El descrédito de la Justicia: jueces del Supremo escribiendo libros con puyas contra el Gobierno

Manuel Marchena publica 'La Justicia amenazada', un ensayo con alguna que otra andanada contra Pedro Sánchez

16 de Mayo de 2025
Actualizado a las 11:11h
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El magistrado del Supremo Manuel Marchena en una imagen de archivo.
El magistrado del Supremo Manuel Marchena en una imagen de archivo.

El sector conservador de la judicatura sigue arreciendo en su ofensiva para acabar con el sanchismo. Aquella fotografía de los magistrados protestando contra la amnistía, con sus togas negras a las puertas de los juzgados, fue la declaración de guerra. Hoy estamos en plena ofensiva con causas supermediáticas en la mente de todos. En esos días convulsos Aznar dejó su frase para la historia“el que pueda hacer que haga”– que daba legitimidad a la rebelión de sus señorías contra el socialismo en el poder. Desde entonces, muchos han sido los jueces que se han subido a la cruzada contra Pedro Sánchez. No hace falta dar nombres. Pero entre ellos está, sin duda, Manuel Marchena, el gran tótem del Tribunal Supremo que enjuició a los independentistas del procés en una página negra de la historia de este país. Aquello fue en febrero del 2019 y hoy publica libro bajo la misma tesis: la Justicia está amenazada, el Gobierno sanchista está rompiendo España, esta democracia no sirve.

¿Jueces escribiendo libros contra uno de los poderes del Estado? Este país ha cambiado mucho en poco tiempo. Hace solo unos años sería impensable que un magistrado en ejercicio publicara un libro abriendo su corazón (y su mente política) sin pudor. Se consideraba un ejercicio impúdico y perjudicial para la imagen de independencia e imparcialidad del jurista al frente de un juzgado o tribunal colegiado. Hoy, quizá por influencia de la revolución de las redes sociales, que ha acabado con la buena educación, con el saber estar, con la intimidad y el arte del decoro, ya no se ve mal que un juez se posicione ideológicamente, incluso de la forma más hater y ultra. Y, aunque pueda parecer lo contrario, episodios de esta índole no dejan de ser una gran tragedia para el Estado de Derecho, que ve cómo en lugar de jueces se instala una casta de políticos con toga al servicio de una causa determinada y para descrédito del poder judicial.

Marchena jamás se ha callado, siempre ha estado en el candelero mediático y nunca ha tenido problema en mostrar su opinión. En su ensayo, no tiene ningún miramiento a la hora de arremeter contra el Gobierno y su presidente, “aunque hacia este solamente se refiere de manera explícita en el primer capítulo”, asegura El Plural. La tesis de su trabajo queda clara desde la primera línea: la justicia está “amenazada”, y lo escribe así, con máyúsculas. Además de las palabras, la portada la completa un fondo negro de togas atadas con cadenas. Esta claro que la España apocalíptica que retrata Marchena no se diferencia demasiado de Mordor, aquel paisaje devastado tomado por orcos de El señor de los anillos (en este caso las huestes malignas denunciadas por el juez serían los seres monstruosos del PSOE).

“Como ya se ha señalado, el primer episodio sí es un golpe directo a la barbilla del buen hacer gubernamental. Con la pregunta ¿La Fiscalía de quién depende? Pues ya está… [sentencia lapidaria proferida por el presidente del Gobierno en los peores momentos del movimiento secesionista impulsado por Carles Puigdemont] el juez reproduce la respuesta dada por Sánchez en una entrevista radiofónica. Es cierto que se trata de la única alusión expresa al responsable socialista (de hecho, también a un alto representante político o políticos que operan en la actualidad), pero es más que suficiente”, añade El Plural.

“Llama la atención, o quizá no tanto, que Marchena no haga una sola referencia a temas que le pusieron en el ojo del huracán”, como la amnistía del Ejecutivo de coalición a los independentistas catalanes condenados por el intento de independencia en 2017, pero cabe destacar que ese posicionamiento explícito podría conllevar su recusación como magistrado de la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo, donde se juzgan los presuntos casos de corrupción política, como los que en este caso atañen al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por el asunto de las posibles filtraciones en el seno del caso del novio de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador; o al exministro José Luis Ábalos.

Manuel Marchena nació en Las Palmas de Gran Canaria y, a la edad de 66 años es probablemente el magistrado más relevante de la judicatura española, primero por haber estado al frente de la Sala Segunda del Tribunal durante una década, pero también por su capacidad de influencia tanto dentro como fuera del ámbito judicial.

Fue en 2018, que el magistrado estuvo a punto de convertirse en el máximo representante del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano que ha sido noticia en los últimos años principalmente por el bloqueo perpetrado por el Partido Popular (PP) en los últimos años. Por aquel entonces, los dos partidos más importantes de nuestro país lograron un acuerdo mediante el cual los socialistas tendrían mayoría, pero los populares disfrutarían de un presidente “conservador”.

Pero todo se rompió cuando trascendió un mensaje del entonces portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, en el que daba a entender que con ese presidente controlarían la sala de lo Penal del Supremo “desde detrás”. “Para que no se dudase de su honorabilidad, el autor del libro protagonista de estas líneas renunció a su candidatura, y tan solo unos meses después presidió el tribunal que juzgó, condenando a los responsables del procès catalán”.

Fue, sin ninguna duda, aquel juicio el que lo llevó a ocupar portadas y páginas de periódicos. “A pesar de la tensión del momento, hay que reconocer que Marchena condujo bien el juicio; de ahí que llame la atención que justo ahora, en el esprint final de su carrera, actúe de este modo”.

Es verdad que más allá de la portada y el título del capítulo cuyo título va directamente contra el presidente del Gobierno, el juez no arremete frontalmente contra el líder del Ejecutivo ni contra el Ejecutivo en sí mismo, “pero algunas afirmaciones dan cuanto menos que pensar en este sentido, sobre todo por el momento en el que llega, con una derecha acusatoria y que pide ir con todo contra Moncloa”.

“Cada año se inician más de tres millones de asuntos en la jurisdicción penal. El debate sobre la politización del Ministerio Fiscal no alcanza a más de una docena de ellos que, por la afectación a uno u otro responsable político, despierta el interés mediático y el consiguiente seguimiento ciudadano (…). Al poder político le resulta indiferente el desenlace de esas millas de juicios que se celebran cada día, pero tiene un inocultable interés en que esa docena de procesos penales que puedan afectar a que sus intereses estén férreamente controlados por el fiscal general”, es una de las afirmaciones que contiene el libro.

En consonancia con lo pronunciando hace no mucho en la Universidad CEU Fernando III, cuando habló del “pesimismo” en el que se encuentra cuando analiza “dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos”, sumado al caldo de cultivo generado del escenario de tensión actual, “el libro parece, cuanto menos, una puya (y es pronunciarse en tono muy amable) al actual equipo de Gobierno”, añade El Plural.

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