El vicesecretario de Cultura y portavoz del PP, Borja Sémper, ha decidido que la mejor manera de defender a Isabel Díaz Ayuso es describirla como una política "aguerrida" y "contundente", términos que en su vocabulario parecen equivaler a ser implacable e intransigente. Según Sémper, Ayuso no es de extrema derecha, sino una líder que defiende un modelo político "beneficioso" para Madrid. Claro, porque nada dice beneficio como una buena dosis de polarización y confrontación diaria.
En una entrevista en la Cadena Ser, Sémper, sin ningún atisbo de ironía, se quejaba de que la izquierda ha "vaciado el contenido y el valor de las palabras", una acusación curiosa viniendo de alguien que defiende a Ayuso describiéndola como cualquier cosa menos lo que realmente es. Pero, claro, en el universo semántico de Sémper, todo es posible.
Discrepancias inexistentes y oposición eterna
Sémper también nos iluminó con la revelación de que está tan ocupado discrepando con el Gobierno que no tiene tiempo para discrepar con su partido. Podríamos pensar, como sería lo lógico, que en un partido político, la discrepancia interna podría ser una señal de saludable debate democrático, pero en el PP de Sémper, parece que la uniformidad de pensamiento es la norma. ¿Qué mejor manera de hacer una "oposición responsable, seria, rigurosa y contundente" que evitar cualquier tipo de pensamiento crítico dentro de sus propias filas?.
Por supuesto, Sémper se apresuró a alabar a Alberto Núñez Feijóo por consultar con los barones autonómicos sobre el acuerdo con el PSOE para la renovación del CGPJ. Porque en el mundo de Sémper, hacer consultas internas es sinónimo de no ser un "líder totalitario". Un comentario que suena extrañamente defensivo, como si tuviera que recordarnos constantemente que Feijóo no es un dictador. Qué tranquilidad.
La diplomacia según Sémper
En su intento de justificar la condecoración al presidente argentino Javier Milei por parte de la Comunidad de Madrid, Sémper nos recordó que, en su opinión, esta acción es tan buena o mala como las medallas otorgadas por anteriores gobiernos. Lo que realmente le preocupa, sin embargo, es la "profunda tristeza" que siente por la falta de una relación diplomática normalizada con Argentina. Porque, obviamente, condecorar a un líder polémico de extrema derecha, para Sémper, es la manera más eficaz de mejorar esas relaciones.
Sémper también se mostró ligeramente evasivo sobre la responsabilidad de Milei en la crisis diplomática entre España y Argentina, limitándose a decir que "probablemente la tenga". Porque, cuando se trata de la diplomacia internacional, la precisión y la claridad son claramente opcionales.
Unidad en la diversidad
En un alarde de retórica, Sémper insistió en la necesidad de "destigmatizar" las diferencias dentro del PP, defendiendo que en el partido debe haber "perfiles, matices y estilos diferentes". Este es el mismo Sémper que no tiene tiempo para discrepancias internas, recordándonos que bajo Feijóo, a diferencia de Pablo Casado, todos pueden expresarse libremente. Sin duda, una contradicción tan elegante que casi pasa desapercibida.
En resumen, Borja Sémper se presenta como un maestro de la retórica vacía, defendiendo lo indefendible con una mezcla de afirmaciones contradictorias. Su habilidad para evadir la autocrítica y proyectar una imagen de unidad mientras elude cualquier discusión sustantiva es, sin duda, un arte digno de estudio.