Denuncian la falta de ambición del Gobierno de Pedro Sánchez en el Plan Estratégico de Patrimonio Natural y Biodiversidad

03 de Noviembre de 2022
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La Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) presentó, en 2019, los resultados de un informe con datos alarmantes sobre cómo las acciones humanas han alterado significativamente la naturaleza en todo el mundo. Tres cuartas partes del medio ambiente terrestre y alrededor del 66 % del medio ambiente marino se han alterado considerablemente. Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo y casi el 75 % de los recursos de agua dulce ahora se dedican a la producción agrícola o ganadera. Alrededor de un millón de especies de animales y vegetales están en peligro de extinción, y muchas pueden desaparecer en las próximas décadas, más que nunca en la historia de la humanidad.

En este contexto, y tras haber fracasado en el objetivo de detener la pérdida de biodiversidad en 2020, los expertos coinciden en que hacen falta cambios transformadores en los actuales modelos de producción y consumo, y mayores esfuerzos para proteger la biodiversidad.

Sin embargo, las organizaciones ecologistas consideran que el borrador de Plan Estratégico Estatal del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad a 2030 que recientemente ha sido sometido a consulta pública «es totalmente insuficiente para frenar la alarmante pérdida de biodiversidad y abordar la crisis ambiental».

En palabras de Juan Carlos Atienza de SEO/BirdLife, “la comunidad científica confirma que la biodiversidad está sumida en una crisis sin precedentes y que lo que queda de década es clave para evitar los primeros colapsos de ecosistemas y una extinción masiva de especies. No podemos perder la oportunidad para movilizar todas las palancas necesarias para revertir la pérdida de biodiversidad. Necesitamos un plan estratégico que aborde acciones en todos los sectores que afectan a la biodiversidad, como la agricultura, la pesca, la ganadería, el urbanismo, la industria o la energía, cambiando nuestros estilos de vida a unos verdaderamente sostenibles”.

Tras haber perdido su vigencia el anterior Plan 2011-2017, y con varios años de retraso, el pasado mes de mayo fue sometido a consulta a los miembros del Consejo Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad el borrador del nuevo Plan (PEPNB) para 2030. Las organizaciones enviaron aportaciones y propuestas de mejoras. Asimismo, dirigieron un escrito a la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, en el mes de julio, mostrando su disconformidad con el plan y solicitando «otro verdaderamente transformador, capaz de cambiar drásticamente el rumbo de las políticas sectoriales que más impactan en la biodiversidad y con la participación de los ministerios, las comunidades autónomas y las entidades locales»

Sin embargo, las organizaciones lamentan que no se haya incorporado ninguna de las mejoras sugeridas en la versión del plan que recientemente ha sido sometida a consulta previa para la evaluación ambiental.

Por su parte, Celia Ojeda de Greenpeace, ha manifestado que «el documento actual no es un verdadero plan estratégico estatal, no será suficiente para cambiar las políticas sectoriales que más impacto tienen en la biodiversidad. El plan no integra adecuadamente las acciones a llevar a cabo por todas las administraciones implicadas”.

«Un plan sin marco lógico»

La principal carencia que destacan las organizaciones es que el plan carece de un marco lógico adecuado, elemento fundamental para un plan estratégico que sea eficaz. «Así, el plan falla desde la base, en la identificación de las causas subyacentes de pérdida de biodiversidad, y por tanto falla también en la definición de objetivos y medidas y actuaciones necesarias para abordar algunas de las principales amenazas a la biodiversidad». Además, afirman que «falta suficiente concreción en cuanto a la definición de objetivos, medidas y líneas de actuación. Por otro lado, no incluye un cronograma ni un presupuesto detallado por acciones, ni responsables de su puesta en marcha. Otra limitación importante es la falta de indicadores y fuentes de verificación que permitan evaluar el avance de la ejecución del plan».

Por otro lado, las organizaciones lamentan «no haber tenido la oportunidad de participar más activamente en la elaboración y redacción del Plan desde el inicio de su redacción», algo que, aseguran, han venido solicitando al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico «en reiteradas ocasiones» desde la pérdida de vigencia del anterior plan.

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