La guerra arancelaria declarada por Trump a Europa va a tener repercusiones importantes en la economía española. Y no solo en las grandes multinacionales, también en las empresas de menor tamaño y sus plantillas. España es país de pymes, y estas van a pagar el pato del nacionalismo exacerbado del nuevo presidente norteamericano. Según datos de la Compañía de Gestión Integral de Crédito Comercial (CESCE), en 2024 unas 26.726 pequeñas y medianas empresas españolas vendieron cantidades significativas de sus productos en EEUU. Se habla de un primer impacto de decenas de miles de millones en pérdidas y de un roto al tejido empresarial al que habrá que sumar los miles de proveedores que suministran equipos, componentes, recambios y otros elementos industriales, que también resultarán dañados. Un pasaporte directo a la recesión, al desempleo y a la inflación.
A día de hoy no hay informes sobre cuál va a ser el impacto concreto del tsunami trumpista. Pero economistas y expertos creen que más de 30.000 pymes, pequeñas y medianas empresas españolas, van a sufrir los delirios del magnate neoyorquino. Las comunidades más dañadas serán Madrid y Cataluña (las que albergan un volumen mayor) pero también Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia. Llama poderosamente la atención que Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la región que más va a sufrir el terremoto económico trumpista, se haya declarado en más de una ocasión ferviente admiradora de las políticas neoliberales de Donald Trump.
Además, cabe recordar que estas regiones mantienen relación comercial con Estados Unidos a través de sus potentes sectores primarios, principalmente el agropecuario. Aceite de oliva, vino, queso, cítricos y cerdo son bienes que nuestras empresas exportan a USA. Pero más preocupante es la situación de los sectores industriales. La Cámara de Comercio de España estima que el gravamen del 25% de Trump a las importaciones de acero (incluyendo hierro) y de aluminio (incluyendo sus manufacturas) podría suponer una reducción del 10,4% del valor total de las exportaciones españolas de estas partidas destinadas a EEUU. El agujero en este sector controlado por multinacionales podría ser histórico. Y no solo afetactará al sector del metal, también a la construcción, que verá cómo se enarecen los materiales. Por supuesto, el desastre se traducirá en hipotecas más caras y en más paro entre las plantillas de las grandes constructoras.
Trump lleva casi dos meses usando los aranceles como chantaje en sus relaciones con otros países. España es el décimo país que más acero exporta a Estados Unidos y las empresas creen que estos impuestos, previsiblemente, harán caer sus ventas. Al aplicarse ese gravamen del 25%, el acero y el aluminio español pueden perder competitividad y las empresas creen que esto podría hacer perder cuota de mercado en favor del producto local. “Una caída en las ventas en el mercado americano es la primera consecuencia de esta medida”, asegura a TVE Raúl Mínguez, director de Estudios de la Cámara de Comercio de España.
En 2024, España elevó su déficit comercial con EE.UU. a 10.000 millones de euros. Las empresas españolas exportaron bienes y servicios a su socio transatlántico por valor de unos 18.179 millones de euros. Los grandes exportadores españoles de productos como el aceite de oliva y el acero están especialmente preocupados por la posibilidad de tener que buscar mercados alternativos.
Trump va a ralentizar la boyante economía española. El Banco de España ha advertido que los aranceles impactarán en la economía, creando incertidumbre y volatilidad en los mercados financieros. De ahí que haya revisado al alza las previsiones de crecimiento del PIB para 2025, situándolas en un 2,7%. La inflación prevista para 2025 se ha revisado al alza hasta el 2,5%, debido a los mayores precios de la energía. La creación de empleo continuará, aunque con menos vigor que en trimestres anteriores, y la tasa de paro se situará en el 10,5%.
“Muchos clientes nos han pedido que, para intentar salvar el escollo de los aranceles, adelantemos la carga productiva para servir los pedidos antes de la entrada en vigor”, asegura el CEO de una proveedora de aluminio de Albacete. Los aranceles a estos sectores no son una novedad, ya que Trump ya los aplicó en su primer mandato entre 2017 y 2021.
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, no oculta su preocupación. Ya ha advertido de que a España le “afecta de manera especial” la aplicación de aranceles anunciada por el presidente de Estados Unidos, que ha calificado de medidas “erráticas” y ante las que Europa “se va a tener que defender” por una situación que no entiende.
“A ver cómo se reconduce, pero a ciertos sectores les va a afectar de manera importante”, asegura. A su juicio, “no tiene mucho sentido” romper el atlantismo que siempre han mantenido EE.UU. y Europa, y cree que, para la UE y para España, Estados Unidos es “un país clave”. A nivel nacional, ha precisado que EE.UU. es el país donde más inversiones tiene España, con 80.000 millones instalados; mientras que EE.UU también tiene un gran número de inversiones en España, por lo que “afecta de manera especial”.