Brasil, España y México entran en la lista de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial

La red mundial del patrimonio agrícola cuenta ahora con 95 sistemas en 28 países. Son ejemplos vivos de armonía entre las personas y la naturaleza

26 de Mayo de 2025
Actualizado a las 10:02h
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Sistemas Agrícolas en Jable y Arenas Volcánicas en la Isla de Lanzarote. Con las nuevas incorporaciones de Brasil, España y México, la red mundial del patrimonio agrícola de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cuenta ahora con 95 sistemas en 28 países de todo el mundo.| Foto: FAO/Lis Sánchez
Sistemas Agrícolas en Jable y Arenas Volcánicas en la Isla de Lanzarote. Con las nuevas incorporaciones de Brasil, España y México, la red mundial del patrimonio agrícola de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cuenta ahora con 95 sistemas en 28 países de todo el mundo.| Foto: FAO/Lis Sánchez 

Un sistema agroforestal tradicional que cultiva la planta hierba mate en Brasil, tres sitios en China especializados en mejillones, té blanco y peras, un sistema ancestral que preserva cultivos alimentarios vitales y la biodiversidad en México, y un sistema de cultivo en el paisaje volcánico de la isla de Lanzarote se han convertido en las últimas incorporaciones a los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).

Con las nuevas incorporaciones, la red mundial del patrimonio agrícola de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) cuenta ahora con 95 sistemas en 28 países de todo el mundo.

“En medio del creciente impacto de la variabilidad y los fenómenos climáticos extremos y la pérdida de biodiversidad en la agricultura y los campesinos, estos sistemas son puntos brillantes que muestran cómo las comunidades pueden recurrir a sistemas de conocimiento y prácticas ancestrales para llevar alimentos a la mesa, proteger el empleo y los medios de subsistencia y mantener paisajes agrícolas únicos y sostenibles”, asegura el director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO, Kaveh Zahedi.

“Los sistemas del patrimonio agrícola son ejemplos vivos de armonía entre las personas y la naturaleza que han prosperado y evolucionado a través de generaciones y tienen mucho que enseñarnos mientras nos adaptamos a un futuro incierto”, dice.

Uso innovador de las arenas volcánicas en España

En Lanzarote, una de las islas Canarias, en los áridos campos volcánicos los agricultores desarrollaron un notable sistema agrícola basado en el uso innovador del suelo local, que abarca más de 12.000 hectáreas.

Tras seis años de erupciones volcánicas en el siglo XVIII, empezaron a utilizar los fragmentos de lava y arena para atrapar la humedad, regular la temperatura del suelo y proteger los cultivos de uvas, boniatos y legumbres, manteniendo así la biodiversidad, los medios de vida y el patrimonio cultural en una de las regiones más secas de Europa, en gran parte sin regadío.

Foto: GIAHS/ Mexico, Meteplante.
Foto: GIAHS/ Mexico, Meteplante.

Mosaico ancestral de especies autóctonas en México

En los paisajes montañosos y semiáridos del estado de Tlaxcala, en México, durante más de tres milenios, las familias agricultoras han mantenido el sistema Metepantle, un mosaico en terrazas de maíz, agave, frijol, calabaza y plantas silvestres. Arraigado en el conocimiento de los pueblos indígenas nahuas, este sistema apoya la biodiversidad y afianza los sistemas alimentarios y los medios de vida locales, ofreciendo resiliencia y continuidad cultural en una de las regiones más vulnerables al clima de México. Este mantiene más de 140 especies autóctonas, incluidas 40 variedades locales de maíz y 30 tipos de plantas comestibles, y practica la conservación comunitaria a través de tradiciones familiares y redes de intercambio.

Foto: FAO/Jorge de Souza
Foto: FAO/Jorge de Souza

El mate refuerza la biodiversidad y la identidad cultural en Brasil

Durante siglos, los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales del sur de Brasil han cultivado hierba de mate, una especie arbórea autóctona, cuyas hojas se consumen tradicionalmente en países como Argentina, Uruguay y Paraguay.

Al integrar cultivos alimentarios, frutas autóctonas y productos forestales, el sistema refuerza la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la identidad cultural, al tiempo que ayuda a conservar el bosque de araucarias, uno de los puntos de biodiversidad más amenazados del planeta y una reserva vital de vida.

En una región fuertemente afectada por la deforestación, donde sólo queda un 1% del bosque original, este sistema ofrece un ejemplo de prácticas agrícolas que preservan la cubierta forestal.

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