La letalidad del Covid19, muy por encima de otras enfermedades comunes, sobre todo por la globalidad de la pandemia, está generando pánico entre la ciudadanía principalmente porque no existe un remedio efectivo contra la enfermedad. La inexistencia de vacuna o tratamiento médico es la causa de que la gran mayoría de los gobiernos hayan adoptado medidas de confinamiento para evitar los contagios entre la población. La bajada de las cifras tanto de fallecidos como de contagios están dando fe de la efectividad de estas medidas restrictivas de la movilidad, con las consecuencias que está teniendo.

Sin embargo, hay quienes podrían estar, presuntamente, intentando sacar tajada económica no sólo de esta situación, sino del propio miedo de la ciudadanía al virus al no haberse aún desarrollado un medicamento o una vacuna efectiva.

Un ejemplo lo podríamos tener en la farmacéutica Pharmamar, quien a principios del mes de marzo aseguró a la CNMV que su medicamento Aplidina, que la empresa sólo puede vender en Australia porque en Europa no ha sido autorizado desde el año 2017, podría ser efectivo contra el Covid19 y evitaría «la reproducción del virus dentro de la célula». Por otro lado, la misma empresa anunció el día 6 de marzo que una de sus empresas filiales, Genomica, estaba en contacto con las autoridades sanitarias para la comercialización de una serie de kits de diagnóstico con los que «podría detectarse el virus incluso antes de que el paciente muestre síntomas».

Cuando Pharmamar hizo estos anuncios aún no se había decretado el estado de alarma y ya afirmaban que en un mes podrían demostrar que la aplidina, que inicialmente es un medicamento para el tratamiento del cáncer hepático. Como hemos podido comprobar en los dos últimos meses con los equipos de investigadores de la OMS, el desarrollo de los medicamentos va lento y los más importantes virólogos del mundo afirman que aún falta tiempo para encontrar una cura e, incluso, no asegura que se encuentre una vacuna para el coronavirus. Un ejemplo de ello lo tenemos en el SIDA que, hoy en día, es tratado con retrovirales pero que no dispone de una vacuna.

El mero anuncio de Pharmamar provocó que sus acciones subieran en el entorno del 14% mientras el resto del mercado español se hundía un 11%. Durante el año 2020 la compañía había tenido caídas en su valor en bolsa que restañó con esta subida tras el anuncio de la aplidina. Sin embargo, las cuentas de la farmacéutica de los últimos años indican pérdidas millonarias, en concreto, 67 millones desde el ejercicio 2015, según publicó elDiario.es.

Durante estos meses de confinamiento global, en los que las noticias sobre avances científicos son muy esperadas por la población mundial, se ha demostrado quiénes realmente estaban muy avanzados en sus investigaciones, con suficientes medios económicos y materiales, y quiénes lo estaban menos. La complejidad de este virus ha llevado, incluso, a que los grandes laboratorios estadounidenses hayan comenzado a trabajar juntos con la inyección por parte de la Administración de Donald Trump de 430 millones de dólares, capacidad que no tiene Pharmamar.

Sin embargo, el presidente sigue haciendo rondas de entrevistas por los medios de comunicación intentando convencer de que la solución contra el coronavirus la tienen ellos. Incluso, el mediático y «rescatador de reputaciones» Jesús Calleja le realizó una entrevista en su canal de Youtube. Después del fracaso de su publirreportaje de limpieza de imagen de Ana Patricia Botín, en la que llevó a la presidenta del Santander a Groenlandia para que viera con sus propios ojos las consecuencias del calentamiento global ⸺mientras el banco que preside ha invertido o financiado con 23.000 proyectos de las industrias más contaminantes⸺, Calleja entrevistó al presidente de Pharmamar para que expusiera libremente sus razones para asegurar que la cura contra el coronavirus la tiene su pequeño laboratorio, frente a los grandes de la industria norteamericana que, en algunos casos, tienen un tamaño 5 veces superior a las principales multinacionales españolas.

Sorprende, además, que fuese Jesús Calleja quien entrevistara al presidente de Pharmamar, dado que estaba poniendo en una posición muy difícil a su «amigo» Pedro Sánchez. El mensaje que pudo quedar de la entrevista fue, precisamente, que la farmacéutica española no puede continuar con sus investigaciones porque no dispone de las autorizaciones ni de las inyecciones económicas que reciben otros. ¿Cómo un hombre como Jesús Calleja, que da un perfil en televisión de rebelde y de hombre aventurero, puede prestarse a una operación de marketing de este tipo? ¿Qué interés puede tener?

La realidad es que el medicamento que Pharmamar afirma que es la cura para el coronavirus ha sido rechazado por la Unión Europea porque ha detectado elementos tóxicos para el ser humano. Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¿De la salud de los seres humanos o de la salud de la cuenta de explotación de Pharmamar? No es la primera vez que hacen un movimiento de este tipo, pero eso es otra historia.

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