La estrategia de Miguel Ángel Rodríguez (MAR) es bien conocida: lanzar bulos, intoxicar el debate y, cuando ya no hay forma de sostener la mentira, pedir disculpas con la boca pequeña. Su última maniobra ha sido especialmente cruel: ha señalado a una mujer que perdió a su madre en una residencia durante la pandemia y la ha acusado de inventarse su testimonio. Cuando las pruebas han desmontado su falacia, ha tenido que recular. Pero el daño ya estaba hecho.
El problema es que mentía
Todo comenzó tras la emisión del programa 'Lo de Évole', donde se expusieron testimonios de familiares de ancianos fallecidos en las residencias de la Comunidad de Madrid en 2020, denunciando la aplicación del infame "protocolo de la vergüenza". Este impedía a los sanitarios trasladar a los ancianos a hospitales, condenándolos a una muerte segura. La cifra es escalofriante: 7.291 mayores murieron sin recibir atención hospitalaria.
Bien: ya tengo comprobado que la primera señora que sale en #lodesimon no tenia a su madre en ninguna residencia de la Comunidad de Madrid. Van,os a ver el resto
— MÁR (@marodriguezb) February 16, 2025
Pero Rodríguez, en su afán por proteger la imagen de Ayuso, decidió atacar a las víctimas. "Ya tengo comprobado que la primera señora que sale en *#LoDeSimón* no tenía a su madre en ninguna residencia de la Comunidad de Madrid. Vamos a ver el resto", escribió en X (antes Twitter) en plena madrugada, intentando desacreditar a quienes se atrevían a alzar la voz.
La mentira desmontada y la disculpa forzada
Las asociaciones de víctimas no tardaron en responder, desmintiendo sus palabras con pruebas. La mujer a la que acusaba de mentir había tenido efectivamente a su madre en una residencia de Getafe, donde falleció en abril de 2020. Es más, había declarado la semana anterior ante la Fiscalía dentro de la investigación abierta sobre lo sucedido en las residencias madrileñas.
Confirmo que el primer testimonio del programa de Évole es la hija de una fallecida. Pido disculpas por el error
— MÁR (@marodriguezb) February 17, 2025
Jordi Évole, director del programa, fue directo: "Mientes, Miguel Ángel Rodríguez". Y no fue el único. La indignación creció rápidamente en redes sociales, con numerosas personalidades y ciudadanos denunciando la falta de escrúpulos del jefe de gabinete de Ayuso.
Un tuit atacando a la hija de una fallecida durante la pandemia en una residencia de la Comunidad de Madrid es algo más que un error. El Director del Gabinete de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, un cargo pagado con dinero público, no debería caer tan bajo. El adjetivo… https://t.co/jsp3LbPJBu
— Jordi Évole (@jordievole) February 17, 2025
Acorralado, MAR publicó un tibio mensaje de rectificación: "Pido disculpas por el error". Pero su disculpa no es más que un parche. El patrón es siempre el mismo: propagar una mentira, generar ruido, sembrar la duda y, cuando la falsedad es insostenible, recular ligeramente sin asumir responsabilidades. Mientras tanto, el daño ya está hecho y el debate público ya ha sido contaminado.
Una estrategia basada en la difamación
Lo de Miguel Ángel Rodríguez no es un desliz aislado. Es su modus operandi. Ha convertido la manipulación y la desinformación en su forma de hacer política, escudado en su posición de poder y amparado por Ayuso, que nunca le desautoriza.
La agresividad con la que MAR ataca a periodistas, adversarios políticos y ahora también a víctimas de la pandemia no es casual. Forma parte de una estrategia de desgaste constante, de generar enfrentamientos en lugar de asumir responsabilidades. En este caso, su objetivo era tapar las vergüenzas del Gobierno de la Comunidad de Madrid en la gestión de las residencias. Como las cifras y los testimonios son irrefutables, su única salida es atacar a quienes los denuncian.
La indignación de las asociaciones de familiares es absoluta. "Es absolutamente inadmisible que un cargo público difame de esta manera a una persona que perdió a su madre en circunstancias tan dolorosas", han manifestado. Han exigido su dimisión inmediata, pero es poco probable que Ayuso, que ha hecho de la confrontación su bandera, le cese.
Una dimisión que nunca llega
Desde que Ayuso le rescató para su equipo, Miguel Ángel Rodríguez ha acumulado un historial de ataques y manipulaciones que en cualquier democracia sana habrían supuesto su cese inmediato. Pero en Madrid, lejos de ser una carga para el PP, su estilo bronco es visto como un activo.
Recordemos que este es el mismo Rodríguez que llamó "gilipollas integral" a un periodista en directo, que insultó a enfermeras en plena pandemia y que tiene un largo historial de agresiones verbales y desinformación. Su misión no es gobernar, sino embarrar el debate público para que nunca se hable de lo importante: la responsabilidad de la Comunidad de Madrid en la muerte de miles de ancianos en las residencias.
Pero las víctimas no olvidan. Los familiares de los fallecidos en las residencias madrileñas siguen reclamando justicia. Y cada vez que Miguel Ángel Rodríguez intenta silenciarlos con sus mentiras, la realidad le golpea de vuelta.
Su credibilidad está por los suelos. Su dimisión, aunque improbable, sigue siendo una exigencia moral. Pero mientras Ayuso siga protegiéndole, él seguirá haciendo lo que mejor sabe: difamar, mentir y ensuciar el debate público.
Y cuando la mentira sea demasiado grande para sostenerla, volverá a pedir disculpas. Otra vez.