Cada vez que Vox tiene un problema grave, la caverna judicial toma una decisión importante sobre alguno de los casos que persiguen al Gobierno. Hoy, en plena recesión mundial ocasionada por Trump con el apoyo incondicional de la extrema derecha española, de Vox y de Santiago Abascal (ya lo llaman Santiago 'Arancel'), al juez Peinado (oh, casualidad), le han entrado las prisas por reactivar el caso del famoso máster universitario de Begoña Gómez. Y ha empezado a llamar a más testigos como si no hubiera un mañana.
El asunto lleva un año coleando y Peinado no encuentra dinero de la corrupción en las cuentas de la primera dama, pero el sumario le está sirviendo a Vox como eficaz cortina de humo perfecta para tapar sus vergüenzas o para arañar unos cuantos votos de los desencantados por la corrupción socialista, según. Hoy tocaba desviar la atención del crack mundial generado por el trumpismo internacional. Así, mientras el campo español y otros sectores sufrían los rigores de los aranceles de Trump, Abascal trataba de hacer contorsionismo o malabarismo político para seguir siendo el mejor nuevo amiguito del presidente estadounidense sin perder la confianza de los españoles que le compran la moto. La caída de la popularidad del dirigente ultra promete ser antológica en el próximo sondeo demoscópico. Pocos, ni siquiera los más fieles voxistas, entienden ese presunto patriotismo que consiste en ponerse al lado de los oligarcas americanos mientras se le arruina la vida a los productores hispanos de vino, aceite, queso y olivas. “El mayor arancel que padecemos es que se masacre a los españoles con unos impuestos absolutamente abusivos”, dijo Abascal antes de sacar su lado más hater y desagradable para asegurar que “arancel es gastarse el dinero público en putas como han hecho los partidos que están en el Gobierno”.
Las Bolsas se hunden y Vox tiembla con la catástrofe provocada por la medicina suicida de Trump, pero ahí está el juez Peinado para echarle un cable al mundo nostálgico en el peor día para la extrema derecha española. El magistrado ha citado a declarar como testigos del caso Begoña Gómez al presidente ejecutivo de Telefónica y expresidente de Indra, Marc Murtra, y al también antiguo máximo responsable de esa empresa Fernando Abril-Martorell, por el software de la cátedra que codirigió Begoña Gómez en la Universidad Complutense, según informa Efe.
En una providencia con fecha de 3 de abril, el juez ha citado a varios empresarios y cargos de Indra, de su filial, Minsait, y de Google. El próximo 14 de mayo deberán acudir como testigos Miguel Rodríguez Bueno, jefe de proyecto de Google; Miguel Estassi, responsable institucional y de políticas públicas de Google; Luis Abril Mazuelas, actual responsable de Minsait y actual consejero ejecutivo y director general de Indra y el empresario Rosauro Varo, miembro del Consejo Asesor de Telefónica. Google, Indra y Minsait, filial de Indra, financiaron una plataforma para medianas y pequeñas empresas creada en el seno del máster de Transformación Social Competitiva que codirigió Begoña Gómez en la Complutense, y de la que pudo apropiarse indebidamente según las acusaciones populares personadas en la causa.
Hace solo unos días, Peinado prorrogaba el caso otros seis meses más. Lo que no ha encontrado en un año (indicios de enriquecimiento patrimonial ilícito en la familia de Moncloa) piensa lograrlo antes de 2026. Fuentes judiciales aseguran que, ante el atolladero judicial en el que se ha metido, Peinado se encuentra en una fuga hacia adelante. Y piensa seguir llamando a declarar a más personas. Tantas como sea necesario para seguir manteniendo vivo el caso hasta el día de su jubilación (le queda poco). Tantas como sea preciso para que el Gobierno pague el desgaste y Vox rentabilice el supuesto escándalo, en realidad un escandalillo o cotilleo que cualquier juez de instrucción en su lugar hubiese archivado nada más recibir la querella del sindicato ultraderechista Manos Limpias.
¿Está controlando los tiempos el juez Peinado para que Abascal saque rédito? Eso parece. Llama poderosamente la atención que en medio del lunes negro (negro para las Bolsas mundiales y negro para Vox, que queda en evidencia como partido patriota de pacotilla y como embaucador de trabajadores resentidos con el socialismo) salga Peinado con el asuntejo del cursillo de la Complutense. Las acusaciones populares, dirigidas por Vox, pidieron que el juez citase a algunos de estos empresarios, con el argumento de que es pertinente que declaren como testigos las personas que tuvieron conocimiento directo del desarrollo de la colaboración de estas empresas con la cátedra de Gómez.
Peinado investiga a la mujer del presidente del Gobierno por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, intrusismo y apropiación indebida. Todavía no ha encontrado nada definitivo y letal contra ella. Pero el montaje político para beneficio de Vox sigue adelante. Si esto no es un caso de lawfare como la carpa de un circo que baje Dios y lo vea.