Está próximo en el calendario el día 9 de diciembre, fecha en la que falleció, en el año 1925, el fundador del PSOE, Pablo Iglesias. Su importancia en la historia de España, se vio reflejada en su entierro, que constituyó una de las manifestaciones más multitudinarias conocidas en la historia de Madrid y de España. Este día, como todos los años desde que la democracia volvió a nuestro país, se realiza un acto en el Cementerio Civil de Madrid, donde representantes del PSOE, de UGT y de las Juventudes Socialistas, recuerdan la figura de Pablo Iglesias.
Y lo hacen, porque se sienten orgullosos de lo que hicieron. Porque es un espacio para mirar al futuro sin olvidar su pasado. Y porque es un momento para la unidad y para que los socialistas demuestren a los ciudadanos que están preparados para construir un espacio de libertad y progreso en la España del presente.
Este año, la situación que vive el PSOE es excepcional. De ahí, la necesidad que tienen los españoles, sean o no militantes, votantes o simpatizantes, de un PSOE que se respete, de un PSOE que despierte de una vez por todas y de un PSOE que recupere su identidad propia. Para conseguirlo, es preciso analizar qué es lo que está pasando y por qué. Para posteriormente, definir el proyecto, el instrumento, y las personas que lo tienen que liderar. No hacerlo así, ya se ha demostrado inútil e ineficaz a la hora de conectar de nuevo con los españoles.
Por ese motivo, es bueno desterrar las prisas cortoplacistas, para ser útiles a los ciudadanos y unir a los socialistas. Los cambios sociales, políticos y económicos que se han producido en España exigen cambios en el PSOE para presentar a los españoles un programa para el siglo XXI y una organización capaz de ser el instrumento adecuado para llevarlo a acabo.
Algunas personas, dentro y fuera del PSOE, se preguntan si lo que ahora está haciendo la dirección del partido es bueno o malo, sirve o deteriora más las expectativas de este partido. Muchas pueden ser las respuestas, pero si se parte de que el PSOE no es un fin en sí mismo, sino un instrumento de cambio social. Y si al mismo tiempo, se considera que hay que intentar mejorar la vida de la gente aunque se esté en la oposición. La respuesta tiene que ser positiva, con todos los matices que se quieran incluir.
¿Es bueno que el PSOE llegue a un acuerdo con el gobierno para subir el Salario Mínimo Interprofesional un ocho por ciento, hasta los 707,6 euros al mes? Sí, porque es bueno para muchos españoles que lo reciben y también para otros que reciben prestaciones.
¿Es bueno que hayan desaparecido las revalidas, hacer un pacto contra la violencia de género e iniciar la modificación de la ley mordaza? Sí, porque es bueno para los españoles. Y por ese motivo, el PSOE tiene que hacerlo, aunque nadie sepa si esos acuerdos les darán o no más apoyos.
Todas las encuestas sitúan al PSOE en la peor situación de las últimas décadas. No son tiempos fáciles, pero figuras como Pablo Iglesias, que lucharon por la igualdad, la libertad y el bienestar de los más desfavorecidos tienen que servir de revulsivo para que el PSOE supere su falta de credibilidad y esté a la vanguardia de la modernización y el bienestar, ofreciendo soluciones a las necesidades y expectativas de la gente.
El día 9 de diciembre, rememorando la figura de Pablo Iglesias, el PSOE debe comprometerse con los españoles a que, en su trabajo diario, el PSOE será el PSOE, con un proyecto nacional e internacional que sea socialista. Es la única manera de conseguir los apoyos para volver al gobierno ¿Cuál es el proyecto para el siglo XXI? Debe ser un proyecto de mayorías que de seguridades a los ciudadanos desde sus valores de libertad, igualdad y justicia social.