El empresario Aldama ha entregado al juez del Supremo una nota manuscrita de Koldo García, asesor del exministro Ábalos, con presuntas adjudicaciones “amañadas” y mordidas, según ha publicado el diario El Español. El “nexo corruptor” (así se conoce a Aldama en los ambientes periodísticos y judiciales) ha confirmado que el extitular de Transportes cobró comisiones de 175.000 euros y que pagó 15.000 euros en efectivo a Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE. Casi al mismo tiempo, la Guardia Civil detenía a Carmen Pano, la empresaria vinculada a Aldama que asegura haber entregado 90.000 euros en Ferraz, sede del PSOE, por orden del industrial.
El caso Koldo parece haber dado un nuevo giro de guion, empeorando la situación de Ábalos y del PSOE. La aparición de los supuestos pantallazos de WhatsApp entre los implicados en el caso y la aportación de los supuestos manuscritos de Koldo con apuntes de las adjudicaciones a las diferentes empresas (algo toscos y burdos, todo hay que decirlo), constituye, qué duda cabe, una importante prueba documental a tener en cuenta. Ahora tendrá que ser el Tribunal Supremo quien compruebe si ese manuscrito es de puño y letra del asesor de Ábalos y lo que es más importante, si coincide con las contratas que Transportes concedió a las diferentes empresas y de las que salieron, según Aldama, 4 millones de euros en mordidas por obras a repartir por los diferentes integrantes de la red y también para el PSOE. De estas presuntas mordidas, una parte se la quedaba él; otra iba destinada a Ábalos; otra, al exasesor ministerial; y una última parte directamente al PSOE, siempre según el testimonio de Aldama.
De momento, el actual ministro del departamento, Óscar Puente, ya ha dejado claro que las auditorías oficiales arrojan una conclusión: todas las adjudicaciones de contratos se hicieron de forma legal, lo que contradice la versión de Aldama. Por su parte, Ábalos ha negado cualquier cobro de comisiones o mordidas. ¿Quién dice la verdad? Es evidente que hay dos versiones enfrentadas y totalmente contrapuestas, de manera que alguien está mintiendo. ¿Es el presunto delincuente Aldama quien está colocando un relato falaz?, ¿es Puente? Cuesta trabajo creer que el actual ministro de Transportes pueda faltar a la verdad sobre algo tan delicado que está bajo investigación judicial. De cualquier forma, parece obvio que el tiempo lo terminará aclarando todo. El asunto es tan enorme, afecta a tantas personas y a tantos organismos estatales que, si se han cometido delitos, saldrán a la luz.
De momento, una cosa es cierta: cuando el juez le ha preguntado a Aldama si tiene pruebas de que pagó comisiones al PSOE, el empresario ha reconocido que no puede demostrarlo. Y, según las fuentes consultadas, no ha señalado a ningún personaje nuevo del Gobierno. Desde luego, Pedro Sánchez no aparece en ningún momento de su declaración en el Supremo. De modo que un pilar fundamental de su línea de defensa (con la que había negociado su puesta en libertad con la Fiscalía como testigo protegido) se viene abajo. La situación procesal de Aldama es ciertamente complicada, pero ese conejo que se ha sacado de la chistera, ese manuscrito de Koldo publicado por El Español, podría darle un balón de oxígeno a la hora de negociar rebajas de pena en el caso de que sea condenado.
Es evidente que el empresario Víctor De Aldama ha tratado de desmontar en el Supremo la versión del exministro José Luis Ábalos aportando pantallazos de WhatsApp sobre contratos de obras públicas y ratificándose en las comisiones que supuestamente pagó a Ábalos y al secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, informa Efe. Fuentes jurídicas han informado de que De Aldama no solo se ha ratificado en todo lo revelado en su declaración en la Audiencia Nacional del pasado 21 de noviembre, sino que ha hablado que su función era recaudar las mordidas entre las empresas de la trama, llegando a cobrar entre 3,5 y 4 millones en comisiones, sin precisar cuánto fue lo destinado a cargos del Ministerio o del Gobierno.
Además de a Koldo y de al exministro, ha asegurado que las comisiones iban destinadas al PSOE. En sus tres horas de declaración ante el magistrado Leopoldo Puente, ha cargado contra el exministro, pero también ha hecho especial hincapié en el rol del exasesor Koldo García en la trama, con quien ha señalado que ya tenía trato antes de las mascarillas y al que ya estaban pagando para que abriera puertas en el Ministerio.
Aldama le ha dicho al juez que pagó el alquiler de hasta tres pisos de Airbnb en Madrid a los que acudían tanto Ábalos como el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, en compañía de “señoritas”. El empresario llegó al Supremo en un coche acompañado de su abogado y del dueño de la empresa Desokupa, Daniel Esteve, que le hizo las veces de escolta “para que llegara vivo al juzgado”. Este último le ha acompañado hasta la puerta lateral del edificio sin entrar al tribunal. A la salida, Esteve recogió al empresario a las puertas del edificio. Un dato más que viene a confirmar la participación de organizaciones de extrema derecha en este complejo asunto.