La industria del cemento tiene actualmente una reputación bastante mala: representa alrededor del 8 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero , lo que la convierte en una de las industrias más contaminantes y con mayor consumo energético del mundo. Además, se suele pasar por alto como posible salida profesional: simplemente no resulta tan atractiva en comparación con otras opciones.
Por otro lado, el cemento es un material de construcción fundamental, ya que sirve como base para la mayoría de las infraestructuras modernas: sin este aglutinante no se pueden construir edificios, puentes ni siquiera carreteras, y la creciente tasa de urbanización implica que su demanda seguirá en aumento. Por ejemplo, se estima que se necesitarán aproximadamente 21 millones de viviendas nuevas cada año para compensar el aumento de la población urbana mundial.
Por lo tanto, el cemento se está convirtiendo rápidamente en un componente clave de las economías resilientes, lo que también se traduce en una gran cantidad de oportunidades de empleo.
Consolidando los objetivos de la industria
Consciente del enorme potencial del sector, la UE se ha comprometido a hacerlo más verde, más sostenible, competitivo y atractivo para los futuros trabajadores.
Como en todas las industrias pesadas, la transición a cero emisiones netas es la prioridad número uno para el sector cementero. Para garantizar el éxito, se están introduciendo nuevas tecnologías y materiales en toda la cadena de valor. La inteligencia artificial y otras herramientas y servicios digitales pueden ayudar a reducir los costes operativos, mejorar el rendimiento de las plantas cementeras y garantizar la seguridad de los procedimientos. Además, la digitalización puede acelerar la investigación de materiales más sostenibles (o combinaciones de ellos) que irán eliminando progresivamente los más contaminantes.
Estos cambios introducirán nuevas exigencias laborales en el sector y un conjunto completamente nuevo de competencias para abordarlas. También podrían contribuir a aumentar el atractivo del sector: las nuevas competencias necesarias probablemente atraerán a trabajadores cualificados más jóvenes que contribuirán a redefinir el perfil del sector.
La transformación de la industria del cemento requerirá una variedad de habilidades profesionales.
Habilidades digitales y tecnológicas: operación y mantenimiento de sistemas basados en IA y automatización; alfabetización de datos (analizar e interpretar datos de diversas fuentes); mantenimiento y gestión de equipos complejos en plantas de cemento; monitoreo del rendimiento del equipo.
Seguridad y protección: una sólida comprensión de las normas de seguridad; evaluación de riesgos; conocimiento profundo de las estrategias de mantenimiento predictivo y los procesos de seguridad en el sitio; capacidad para responder rápidamente a emergencias como fallas de equipos y otras situaciones impredecibles.
Conocimientos de química de materiales: comprensión de las propiedades y composición del cemento; capacidad para diseñar y producir materiales con determinados atributos.
Habilidades ambientales: competencia en captura, transporte y manejo de carbono; buen conocimiento de los principios de la economía circular, como la reducción de residuos, la reutilización y el reciclaje; capacidad para realizar un seguimiento de métricas clave de sostenibilidad, como las emisiones de carbono y el consumo de agua.
Habilidades blandas: resolución de problemas, pensamiento rápido, buena comunicación, capacidad de trabajar en equipo.
La introducción de estas competencias anuncia una nueva era en la industria cementera, respaldada también por iniciativas de la UE como el Pacto por las Competencias y la Unión de Competencias . Estos programas se comprometen a brindar las oportunidades de formación necesarias para subsanar las carencias de competencias existentes y revitalizar sectores importantes dotándolos del talento adecuado.