La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha evitado condenar los actos de violencia que se produjeron el pasado domingo en Paiporta, donde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fue agredido por un manifestante en medio de un clima de crispación tras el devastador paso de la DANA por la Comunidad Valenciana. En su intervención en la Asamblea de Madrid, Ayuso no solo eludió valorar los disturbios, sino que aprovechó su intervención para lanzar una crítica contra la gestión de las residencias durante la pandemia y contra Íñigo Errejón, acusado recientemente de agresión y abuso sexual.
Mientras en Valencia la violencia se intensificaba con ataques contra Sánchez y los Reyes, Ayuso, en su línea habitual, pareció restar importancia al contexto y optó por dirigir la atención hacia temas ajenos. En un intento de desviar las críticas de la oposición, la presidenta madrileña evitó entrar en el debate sobre el manejo de la DANA por parte de Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, y prefirió centrar sus palabras en reproches a la gestión de la pandemia en las residencias madrileñas y en el controvertido caso de Errejón, dejando en el aire una condena a la violencia política.
Ayuso no condena la vilencia contra Sánchez
La reacción de Ayuso fue rápidamente cuestionada en el pleno. El secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, expresó su apoyo al pueblo valenciano en este momento difícil, instando a Ayuso a pronunciar una condena firme ante los ataques sufridos por Sánchez y otros representantes institucionales en Valencia. “La violencia es intolerable y deslegitima a quien la ejerce y a quien no la condena”, afirmó Lobato, apelando a la responsabilidad de los dirigentes políticos en la defensa de los valores democráticos y el rechazo explícito a la violencia.
No voy a aportar más fango y más barro desde la política al que ya tienen las calles de Valencia. pic.twitter.com/kAsY728nNn
— Juan Lobato (@juanlobato_es) November 7, 2024
Por su parte, Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid, aprovechó su turno para señalar las implicaciones de la reciente victoria de Donald Trump en Estados Unidos y su conexión con un aumento de la hostilidad hacia temas climáticos y de derechos humanos. Bergerot calificó de “irresponsable” la postura de Ayuso, criticando su alineación con el Partido Popular en temas sensibles, como el manejo de catástrofes climáticas, y tildando su actitud de “antipatriota”. Para Bergerot, la falta de condena de Ayuso no solo ignora la gravedad de la violencia ejercida contra representantes institucionales, sino que también se convierte en un precedente preocupante en un contexto de creciente polarización.
Durante la reunión más importante de su vida, Carlos Mazón estaba de comilona.
— Manuela Bergerot (@manuelabergerot) November 7, 2024
Esa es la marca del PP ante las tragedias: inacción, negligencia y mentiras. pic.twitter.com/xJjUZBSqc3
El desvío hacia Errejón y la pandemia en Madrid
Ayuso, en su intervención, ignoró las peticiones de condena directa a los actos violentos, prefiriendo retomar un argumento que ha utilizado con frecuencia en sus réplicas a la oposición: el manejo de la crisis de las residencias durante la pandemia en Madrid. “El fango que hay en Valencia no lo eche usted en las residencias de Madrid”, espetó a Lobato, en un claro intento de reorientar el debate hacia temas que le resultan más cómodos de defender.
En un tono más elevado, Ayuso se dirigió a la portavoz de Más Madrid y lanzó una batería de críticas que rozaron la descalificación personal. Ayuso aprovechó el reciente caso de Errejón, quien enfrenta denuncias de agresión y abuso sexual, para arremeter contra el partido y cuestionar su postura en temas de igualdad y derechos de las mujeres. “¿Van a beneficiar con su ley del sí es sí a Errejón? ¿Llegaban solas y borrachas a casa con él?” preguntó retóricamente Ayuso, en un tono que no pasó desapercibido y generó controversia en el pleno.
La presidenta madrileña acusó además a Más Madrid de “despreciar a las mujeres” y consideró que sus políticas eran “nefastas”, criticando los puntos violetas y otras iniciativas impulsadas por esta formación. En lugar de condenar explícitamente los ataques a Sánchez, Ayuso prefirió centrarse en atacar a sus rivales políticos, alejándose de las peticiones de sus compañeros del PSOE y de Más Madrid para que se posicionara con claridad frente a la violencia en Valencia.
Las críticas de la oposición
El líder socialista madrileño, Juan Lobato, lamentó que Ayuso “haya perdido una oportunidad para estar a la altura” y recordó que durante la pandemia ella estaba al frente de la Comunidad de Madrid, mientras él ejercía como alcalde y vivía de cerca la situación en las residencias. En su réplica, Lobato enfatizó la necesidad de una condena política ante la violencia: “Le pido que hoy lo condene, que muestre esa altura que espera la ciudadanía de sus representantes”. Según el portavoz del PSOE, cualquier demócrata debería rechazar de manera “frontal” el linchamiento que sufrieron Sánchez, el presidente de la Comunidad Valenciana y los Reyes en Paiporta.
Bergerot, por su parte, también fue contundente al recordar la responsabilidad de los líderes en condenar este tipo de acciones y criticó la postura de Ayuso, considerando que “normalizar” la violencia contra dirigentes de otras formaciones políticas es un paso peligroso hacia un ambiente de crispación aún mayor.
El trasfondo político y el apoyo a Trump
La postura evasiva de Ayuso frente a los ataques violentos y su falta de una condena explícita generaron críticas y dejó entrever su alineación ideológica con figuras controvertidas en la política internacional. Aunque no lo mencionó de manera directa en sus intervenciones, Ayuso ha sido una de las pocas dirigentes en España que ha expresado públicamente su simpatía hacia Donald Trump, un político que en los últimos años ha sido símbolo de polarización y que recientemente ha sido reelegido en Estados Unidos en medio de fuertes críticas por su machismo y misoginia.
Mientras el clima político se endurece en Madrid, la presidenta parece haber adoptado el estilo confrontativo de Trump, que no rehúye la controversia y utiliza temas sensibles para polarizar el debate y desviar la atención de asuntos incómodos. Así, al esquivar una condena clara de los ataques sufridos por Sánchez y otros líderes, Ayuso no solo evidencia una falta de compromiso con los valores democráticos de respeto y tolerancia, sino que también deja entrever su estrategia de alinearse con la política de confrontación.
La asamblea madrileña se ha convertido en escenario de un discurso que elude la condena de la violencia y refleja una estrategia divisiva que, en última instancia, no hace sino ahondar las fracturas en el panorama político español.