Los migrantes y refugiados sufren formas extremas de violencia, explotación y muerte en las rutas marítimas y terrestres de África que conducen a la costa mediterránea del continente. Es una de las conclusiones que arroja un informe conjunto elaborado por varias agencias de la ONU. Así, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro Mixto de Migración (MMC) ha destacado las amenazas a las que se enfrentan las personas durante su desplazamiento por tierra. El estudio revela que esos migrantes y refugiados son altamente vulnerables y, a menudo, muy poco informados sobre los riesgos que implica la travesía que harán.
En palabras de Vincent Cochetel, enviado especial de ACNUR para el Mediterráneo Central y Occidental, independientemente de su estatus, los migrantes y refugiados “enfrentan violaciones graves de derechos humanos y abusos a lo largo de la ruta”.
Más muertes en el Sahara que en el Mediterráneo
Según el informe, elaborado con datos de tres años, hay más personas cruzando el Sahara que el Mediterráneo y el número de muertes de refugiados y migrantes en el desierto duplica a las que ocurren en el mar. Además que cada vez son más las personas que intentan esos peligrosos viajes por tierra, y llama a las autoridades fronterizas de los países por donde cruzan las rutas a tomar medidas para protegerlas.
Los organismos sostienen que el trayecto migratorio del Mediterráneo es una de los más letales del mundo.
El director de la Oficina de Coordinación para el Mediterráneo de la OIM, Laurence Hart, ha señalado que un número muy elevado de personas todavía corre el riesgo de emprender viajes muy peligrosos.
Factores de desarraigo
“Obviamente, hay muchas personas que no quisieran desplazarse, pero que se ven empujadas por conflictos políticos o inestabilidad”, ha añadido Hart.
Entre los factores que obligan a la gente a desarraigarse se cuentan el deterioro de la situación en los países de origen y de acogida –como los nuevos conflictos en el Sahel y Sudán–, el impacto devastador del cambio climático y los desastres en emergencias nuevas y prolongadas en el Este y el Cuerno de África, así como el racismo y la xenofobia hacia los refugiados y migrantes.
El informe subraya las enormes carencias en materia de protección y asistencia a lo largo de la ruta del Mediterráneo central. “La semana pasada nos enteramos de que 5.000 personas murieron en la ruta del Atlántico hacia las Islas Canarias en los primeros cinco meses de este año, lo que supone un aumento del 700% en comparación con el mismo periodo del año pasado”, ha detalladoó Bram Frouws, director del Centro Mixto de Migración.
No hay rendición de cuentas
Pese a los compromisos de la comunidad internacional de salvar vidas y abordar las vulnerabilidades de las personas en movilidad, el informe sostiene que no existe una rendición de cuentas por parte de los responsables de los abusos y peligros que sufren los migrantes y refugiados.
Los grupos criminales y los traficantes suelen cometer abusos terribles, pero los funcionarios estatales, como la policía, el ejército y los guardias fronterizos también tienen su cuota de atropellos. “Sean quienes sean, cualquiera que sea su categoría, deben rendir cuentas. Sin embargo, por el momento, gran parte de esto sucede en una situación de impunidad casi total”, ha puntualizado Frouws.
Los organismos indican que las rutas de contrabando se están desplazando hacia zonas más remotas para evitar áreas de conflicto activo o controles fronterizos por parte de agentes estatales y no estatales, lo que somete a las personas en movimiento a riesgos aún mayores.
Tortura y explotación sexual
La situación denunciada incluye tortura, violencia física, detención arbitraria, muerte, secuestro para pedir rescate, violencia y explotación sexual, esclavitud, trata de personas, trabajo forzoso, extracción de órganos, robo, expulsiones colectivas y devolución.
El apoyo y el acceso a la justicia para los supervivientes rara vez están disponibles en cualquier lugar de las rutas, apunta el informe, citando una financiación inadecuada y restricciones al acceso humanitario. Este es particularmente el caso en lugares clave como los centros de detención informales y formales. No obstante los desafíos, ACNUR, la OIM y sus socios, incluidas ONG y varios gobiernos, han intensificado los servicios de protección que salvan vidas y los mecanismos de asistencia, identificación y derivación a lo largo de las rutas.
Pero la acción humanitaria no es suficiente, insisten las agencias. “Es importante analizar cómo regularizar o legalizar a los migrantes en los países de tránsito si es necesario, pero también más allá, en países europeos que precisen talento y mano de obra”, ha enfatizado Hart, argumentando que si bien la apertura de canales regulares no es la panacea, sí es “un facilitador, un pilar del que depende la gobernanza migratoria”.