Los mediocres resultados de la Cumbre de la Biodiversidad COP16

Preocupante el escaso número de países que han presentado sus planes nacionales para implementar el Marco Mundial de Biodiversidad

04 de Noviembre de 2024
Actualizado a las 14:14h
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Cumbre de la Biodiversidad en Cali, Colombia. | Foto: Ecologistas en Acción
Cumbre de la Biodiversidad en Cali, Colombia. | Foto: Ecologistas en Acción

La Cumbre de Biodiversidad (COP16) en Cali, Colombia, ha tocado fin tras dos semanas de intensos debates. Existen avances en el reconocimiento de los pueblos indígenas y afrodescendientes, en el mecanismo de evaluación del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal y en la protección de áreas marinas en aguas internacionales, pero también hay graves retrocesos por la visión mercantilista de la naturaleza y la falta de compromisos en financiación.

Marco Mundial de Biodiversidad

La COP16 estaba llamada a ser la cumbre de la implementación y desarrollo del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, pero esto se ha cumplido sólo a medias. En el lado positivo, cabe señalar que se ha adoptado el Marco de Evaluación y Seguimiento del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, incluyendo una serie de indicadores y fuentes de información bastante amplias que permitirá recopilar datos sobre el progreso en el cumplimiento de las 23 metas.

Sin embargo, una visión más amplia permite entender algunas graves carencias que han salido de la cumbre de Cali. Por un lado, hasta la fecha solo 44 de los 196 países han presentado sus planes nacionales para conservar la biodiversidad, adaptados al Marco Mundial, con una calidad y ambición en muchos casos cuestionable. Quedan, por tanto, 152 países que deberían presentar estos planes estratégicos antes de diciembre de 2024, hecho que Ecologistas en Acción considera "altamente improbable. Además, del Marco de Evaluación y Seguimiento ha desaparecido el compromiso de que la convención genere informes donde se evalúe el progreso de cada país o la posibilidad de formular propuestas de políticas vinculantes, algo especialmente grave".

Por otro lado, en el apartado de financiación, no hay novedades en cuanto a la aportación de los países ricos para financiar la conservación de la biodiversidad. El compromiso sigue siendo voluntario, de 20.000 millones anuales en ayudas en 2025 y 30.000 en 2030.

Las organizaciones sociales participantes en la COP dentro de la Alianza por el CDB, en la que se incluye Ecologistas en Acción, muestran "una decepción profunda", ya que en los acuerdos ha quedado totalmente diluida la reclamación de la ciencia y de las organizaciones sociales de que los flujos financieros privados (corporaciones, bancos y fondos de inversión) y públicos (subsidios e incentivos) que van a inversiones destructoras de la biodiversidad sean identificados y reducidos drásticamente mediante regulaciones internacionales. En este contexto, los 30.000 millones de dólares anuales prometidos para políticas de conservación no llegan a ser ni “un diminuto David frente a Goliat”, según la organización ecologista, comparados con los  7 billones de dólares que cada año se invierten en destruir la naturaleza, según reconoce el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Cambio climático y biodiversidad

La cumbre ha aprobado un texto sobre la respuesta coordinada a las crisis climática y de biodiversidad, donde se reconoce que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son crisis interdependientes, que deben ser confrontadas de forma coordinada. Asimismo, se ha acordado proponer un grupo de trabajo conjunto de los tres convenios de Río, que reportará sus conclusiones antes de la COP17. Pero es un documento con serias deficiencias que no permite afrontar adecuadamente la gravedad de la situación. La propuesta inicial planteada por el órgano científico alertaba del impacto negativo sobre la biodiversidad de los monocultivos intensivos y plantaciones para agrocombustibles, puesto que sustituyen bosques naturales y cultivos de subsistencia, y pedía implementar salvaguardas para asegurar un enfoque basado en los derechos humanos. Asimismo, se pedía al Secretariado del CDB que recopilase información sobre créditos y compensaciones de biodiversidad, y otros enfoques de mercado y su efecto sobre la biodiversidad. Ninguna de estas propuestas ha prosperado: han quedado fuera del texto final o han sido diluidas seriamente.

El texto aprobado, pese a los intentos de algunas delegaciones como Arabia Saudita o Rusia, se reafirma en la moratoria sobre los experimentos de manipulación masiva del clima, a pesar de los recurrentes intentos de sectores económicos y algunos países para usar tecnologías tan peligrosas como estas.

Amenazas emergentes tecnológicas y de mecanismos mercantilistas

Esta esta COP se han tratado también una serie de tecnologías y mecanismos que, potencialmente, pueden tener un impacto muy negativo en la biodiversidad. El rápido desarrollo de nuevas técnicas de ingeniería genética fue analizado en una resolución sobre biología sintética, mediante la cual se crean microorganismos “a la carta” que no existen en la naturaleza, así como herramientas como los impulsores genéticos, las cuales potencialmente pueden afectar poblaciones silvestres de especies naturales y provocar cambios genéticos masivos en poblaciones enteras de una especie o su extinción dirigida, bajo la justificación de ventajas económicas en un caso o de eliminar vectores biológicos de enfermedades contagiosas en el otro.

En la resolución aprobada se mantuvieron los enfoques dedicados a plantear la biología sintética como una oportunidad de las partes, y se eliminaron una serie de salvaguardas fundamentales.  Entre ellas, la petición de incorporar el principio de análisis de perspectivas, monitoreo y asesoramiento de este tipo de tecnologías de un modo multidisciplinario (no únicamente tecnológico), bajo un grupo de trabajo ad hoc, con garantías de independencia de sus miembros y sin conflictos de intereses.

Según Ecologistas en Acción, esta ha sido la COP donde las empresas han tenido una presencia masiva y evidente, ocupando espacios, desarrollando presentaciones de sus iniciativas y proyectos, y generando una apabullante presión hacia las delegaciones. El aspecto más evidente ha sido el impulso dado a mecanismos de mercado que, bajo diferentes nombres y modalidades, ponen precio a la biodiversidad y la lanzan a los brazos de los mercados y las empresas. Estos son mecanismos como los créditos de biodiversidad, las compensaciones, o esquemas de “no pérdida neta” o “ganancia neta”.  Explican que "en todos los casos se trata de mecanismos en los cuales se asigna un valor económico a unidades de especies o de ecosistemas, que los inversores compran bien sea para volver a vender posteriormente o para compensar la destrucción de ecosistemas supuestamente equivalentes en otro lugar. Este tipo de sistemas, igual que con los créditos de carbono, suponen mercantilizar la naturaleza, tienen profundas incertidumbres operativas desde un punto de vista técnico y suponen un menosprecio a los valores sociales y espirituales que la biodiversidad tiene para los pueblos y comunidades".

Para los ecologistas, este tipo de enfoques suponen "repetir los errores cometidos décadas atrás con las emisiones de carbono, que se han demostrado muy ineficientes, y ceden la iniciativa que deberían tener los poderes públicos a la mano invisible del mercado, lo cual es inaceptable". 

Más aún, la centralidad dada a las empresas ha provocado que el documento sobre Integración de la biodiversidad en todos los sectores haya quedado enfocado a estudiar y promover la implicación del sector privado en financiar la biodiversidad, sin criterios específicos para que los países efectivamente incluyan la biodiversidad en todas sus políticas públicas y regulen los límites al sector privado.

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