Israel y los Emiratos Árabes Unidos han alcanzado un acuerdo para normalizar sus  relaciones diplomáticas, y Tel Aviv se compromete a no anexar la parte de Cisjordania tal y como había previsto Donald Trump en su plan de paz.

Israel mantenía acuerdos con solo dos estados árabes, Egipto, desde 1979, y Jordania, desde 1994.   En 1999, siguió Mauritania, pero congeló las relaciones con Israel en 2009, en protesta contra la guerra en Gaza. Emiratos se convierte así en el tercer país árabe en establecer relaciones plenas con  Israel.

Durante décadas, se esperaba que la normalización de las relaciones de los países árabes con Israel siguiera a la creación de un estado palestino. Para los Emiratos este acuerdo, para los palestinos, solo puede verse como una victoria, porque evita la anexión que probablemente mataría esa solución, pero también es una derrota, porque marca un reconocimiento de Israel incluso sin un estado palestino.

El canciller Anwar Gargash (Emiratos)  justificó el acuerdo como  la necesidad de evitar la «bomba de tiempo» que supondría una anexión de Cisjordania (que sería el fin efectivo de la solución de dos Estados, uno israelí y otro Palestino).

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, celebra el acuerdo al considerar que siempre es buena «cualquier iniciativa que pueda promover la paz y la seguridad en la región de Oriente Medio».

Donald Trump y su yerno, Jared Kushner gestaron el acuerdo durante año y medio, fruto de la buena relación que mantienen con Israel tras reconocer a Jerusalén como la capital del país. No obstante, cabe destacar que Netanyahu ha matizado que la anexión queda aplazada, pero no suspendida.

Nabil Abu Rudeinah, portavoz del presidente Mahmoud Abbas, en declaraciones a la televisión pública palestina ha explicado que “el gobierno palestino rechaza lo que han hecho los Emiratos Árabes Unidos y lo considera una traición a Jerusalén, la mezquita Al-Aqsa y la causa palestina. Este acuerdo es un reconocimiento de facto de Jerusalén como la capital de Israel”, ha zanjado.

También el movimiento islamista Hamás ha aseverado que el pacto “no sirve en absoluto a la causa palestina. Esto alienta la ocupación a continuar negando los derechos de nuestro pueblo palestino y a aumentar sus agresiones contra nosotros”, ha asegurado uno de sus portavoces. Tampoco lo apoya Irán, que ha tildado el anuncio de “penoso”.

Hanan Ashrawi, que fue la voz de la reacción de la Autoridad Palestina en Twitter, ha criticado el acuerdo y ha afirmado que “Israel fue recompensado por no declarar abiertamente lo que ha estado haciendo ilegal y persistentemente desde el comienzo de la ocupación”.

Para Gargash, ha llegado el momento de que israelíes y palestinos regresen a la mesa de negociaciones. El último intento, llevado a cabo por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, fracasó en 2014, cuando los palestinos se retiraron de las conversaciones debido a la continua construcción de asentamientos judíos por parte de Israel en territorio que los palestinos reclaman como estado.

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