Putin sigue sin freno y Trump lanza un grito de alerta: "Está loco"

La intensificación de los ataques rusos sobre Ucrania aumenta la presión sobre la diplomacia internacional, mientras las relaciones entre Trump, Zelenski y Putin se vuelven cada vez más tensas

26 de Mayo de 2025
Actualizado el 27 de mayo
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Trump y Putin: una charla vacía entre líderes autoritarios

En los últimos días, la guerra en Ucrania ha escalado a niveles alarmantes con la mayor ofensiva aérea rusa desde que comenzó el conflicto. Rusia ha intensificado sus ataques, utilizando drones y misiles para golpear ciudades ucranianas, mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, mantiene una postura que inquieta tanto a sus aliados europeos como a Ucrania. Este resurgir de la violencia llega en un contexto en el que, paradójicamente, la diplomacia parece haberse estancado, y las principales potencias internacionales aún buscan respuestas ante la intransigencia de Moscú.

Una ofensiva devastadora y la respuesta de Zelenski

El pasado fin de semana, Rusia lanzó una serie de ataques aéreos que incluyeron más de 300 drones y 70 misiles. Las defensas ucranianas lograron derribar la mayoría de los proyectiles, pero aún así, los ataques mataron a 12 personas, incluidos tres niños, y dejaron más de 60 heridos. La situación es crítica, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un nuevo llamado desesperado a la comunidad internacional, pidió que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rompiera su silencio y se pronunciara sobre las acciones de Rusia.

Zelenski no dudó en señalar que la "falta de respuesta de Occidente está favoreciendo a Putin", un líder que, según el mandatario ucraniano, sigue con su ofensiva sin encontrar freno en la arena diplomática. La advertencia era clara: "Lo que no se haga ahora, provocará más ataques y más sufrimiento para Ucrania".

Trump se desmarca, pero su actitud genera dudas

Después de semanas de silencio sobre la ofensiva rusa, Trump finalmente rompió su mutismo, pero lo hizo de una manera que ha generado gran preocupación. En una intervención espontánea desde su club de golf en Nueva Jersey, el presidente estadounidense calificó a Putin de "loco", señalando que el líder ruso estaba "matando a mucha gente" y preguntándose "qué demonios le pasa". Sin embargo, en sus declaraciones también dejó claro que, a pesar de su crítica, su disposición a implicarse más activamente en la solución del conflicto sigue siendo ambigua.

Trump, quien en ocasiones ha mostrado simpatía hacia Putin, ha dejado claro que Ucrania no debe unirse a la OTAN y que, en su visión, Rusia debería poder mantener los territorios que ha tomado de Ucrania. Este tipo de postura alimenta el escepticismo sobre el compromiso real de Estados Unidos para presionar a Rusia.

La postura rusa: una guerra sin concesiones

El Kremlin, por su parte, continúa con su política de no ceder ante Ucrania ni a la presión internacional. A pesar de las enormes bajas sufridas por el ejército ruso, Moscú sigue reclutando fuerzas a gran escala, con una producción armamentística que no se detiene. La economía rusa, aunque golpeada por las sanciones, sigue creciendo y el esfuerzo militar parece ser su prioridad.

Mientras tanto, en el terreno diplomático, Rusia ha rechazado la oferta de una tregua de 30 días presentada por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, insistiendo en que las conversaciones solo serán fructíferas si Ucrania accede a las condiciones del Kremlin, que incluyen la cesión de más territorio.

La estrategia de Trump: ¿apaciguamiento o pragmatismo?

El presidente Trump ha sido muy claro en sus declaraciones recientes sobre Ucrania: a pesar de sus críticas hacia Putin, no está dispuesto a comprometerse más allá de lo necesario. Esta actitud ha creado una brecha cada vez mayor entre Estados Unidos y sus aliados europeos. Mientras que los países europeos siguen presionando para imponer sanciones más duras a Rusia, Trump parece optar por una estrategia más pragmática, centrada en el diálogo y la negociación directa.

Trump se mostró reacio a imponer nuevas sanciones tras su conversación con Putin, una llamada que, según los analistas, fue un claro triunfo para el Kremlin. Putin, al no enfrentarse a nuevas sanciones estadounidenses, se siente fortalecido, mientras que Europa y Ucrania se encuentran con las manos atadas, sin la presión adecuada sobre Moscú para llegar a un acuerdo.

División en la OTAN: la fragilidad de la unidad

La postura de Trump ha exacerbado la división en el seno de la OTAN. Mientras que los Estados Unidos, bajo la administración republicana, se muestran más dispuestos a negociar con Rusia, los países europeos y Canadá siguen presionando para que Moscú pague un precio más alto por su invasión de Ucrania. Este desajuste de prioridades pone en riesgo la unidad de la Alianza Atlántica, fundamental para la seguridad global frente a la amenaza rusa.

La guerra en Ucrania se encuentra en una encrucijada. Las negociaciones de paz siguen siendo inciertas, con Rusia insistiendo en sus condiciones y Ucrania resistiendo en su defensa de la soberanía. Las garantías de seguridad, que Moscú exige para frenar su ofensiva, siguen siendo el principal obstáculo para una resolución del conflicto.

La falta de avance en las conversaciones también ha dejado claro que la guerra podría prolongarse aún más. Ucrania está dispuesta a resistir, pero las bajas humanas y la destrucción continúan creciendo. Putin, mientras tanto, se siente más fuerte que nunca, convencido de que el tiempo está de su lado.

La situación es crítica, y el futuro de Ucrania depende en gran medida de la postura internacional. Si la comunidad internacional no actúa con firmeza y unidad, la guerra podría alargarse sin fin, dejando un rastro de sufrimiento humano que será difícil de reparar. La intervención de Estados Unidos es esencial, pero bajo la dirección de Trump, ese compromiso parece ser cada vez más difuso y ambiguo.

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