La crispación política en España: beneficio para la derecha, lastre para la izquierda

08 de Abril de 2024
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Ayuso Feijoo JEC

La crispación se ha convertido en una constante, revelando una profunda polarización que no solo afecta la convivencia social, sino que también tiene claras repercusiones electorales. Mientras la derecha, encabezada por el Partido Popular (PP), parece beneficiarse de este clima de confrontación, la izquierda, y en particular el PSOE, encuentra en la misma una piedra en el zapato que le cuesta caro en términos de apoyo popular.

Ayuso y la crispación

El caso de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y las polémicas que la rodean, ilustran cómo la derecha española, mediante una combinación de retórica populista y defensa a ultranza ante acusaciones de irregularidades, logra no solo mantener su base electoral sino, en muchos casos, expandirla. Ayuso, en particular, ha sido capaz de sortear múltiples polémicas, desde acusaciones de corrupción hasta críticas por su gestión durante la pandemia de Covid-19, apelando a un discurso de victimización y confrontación que, lejos de perjudicarla, parece reforzar su posición política.

Las encuestas benefician al PP

Esta dinámica no es exclusiva de la Comunidad de Madrid, sino que se refleja a nivel nacional con un PP que, según encuestas recientes, continúa afianzando su ventaja frente a un PSOE en lento desgaste. Este fenómeno se debe, en parte, a la habilidad de la derecha para capitalizar el descontento y la frustración de una parte significativa de la población, apelando a un discurso que, si bien polariza, también moviliza a su electorado en torno a valores conservadores y de unidad nacional, en contraposición a una izquierda que parece fragmentarse ante el escrutinio público.

El PSOE cede espacio

La situación se agrava para el PSOE y sus aliados ante casos como el del "novio de Ayuso" y las acusaciones de fraude fiscal, que, aunque puedan parecer menores en el gran esquema de los problemas nacionales, se magnifican en un contexto de polarización política y mediática. A esto se suma la estrategia de la derecha de enfocarse en temas divisivos y polémicos, como la derogación de leyes de memoria histórica, que, si bien pueden no ser prioritarios ante desafíos como la crisis económica o el desempleo, sirven para movilizar a su base y desviar la atención de sus propios puntos vulnerables.

Este escenario plantea serios desafíos para la izquierda y para el PSOE en particular. No solo deben replantearse su estrategia de comunicación y su capacidad para conectar con las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos, sino que también enfrentan la tarea de reconstruir una imagen de unidad y eficacia gubernamental que les permita recuperar terreno. La crispación, lejos de ser un mero fenómeno político, se ha convertido en un factor determinante de la dinámica electoral, beneficiando a quienes logran navegar sus aguas turbulentas con astucia y convirtiéndose en un lastre para quienes se ven atrapados en sus remolinos.

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