Ante las imágenes de la prisión de Saidnaya y otros centros carcelarios en Siria, que dan testimonio de la “barbarie inimaginable” sufrida durante años por miles de sirios, el enviado especial de la ONU para ese país, Geir Pedersen, ha instado a la comunidad internacional a garantizar que tales horrores no vuelvan a repetirse.
Para muchos sirios, la prisión de Saidnaya evoca los peores abusos del depuesto régimen de Bashar Al-Assad. Desde que las nuevas autoridades de facto, lideradas por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTC) -clasificado como terrorista por el Consejo de Seguridad de la ONU-, liberaron el edificio, miles de personas han intentado acceder a él en los últimos días buscando a sus familiares.
Geir Pedersen ha señalado que la divulgación de las imágenes mostró al mundo el sufrimiento indescriptible y el dolor inhumano infligido a los detenidos, sus familias y sus seres queridos. El registro y testimonios existentes son sólo la punta del iceberg de los horrores del sistema penitenciario sirio.
Las familias de detenidos y desaparecidos precisan apoyo
“Es el momento de tomar medidas decisivas y compasivas. Las familias de los detenidos, los desaparecidos y los recientemente liberados necesitan nuestro apoyo urgente en términos de atención médica, respaldo psicológico, asistencia jurídica y refugios seguros”, ha declarado.
El enviado ha subrayado la importancia de que se protejan los lugares de detención, las fosas comunes y la documentación relacionada para ayudar a las familias en su búsqueda de justicia y rendición de cuentas.
“Deben preservarse y documentarse exhaustivamente las pruebas de las atrocidades cometidas para garantizar la rendición de cuentas en virtud del derecho internacional humanitario”, ha insistido.
Pedersen ha dicho también que los incontables niños, mujeres y hombres que siguen detenidos arbitrariamente en centros de detención bajo diferentes autoridades deben ser liberados de inmediato.
Justicia para las víctimas
Asimismo, ha lalmado a dar prioridad a la búsqueda de personas desaparecidas y a asegurar que las familias reciban la claridad y el reconocimiento que tanto necesitan. “La justicia para las víctimas y sus familias no es sólo un derecho, también es un elemento esencial para la reparación y para evitar nuevas violaciones”.
En este sentido, el enviado especial ha lalmado a todas las partes a respetar el derecho internacional y a otorgar un acceso sin trabas a los observadores independientes.
Del mismo modo, las ha exhortado a cooperar con los órganos especializados de la ONU, incluida la Institución Independiente para Personas Desaparecidas, el Mecanismo Internacional Imparcial e Independiente y la Comisión de Investigación sobre Siria, así como con todos los órganos internacionales y nacionales pertinentes para avanzar en la búsqueda de detenidos y desaparecidos y en la recopilación de evidencias.
“El mundo tiene la obligación de escuchar al pueblo sirio, actuar y trabajar incansablemente por un futuro en el que esos horrores no puedan volver a producirse”, ha concluido Pedersen.
Ayuda alimentaria para los desplazados
Mientras tanto, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha anunciado que está ampliando sus operaciones de asistencia alimentaria para llegar a 2,8 millones de personas desplazadas y afectadas por la inseguridad alimentaria en todo el territorio sirio.
La guerra ha cortado las líneas comerciales de suministro de alimentos, ha disparado los precios de la comida y ha depreciado la moneda.
El PMA ha reportado escasez de productos básicos como el arroz, el azúcar y el aceite, y ha destacado que el pan es excesivamente caro, por lo que es crucial multiplicar los esfuerzos de ayuda durante la temporada invernal.
El representante de la agencia alimentaria en Siria ha explicado que la distribución de alimentos y los servicios de comidas calientes proporcionados por el PMA antes de la crisis se han reanudado para las personas desplazadas en Homs, Alepo, Raqqa y Al-Hasakah, después de días de inestabilidad y disturbios.
“En este momento crítico para Siria, los equipos del PMA trabajan para garantizar que las personas más vulnerables del país reciban la asistencia alimentaria que necesitan urgentemente”, ha precisado Kenn Crossley.
Petición urgente de fondos
Los cerca de 14 años de guerra han dejado a muchos sirios en un estado vulnerable. Unos 12,9 millones de personas padecían inseguridad alimentaria a principios de este año, incluidos tres millones en situación de inseguridad alimentaria grave.
Las crecientes necesidades, sin embargo, se han enfrentado con una disminución de la ayuda humanitaria debido a la falta de financiamiento.
En este contexto, el PMA solicitó 250 millones de dólares de emergencia para sus labores de asistencia durante los próximos seis meses.
Esos fondos son imperativos para comprar y proporcionar asistencia alimentaria a 2,8 millones de personas desplazadas y vulnerables.
“La ayuda alimentaria no es sólo un salvavidas para garantizar que se cubran las necesidades nutricionales durante una crisis, es una presencia tranquilizadora que permite a las comunidades saber que no están solas en lo que puede parecer un momento muy vulnerable y aislado en sus vidas”, ha puntualizado Crossley.