Uno de cada tres niños y niñas de cinco años -38 millones de niñas y niños- se librará de una exposición "sin precedentes" al calor extremo durante toda su vida si el mundo cumple el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C para el año 2100, según el nuevo informe de crisis climática de Save the Children.
En 2021, lanzó un nuevo informe sobre la crisis climática llamado Born into the Climate Crisis. An Unprecedented Life: Protecting Children's Rights in a Changing Climate (Nacidos en la crisis climática. Una vida sin precedentes: Proteger los derechos de la infancia en un clima cambiante) que estudiaba los compromisos climáticos –que mostraban la posibilidad de un aumento de la temperatura global de 2,7 °C sobre los niveles preindustriales–, aproximadamente 100 millones de los 120 millones de niños y niñas nacidos en 2020, es decir, el 83 %, enfrentarían una exposición de por vida "sin precedentes" al calor extremo.
Ahora, con esta segunda parte de este informe, se muestra que si se cumple el Acuerdo de París, los niños y niñas sufrirían menos el impacto de la crisis climática.
En esta nueva edición, se explica que una vida "sin precedentes" es aquella en la que una persona está expuesta a fenómenos climáticos extremos que, en un mundo sin cambio climático causado por el ser humano, serían tan raros que solo habría una posibilidad entre 10.000 de vivirlos. Y, sobre el calor extremo, hace referencia a la mortalidad que supone para las niñas y niños, y el impacto inmenso en su salud física y mental, en la interrupción el acceso a alimentos y agua potable y al cierre de escuelas.
Save the Children también ha encontrado que cumplir con el objetivo de 1,5 °C protegería a millones de niños y niñas nacidos en 2020 de los impactos más severos de otros desastres relacionados con el clima, como fracasos de cultivos, inundaciones, ciclones tropicales, sequías e incendios forestales: Unos 38 millones se librarían de una exposición de por vida sin precedentes a olas de calor; unos 8 millones evitarían una exposición de por vida sin precedentes a fracasos de cultivos; unos 5 millones se librarían de una exposición de por vida sin precedentes a inundaciones fluviales; unos 5 millones evitarían una exposición de por vida sin precedentes a ciclones tropicales; unos 2 millones evitarían una exposición de por vida sin precedentes a sequías, y unos 1,5 millones de niños y niñas se librarían de una exposición de por vida sin precedentes a incendios forestales.
Los extremos climáticos –que son cada vez más frecuentes y severos debido al cambio climático– están dañando más a la infancia, obligándolos a abandonar sus hogares, dificultando el acceso a alimentos, destruyendo escuelas y aumentando el matrimonio infanti.
Testigos de la crisis
Denise, de 16 años, y su familia se vieron obligados a abandonar su hogar en Brasil cuando las peores inundaciones del país en 80 años devastaron su comunidad el año pasado. Su casa, incluida la habitación de Denise, sufrió graves daños y estuvo sin asistir a la escuela durante casi dos meses.
"Me afectó mucho mentalmente, y también académicamente. Recuperar todas mis notas para aprobar la secundaria fue muy difícil, especialmente en una escuela pública. Afectó mucho mi desempeño escolar. Mis calificaciones bajaron significativamente después de las inundaciones", dice Denise.
Las niñas y niños afectados por la desigualdad y la discriminación, y aquellos en países de ingresos bajos y medios, suelen ser los más perjudicados. Tienen menos recursos para afrontar los choques climáticos y están en mayor riesgo de enfermedades transmitidas por vectores y por el agua, hambre, y sus hogares suelen ser más vulnerables a los crecientes riesgos de inundaciones, ciclones y otros eventos climáticos extremos.
Haruka, de 16 años, es de Vanuatu: "Los ciclones dan miedo. Para mí, continúan destruyendo mi hogar cada año; ya ni siquiera nos molestamos en intentar arreglar el techo. En los últimos años, he visto destrucción sin fin y reconstrucción constante. Este ciclo aparentemente interminable se ha convertido en nuestra realidad, y la mayoría de la gente ni siquiera es consciente de que no es sólo la naturaleza haciendo lo suyo, sino que somos nosotros quienes soportamos el peso de una crisis que no causamos".
Análisis de un escenario en el que las temperaturas globales aumentan a 3,5 °C para el año 2100
Además de comparar las condiciones bajo los escenarios de 1,5 °C y 2,7 °C, el informe también examina un escenario en el que las temperaturas globales aumentan a 3,5 °C para el año 2100, lo que llevaría a que alrededor del 92 % de los niños y niñas nacidos en 2020 –unos 111 millones de niños y niñas– vivan con una exposición sin precedentes a olas de calor durante toda su vida.
"Si bien necesitamos una eliminación rápida del uso y los subsidios a los combustibles fósiles para cumplir el objetivo de 1,5 °C, no debemos perder de vista las soluciones", se explica en la investigación. También destaca iniciativas como el aumento de la financiación climática, la adaptación local y centrada en la infancia, y una mayor participación de los niños y niñas en la acción climática.
Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children International, ha declarado que "en todo el mundo, los niños y niñas se ven obligadas a soportar el peso de una crisis de la que no son responsables. Un calor peligroso que pone en riesgo su salud y su educación; ciclones que golpean sus hogares y escuelas; sequías que marchitan los cultivos y reducen lo que hay en sus platos".
La directora pide que "no miremos hacia otro lado porque con esta nueva investigación se demuestra que aún hay esperanza, pero solo si actuamos con urgencia y ambición para limitar rápidamente el calentamiento a 1,5 °C y realmente los niños y las niñas son el centro de nuestra respuesta al cambio climático a todos los niveles".
Save the Children concluye en su informe que para frenar los peores impactos de la crisis climática en la infancia es urgente actuar con ambición y justicia: limitar el calentamiento global a 1,5 °C exige eliminar rápidamente los combustibles fósiles y que los países más ricos lideren este camino.
Los próximos compromisos climáticos globales deben "poner a la infancia en el centro, garantizando su protección mediante inversiones en salud, educación, agua, saneamiento y protección social", señala la organización.