quedarse al margen
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ya no es un asunto bilateral. Las decisiones de Trump afectan a fábricas, empleos y precios en Europa. La respuesta de Von der Leyen es un primer paso, pero Bruselas necesitará mucho más que llamadas telefónicas para frenar una tormenta que se avecina. Y mientras tanto, los mercados, las empresas y los trabajadores europeos se preparan para una etapa de turbulencias que nadie pidió.