Donald Trump y el programa DOGE de Elon Musk no solo están eliminando empleos en Washington. La peligrosa agenda de exterminio de Trump y Musk, consistente en destruir drásticamente los empleos de los trabajadores públicos y desmantelar los servicios esenciales, está propagándose y afectando a los estadounidenses en ciudades de todo el país. El 80% de los empleados federales vive fuera de Washington, D.C. Las comunidades ya están sintiendo el impacto: decenas de miles de empleos en, por ejemplo, Oklahoma City están en peligro de ser destruidos, en puestos que van desde la contabilidad del IRS (la Agencia Tributaria estadounidense) hasta el trabajo en bases locales de la Fuerza Aérea y el Ejército. Pero la plaga también se propaga por Iowa, Wisconsin, Georgia, California, Arizona o Montana.
La agenda de Donald Trump ya está encareciendo los alimentos, obstaculizando el crecimiento económico de empresas y agricultores con aranceles que impactan negativamente en la industria y sumiendo al mercado bursátil en el caos. Es insultante que, ante las fallidas políticas económicas de la actual administración, la respuesta sea destruir empleos para los estadounidenses que prestan servicios esenciales a la ciudadanía.
El Wall Street Journal, que no es un medio de comunicación al que se pueda calificar ni comunista ni de izquierdas, ha publicado un completo reporte sobre cómo la plaga del DOGE de Musk se está propagando por todo Estados Unidos. En concreto, ponen el ejemplo de Oklahoma City, que se encuentra a más de 2.000 kilómetros de Washington DC.
En esa ciudad la plaga Trump-Musk está sacudiendo a la fuerza laboral mediante despidos masivos. Tan solo el área metropolitana de Oklahoma City cuenta con aproximadamente 30.000 empleados federales que ayudan a inspeccionar carne, dotan de personal a prisiones, reparan aviones militares y capacitan a controladores de tráfico aéreo. Forman parte del 80% de los 2,3 millones de empleados no postales ni uniformados del gobierno estadounidense que viven fuera de Washington.
En Arizona la plaga DOGE está asestando un duro golpe a la economía estatal, en concreto, están en peligro decenas de miles de empleados públicos dependientes del gobierno. Además, Arizona recibe más fondos federales de los que devuelve. Según datos del Congreso, 34.000 empleos están en peligro de ser extinguidos.
En Iowa, el Centro Médico de Asuntos de Veteranos de Iowa City se prepara para el despido de cientos de sus empleados. Es una parte de los 80.000 puestos de trabajo que la plaga DOGE va a destruir en todo el país. Toda una muestra de respeto, honor y patriotismo con los militares retirados. Eso sí que es hacer América Grande Otra Vez, valga la ironía. La dotación de personal en el centro médico para veteranos ya es escasa, y ahora lo será aún más gracias a las ínfulas de dos personajes a los que sólo les importa el dinero.
Otro estado que votó a Trump, Montana, ya se está enterando de cómo el dúo de la muerte está a punto de cerrar varias oficinas gubernamentales, una de las cuales es el Centro de Ciencias de las Montañas Rocosas del Norte del Servicio Geológico de Estados Unidos en Bozeman. Pero algo de lo que aún no se ha hablado mucho es cómo podrían ser las consecuencias de estos cierres.
En Michigan la plaga DOGE ha afectado, de momento, al Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS), la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y, cómo no, al Departamento de Asuntos de Veteranos. Pero la plaga sigue y ya se da por hecho que se avecina otra oleada de despidos masivos.
En Georgia, estado confederado que votó masivamente a Trump, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades son los más afectados por los recortes de DOGE.
Wiskonsin tampoco se libra de la plaga y la mitad de los trabajadores públicos que administra los suministros médicos y los bienes esenciales en las instalaciones del Departamento de Asuntos de Veteranos se ha ido ya a la calle como resultado del Programa de Renuncia Diferida y los despidos masivos de empleados en período de prueba provocados por Elon Musk. A esto, además, hay que unir una congelación de contrataciones ordenada por el presidente Donald Trump.
Están arrasando el país para poder financiar el recorte brutal de impuestos a los multimillonarios que donaron dinero para la campaña de Trump. No se trata de una reestructuración de la administración pública, es la destrucción absoluta de la protección que el Estado está obligado a dar a los ciudadanos. Es la mayor privatización de la historia de la humanidad y un golpe de Estado en toda regla porque lo que realmente se pretende es imponer por la fuerza una plutocracia.