La Plataforma Vigo por el Clima, que agrupa a organizaciones ecologistas y colectivos vecinales de la ciudad incluidos en el Movimiento Gallego por el Clima, ha denunciado el lavado de cara «verde» con el que el Ayuntamiento de Vigo lleva años engañando a los ciudadanos.
Así como otras ciudades y pueblos gallegos están cumpliendo sus compromisos con el «Pacto de Alcaldes por el Clima y la Energía», o aún están dentro del plazo para hacerlo, Vigo está suspendida de la red por su flagrante incumplimiento . Así se informó a la plataforma tras una consulta a los responsables de la red en Europa.
El Pacto de los Alcaldes nació en 2008 como una red de ciudades comprometidas con la emergencia climática, con el apoyo de la Comisión Europea, entre otros. Más tarde se convirtió en el «Pacto Mundial de Alcaldes por el Clima y la Energía» que dejó claro que los municipios signatarios se comprometerán públicamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en su territorio, aumentar la resiliencia y prepararse para los impactos adversos del cambio climático, y abordar la pobreza energética como una acción clave para garantizar una transición justa.
Sin Plan de Acción por el Clima y Sostenibilidad Energética
Como firmante del pacto en 2011, la corporación municipal de Vigo disponía de dos años, hasta marzo de 2013, para definir de forma participativa con la ciudadanía y poner en marcha un Plan de Acción por el Clima y Sostenibilidad Energética (PACES) . Más de 11 años después de la adhesión, y 9 años después de la expiración del plazo para la implementación del PACES, la corporación municipal aún no ha iniciado los primeros pasos del proceso. Tampoco habría informado de ninguno de los documentos exigidos por el Pacto de los Alcaldes. «Es por ello que su pertenencia al Pacto de los Alcaldes queda oficialmente suspendida en la web eumayors.eu hasta que se cumplan los compromisos», explica la plataforma.
El gobierno municipal no habría cumplido con ninguna de las obligaciones que tenía Vigo hasta el 8 de marzo de 2013. «No existe una estrategia con visión a largo plazo que incluya objetivos de mitigación y adaptación al clima. No se realizó un Inventario Básico de Emisiones, cuantificando la energía consumida y las emisiones emitidas. No se realizó una Evaluación de Vulnerabilidad y Riesgo Climático, identificando y evaluando riesgos climáticos y sectores vulnerables. No se realizan acciones locales en materia de mitigación, adaptación y pobreza energética y en consecuencia no existen informes de seguimiento sobre la implementación de las acciones y la reducción de emisiones».
Las organizaciones que integran Vigo por el Clima -Adega, Amigos da Terra, Verdegaia, Fridays for Future, Greenpeace, Ecoloxistas en Acción y Bembrive en pé y AVIBE de Beade- exigen públicamente «el cumplimiento estricto e inmediato de los compromisos adquiridos en la carta de adhesión».
Esos compromisos pasan por establecer objetivos de reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a medio y largo plazo, más ambiciosos que el mínimo exigido por la Unión Europea. Es decir, que contemplen la reducción, al menos, un 55% en 2030 respecto a 1990, y neutralidad climática en 2040. También se incluye la apertura de un proceso participativo con ciudadanos, empresas y gobiernos en todos los niveles para implementar esta visión.
Más de 11 años en el cajón
Desde Vigo por el Clima mantienen que, en plena emergencia climática, «hemos perdido más de once años desde 2011 sin hacer nada. Las actuaciones en los siete años que quedan hasta 2030 tienen que ser muy ambiciosas y aplicadas con urgencia para poder reducir al menos un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero de la ciudad”.
Por último, Vigo por el Clima explica que «esta forma de actuar del Ayuntamiento de Vigo no es un hecho aislado». En septiembre de 2019, el Pleno Municipal también aprobó por unanimidad una Declaración de Emergencia Climática en la que se establecía que «el Ayuntamiento adaptaría sus normas para contribuir a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y frenar la pérdida de biodiversidad, apostando por una energía 100 % renovable poniendo en marcha las herramientas necesarias, como frenar las nuevas infraestructuras fósiles y articular políticas reales de movilidad sostenible». Pero nada de esto se ha hecho desde entonces.