Las deudas deberían impulsar el desarrollo de los países; sin embargo, están presionando a sus economías, en muchos casos, obligándolos a descuidar o abandonar sus programas de desarrollo, ha explicado la secretaria general de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Rebeca Grynspan.
Grynspan ha calificado el momento actual como uno de crisis de deuda y desarrollo, y ha afirmado que una buena gestión de los compromisos financieros se basa sobre todo en la administración, definiéndola como la supervisión de recursos “que no nos pertenecen por completo”.
“Se trata de garantizar que, cuando solicitemos préstamos, lo hagamos para construir algo de valor, algo que, con el tiempo, genere los medios para su propio reembolso”, ha apuntado.
Por lo mismo, ha dicho, la transparencia, la lucha contra la corrupción, la buena gestión y la asignación de prioridades nacionales son clave.
Grynspan ha reconocido que la arquitectura financiera existente impone altos costes de capital a los países en desarrollo que experimentan problemas crónicos de subinversión, mientras se carece de una red de seguridad universal que proteja a los países de los shocks externos, y de un sistema financiero multilateral capaz de proporcionar recursos asequibles a largo plazo a gran escala, atrayendo la inversión privada.
Los pagos de intereses superan las inversiones climáticas
Según la UNCTAD, unos 3.300 millones de personas viven en países que gastan más en el servicio de la deuda que en salud o educación. Además, los pagos de intereses superan las inversiones climáticas en casi todos los países en desarrollo.
“En los últimos seis años, más de dos tercios de los países en desarrollo han experimentado un deterioro en la sostenibilidad de su deuda externa”, ha señalado Grynspan, quien también ha detallado que, en 2023, el país en desarrollo promedio destinaba el 16% de sus ingresos de exportación al servicio de su deuda.
Para la responsable de UNCTAD, las crisis de deuda siempre son agudas. Sin embargo, ha agregado que, aunque los desafíos de la deuda han aumentado en complejidad y escala, las herramientas multilaterales no se han adaptado para abordarlos.
La deuda en manos de acreedores privados
El cambiante panorama de los acreedores añade complejidad a la reestructuración de esos créditos: casi dos tercios de la deuda de los países en desarrollo está ahora en manos de acreedores privados que operan con incentivos diferentes a los de los acreedores donantes bilaterales tradicionales.
“En el sistema actual, algunos tenedores de bonos privados se han convertido de facto en acreedores principales, situándose por encima de los prestamistas multilaterales y oficiales, y algunos están dispuestos a litigar agresivamente”, ha explicado Grynspan.
Moratorias de desarrollo
Por otra parte, no existe un mecanismo de suspensión de pagos mientras las negociaciones se prolongan, y los países no pueden acceder a los mercados de capital ni refinanciar sus deudas, lo que obliga a los países a optar por incumplir sus obligaciones de desarrollo para no incumplir sus obligaciones de deuda.
Así, no hay moratorias de deuda, pero sí de desarrollo, ha puntualizado.
Para cambiar esta tendencia se han propuesto mejoras que no han llegado a establecerse, por ejemplo, la suspensión de los intereses mientras las negociaciones continúen.
El Pacto para el Futuro, por su parte, insta al Fondo Monetario Internacional (FMI) a iniciar un proceso de revisión de la arquitectura de la deuda.
Esas soluciones incompletas generan grandes desigualdades, ha argumentado Grynspan.
En busca de respuestas concretas y prácticas
En este contexto, ha llamado a compartir herramientas, estrategias, experiencias e innovaciones que puedan implementarse en situaciones reales. Asimismo, ha exhortado a los países a llegar a la Conferencia Internacional de Financiamiento al Desarrollo, que se celebrará en Sevilla, España, en junio próximo, con propuestas que conduzcan a respuestas concretas y prácticas al desafío que plantean las deudas y el desarrollo.
“Detrás de nosotros yace un sistema que necesita reformas; frente a nosotros, la oportunidad de construir un sistema que beneficie a las personas y a la estabilidad, no a la especulación; al desarrollo a largo plazo, no a impagos recurrentes”, ha enfatizado la responsable de la UNCTAD.