En marzo de 2021 la Audiencia Nacional estimó parcialmente la demanda presentada por SEO/BirdLife contra el embalse de Mularroya, mediante la Resolución judicial basada fundamentalmente en la pérdida de calidad de las aguas y la incapacidad para establecer un caudal ecológico en el río Grío, así como en el Jalón una vez puestas en servicio la presa y el azud. Meses después, la organización solicitó la ejecución de la sentencia, pero la empresa que construye el azud alegó que, por cuestiones de diseño, no se podía extraer la tuneladora hasta que no llegara al final del túnel, en el río Jalón, y que ello llevaría unos costes extraordinarios que habría que trasladar a las ONGs demandantes.
Pasado más de un año, el Tribunal Supremo se acaba de pronunciar, devolviendo a la Audiencia Nacional, que declaró la nulidad de las obras en 2021, la decisión sobre la paralización definitiva del pantano de Mularroya y dictaminando que no incumple la Directiva Marco del Agua.
Para SEO/Bird Life y Jalón Vivo, el Alto Tribunal no entra, en realidad, en el fondo del asunto: “el empeoramiento del estado del río provocado por un gran embalse como Mularroya en una zona protegida y declarada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), sino en un asunto superficial como es en qué plan está basado el deterioro inequívoco del río debido a la construcción del embalse».
Las obras continúan «con gran impacto»
Mientras tanto, las obras de Mularroya prosiguen, «extrayendo roca y acumulándola junto al río Grío en una explanada que crece cada día, devorando el poco soto fluvial que quedó en pie tras arrastrar las obras todo rastro de vegetación». Así han transcurrido 13 años desde su anterior paralización, volviendo a reactivar el proyecto de construcción de la presa -a medio levantar., los dos anteproyectos del azud y el túnel del trasvase desde el río Jalón para someterlos a Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), cuando solo se evalúan, planes, programas y proyectos.
Un desmán iniciado hace 28 años
Este largo camino empezó hace 28 años, en 1994, con un solo proyecto, una presa sobre el río Grío, seco durante varios meses al año. No fue hasta octubre 2003, cuando se dieron cuenta de esta escasez de caudal hasta incluir un “estudio complementario” que abarcaba -esta vez sí- el azud y el trasvase, pero solo como idea.
“A día de hoy, se atraviesa una sucesión de desafortunadas decisiones, tomadas por diversos responsables públicos durante muchos años, y que llevan afectando muy negativamente al medio ambiente, a la calidad de las aguas de consumo humano, que no ofrece garantía alguna de suministro y es inviable para ampliar regadíos, con costes de obras interminables que repercuten en los impuestos que paga cada ciudadano. A pesar del dictamen del Tribunal Supremo, a estos responsables habría que empezar a exigirles responsabilidades patrimoniales y penales por convertir este embalse de Mularroya –por sus similitudes en cuanto a las irregularidades cometidas–, en el ‘Algarrobico’ de Aragón”, explica Luis Tirado, delegado de SEO/BirdLife en Aragón.
Exigen la paralización inmediata de las obras
Teniendo en cuenta el alto valor ecológico demostrado durante años y las figuras de protección que amparan el entorno afectado, los daños irreversibles que se producirían en caso de terminar de construir tanto el embalse de Mularroya, el azud sobre el Jalón, como el túnel del trasvase. Por ello, SEO/BirdLife ha solicitado la ejecución de la sentencia y la paralización inmediata de las obras, la restauración del impacto ambiental realizado por las obras, así como la demolición de la presa y que se encause a los responsables directos de la autorización de las obras y de los estudios de impacto ambiental que han avalado dichas obras.