El giro a la izquierda: la última bala que le queda a Sánchez

El presidente tomó buena nota de las exigencias de sus socios de coalición, que le instan a acometer políticas sociales más ambiciosas

10 de Julio de 2025
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Rufián durante su intervención en el Congreso de los Diputados, donde reclamó un giro social a la izquierda.
Rufián durante su intervención en el Congreso de los Diputados, donde reclamó un giro social a la izquierda.

A Pedro Sánchez solo le queda una salida para mantenerse en el poder (siempre teniendo en cuenta que no aparezcan datos que lo incriminen a él o al partido en el caso Koldo): dar un giro a la izquierda para tratar de recuperar la moral del votante de izquierdas, desmovilizado tras los últimos acontecimientos y escándalos. Así se lo dejó ayer, bien claro desde la tribuna de las Cortes, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. No hay otra opción: o más democracia y más izquierda o el bloque de progreso decae y el recambio es un bifachito PP/Vox.

La ministra, entre lágrimas por la reciente muerte de su padre, aseguró que Sánchez es “honrado”, pero le ha pedido que cambie “el rumbo” porque “gobernar no es resistir” sino “transformar” con medidas concretas. En esa misma línea se manifestó Gabriel Rufián, quien mirando directamente a Sánchez le dijo que debe poner sobre la mesa, de forma inmediata y urgente, un plan social basado en tres puntos: “Vivienda, vivienda y vivienda”. Y razón no le falta al portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña, que recordó al Gobierno que está bajo fianza, es decir, al primer escándalo que apunte a la implicación del presidente o a la financiación ilegal del PSOE, la legislatura estará muerta, dejará caer al Ejecutivo de coalición progresista e iremos a nuevas elecciones. Para Rufián, lo que ha aparecido sobre el sumario Koldo, hasta el momento, no es suficiente para tumbar un Gobierno, e instó a las fuerzas progresistas a aprovechar lo que quede de tiempo (en teoría dos años) para mejorar la vida de la gente con reformas de calado.

La jornada de ayer fue un balón de oxígeno para el acorralado líder socialista. Los socios le compraron el discurso de que él no estaba al tanto de las corruptelas de su núcleo duro y le prorrogaron el contrato bajo condición por un tiempo más. Fue en ese instante cuando apareció la Yolanda Díaz más reivindicativa. Pocas veces se ha visto a la vicepresidenta tan desatada, influida, como es lógico y humano, por el dolor de la pérdida de un ser tan querido. Por momentos, su alegato recordó a los viejos discursos de aquellas mujeres de la Segunda República (sobre todo a La Pasionaria) que lo daban todo en la tribuna de oradores en la defensa de los derechos de los trabajadores. Abajo, Sánchez tomaba buena nota de lo que, sin duda, era todo un ultimátum con cariño. Un biquiño pero con poca broma.

“Así que, señor presidente, le pido que avancemos porque no queremos que gobiernen ellos”, dijo en alusión a PP y Vox. Por ello, pidió a Sánchez que no mire para otro lado y corrija con su paquete de medidas anticorrupción, diez de las cuales ya las propuso Sumar en su día, el “inmenso déficit democrático” y la “tragedia nacional” de la corrupción.

“Llevamos tiempo diciendo que hay que cuidar el Gobierno de coalición progresista. Y este cuidado no se hace con gestos, se hace publicando buenas noticias en el Boletín Oficial del Estado”, alegó Díaz. La vicepresidenta, que calificó el Pleno de ayer como uno de los más importantes de los últimos tiempos, al afirmar que el futuro del país dependía de lo que se resolviera en él, pidió a Sánchez un “cambio de rumbo decidido” para “volver a ganar con hechos, no con palabras”.

En ese giro social, está el estatuto del becario, avances en vivienda o la retribución de al menos cuatro semanas del permiso parental para el cuidado de los hijos menores de 8 años. También tiene margen de mejora una nueva subida del salario mínimo interprofesional anual; la reducción de la jornada laboral y el Nuevo Estatuto del Trabajador, con enfoque en derechos laborales y modernización. En Educación podría acometer reformas como la universalización de la educación infantil de 0 a 3 años; la reducción de tasas universitarias con aumento de becas; y la ampliación del bono cultural para jóvenes. El giro social podría alcanzar a una revalorización de pensiones según el IPC y al aumento de ayudas a la dependencia y mejora de la atención domiciliaria. La Sanidad Pública puede cobrar un nuevo impulso con un pacto de Estado por la salud mental, con más psicólogos y psiquiatras en plantilla; y la inclusión de tratamientos oftalmológicos y bucodentales. La mejora de la red ferroviaria, el bono transporte y la financiación de Cataluña siguen estando en el tintero y Sánchez podría incluirlos en las leyes y decretos de aquí al final de la legislatura.

“La semana que viene, presidente, presentaremos el ministro Bustinduy y yo misma esto en el Consejo de Ministros. Esperamos el compromiso de los votos del PSOE para sacarlo adelante”, dijo a propósito de las medidas a estudiar. Ahora bien, cabe preguntarse si el Gobierno está muerto o tiene todavía algún recorrido. Porque por momentos se antoja que ni siquiera un giro social ambicioso puede arreglar el desastre que para el socialismo deja el caso Koldo.

En medio de varias interrupciones por parte de la bancada del PP, que gritaron a Díaz insultos como cómplice, y con llamadas de atención para pedir silencio por parte de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, la líder de Sumar en el Gobierno de coalición insistió a Sánchez en su petición de “resetear la legislatura”. “Este Gobierno, señor presidente, es una de las pocas luces que quedan. Yo, señorías, no voy a permitir que esta luz se apague. El espacio político al que pertenezco no va a permitir que esta luz se apague”.

Y se dirigió también al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al que reprochó que en su intervención no haya hecho “ni una sola propuesta para regenerar democráticamente España” y no haya pedido perdón por los casos de corrupción de su partido.

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