Un nuevo informe de BirdLife Europa y Asia Central revela que los países de la Unión Europea (UE) no van por buen camino para alcanzar los objetivos establecidos por la UE para detener la degradación de los ecosistemas y restaurarlos para 2030. La UE fijó este objetivo hace casi cinco años, en su «Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030», como parte fundamental del Pacto Verde de la UE.
La Estrategia busca situar la biodiversidad europea en la senda de la recuperación a través de medidas y compromisos específicos. Si bien se han producido avances y ha habido éxitos notables, como la Ley de Restauración de la Naturaleza de la UE -la primera ley de este tipo para restaurar la naturaleza a escala continental-, "estos avances en general han sido lentos, por lo que al ritmo actual, es muy improbable que la UE alcance esos objetivos para 2030", indica el documento, que analiza el estado actual de los objetivos europeos en materia de biodiversidad. Así, desglosa las medidas que la UE ha adoptado, los retrasos y las áreas en las que su aplicación se ha estancado o abandonado por completo. También evalúa el papel de los responsables políticos en la lentitud de los avances producidos. "Al evaluar las medidas concretas adoptadas por las instituciones de la UE desde 2020 y compararlas con las recomendaciones de BirdLife para 2019 -emitidas durante el desarrollo de la Estrategia-, el informe ofrece una imagen clara de cuánto queda por hacer para poder cumplir con los compromisos de biodiversidad de la UE", indica la organización.
Principales conclusiones del informe
La Ley de Restauración de la Naturaleza marca un rumbo prometedor, pero para tener éxito debe aplicarse. La Ley de Restauración de la Naturaleza ofrece un marco vital para la biodiversidad de la UE, con el objetivo de restaurar el 20% de la tierra y el mar para 2030, así como todos aquellos ecosistemas que lo necesiten para 2050. Sin embargo, su impacto depende de un compromiso fuerte y claro por parte de loes Estados miembros para su aplicación, así como de una financiación adecuada.
La crisis de la biodiversidad se agrava mientras la UE avanza poco: El ritmo de pérdida de biodiversidad sigue aumentando, por lo que claramente se incumplirán objetivos cruciales de conservación tanto de hábitats como de especies. Sin compromisos más firmes de los Estados miembros, una aplicación más rigurosa y recursos suficientes, la UE incumplirá, sin duda, sus objetivos de biodiversidad para 2030 y seguirá alimentando la actual crisis ecológica.
La escasez de fondos obstaculiza la acción en favor de la biodiversidad: La UE aún no ha cumplido su promesa de destinar 20.000 millones de euros anuales a la biodiversidad, y los esfuerzos de conservación dependen de fondos diversos, que se han mostrado insuficientes, y que en numerosas ocasiones están mal orientados. Las subvenciones perjudiciales para la biodiversidad siguen minando los efectos positivos de los esfuerzos realizados en restauración y conservación de la biodiversidad, reduciendo su efectividad. Además, con vistas al futuro, no parece que la UE vaya a dedicar el 10% de su presupuesto a objetivos de biodiversidad en 2026 y 2027, a pesar de haberse comprometido a ello en su presupuesto a largo plazo. Actualmente no existe ningún mecanismo en el presupuesto de la UE para subsanar todas esas carencias y deficiencias. Los fondos actuales dedicados a la conservación de la naturaleza, que sólo cubren el 1% del presupuesto de la UE de 2021 a 2027, son claramente insuficientes para hacer frente a la magnitud de la crisis a la que nos enfrentamos. Según un estudio de la Comisión Europea, existe un déficit creciente de financiación para la biodiversidad de aproximadamente 20.000 millones de euros anuales hasta 2030. Satisfacer las nuevas necesidades de financiación es esencial para cerrar esta brecha y alcanzar los objetivos de biodiversidad establecidos por la UE.
El sistema agrario actual encierra a la UE en un peligroso statu quo: El sistema agrario de la UE es uno de los principales motores de la pérdida de biodiversidad, ya que atrapa a los agricultores en prácticas insostenibles y no fomenta suficientemente las que sí favorecen la biodiversidad. Aunque se han logrado algunos avances en el fomento de la agricultura ecológica, la protección de los polinizadores y la reducción del uso de plaguicidas, los recientes cambios políticos -especialmente el debilitamiento de la Política Agrícola Común- han socavado estos logros, limitando la condicionalidad reforzada, sobre todo eliminando los compromisos de dedicación de una parte de las tierras de cultivo a elementos no productivos que favorecen la biodiversidad. La decisión de eximir a los agricultores cuyas explotaciones sean menores de 10 hectáreas de los controles respecto a los requisitos legales de gestión es, igualmente un importante retroceso, teniendo en cuenta que representan la mayoría de la superficie agraria de España.
Los ecosistemas marinos están en una situación clara de desprotección: Los ecosistemas marinos de Europa se enfrentan a graves amenazas al carecer de la protección adecuada, ya que, por ejemplo, menos del 1% de las zonas marinas protegidas (ZMP) están estrictamente protegidas. La gestión inadecuada y las continuas prácticas insostenibles socavan los esfuerzos por preservar estos entornos marinos cruciales para nuestro futuro.
En palabras de Anouk Puymartin, responsable de políticas de BirdLife Europa, "la biodiversidad de Europa está al borde del abismo. Se nos acaba el tiempo para proteger nuestros ecosistemas, sin los cuales no tenemos ninguna posibilidad de adaptarnos a los efectos del cambio climático y protegernos de las crecientes catástrofes naturales. Mientras el mundo se moviliza en torno a compromisos audaces para detener la pérdida de biodiversidad, las acciones de la UE sobre el terreno se están quedando peligrosamente cortas. La brecha, cada vez mayor entre las promesas políticas y la acción sobre el terreno, se ve agravada por las recientes medidas de desregulación que corren el riesgo de anular protecciones esenciales para la recuperación y el mantenimiento de nuestra biodiversidad. Es hora de que Europa cumpla sus promesas: que refuerce, y no debilite, sus esfuerzos por proteger la biodiversidad y nuestro futuro común".