Dónde poner el foco para atajar el goteo incesante de crímenes machistas

Jueces que rechazan proteger a víctimas, policías inexpertos en valorar el riesgo, jóvenes educados en el negacionismo, políticas blanqueadoras de la violencia machista: la despiadada realidad más allá de los minutos de silencio y las condenas

15 de Julio de 2024
Actualizado a las 15:34h
Guardar
Minuto de silencio en el Ayuntamiento de Sabadell, este lunes, en recuerdo de la mujer asesinada este fin de semana a cuchilladas por su ex pareja en presencia de sus dos hijas menores.

Como pollo sin cabeza, las distintas administraciones y organismos públicos encargados de la lucha contra la violencia machista ponen el foco en distintas variables que, en mayor o menor medida, son decisivas para frenar este incesante goteo de crímenes perpetrados siempre por hombres machistas contra mujeres por el simple hecho de serlo. Mucho más allá de los emotivos y necesarios minutos de silencio en recuerdo de las víctimas mortales, mucho más allá de las declaraciones de condena por parte de los políticos, mucho más allá de la implicación conjunta de todo el arco político a excepción de los negacionistas de extrema derecha, mucho más allá de todo ello, el día a día de esta lucha evidencia una palpable impotencia cuando se concentran varios crímenes machistas con escasas horas o días de diferencia entre ellos, como ha sucedido este pasado fin de semana, con cinco mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas.

Cada vez son más las mujeres que denuncian violencia machista por parte de sus parejas o ex parejas, cada vez son más las víctimas que confían en el sistema y dan el valiente paso de acudir a la Policía o a un juzgado a poner una denuncia por violencia de género. A partir de ese instante, se inicia un nuevo calvario para muchas de ellas, demasiadas siempre, porque el sistema evidencia no contar con los resortes adecuados para protegerlas como sería obligatorio para todas las administraciones implicadas en esta lucha.

Por muchas reuniones de urgencia que se realicen, por muchos estudios que se pongan encima de la mesa para detectar los resquicios por donde falla el sistema, el goteo incesante de crímenes nos devuelve a una dura realidad: siempre son muchas las iniciativas que se pueden mejorar para frenar estos feminicidios. Las estadísticas oficiales nos recuerdan que los jueces encargados de velar por la protección de las demandantes por violencia de género rechazan a día de hoy casi una de cada tres solicitudes de las víctimas. Tampoco son escasos los casos en los que queda constatado que se realizó una valoración de riesgo errónea por parte de policías inexpertos y escasamente formados en esta compleja realidad que es la lucha contra la violencia machista. A todo ello se suma que los equipos forenses encargados de analizar y actuar en estos casos no detectan por diferentes motivos las complejas realidades de desprotección que sufren las denunciantes.

A partir de la denuncia se inicia un nuevo calvario para muchas víctimas porque el sistema evidencia no contar con los resortes adecuados para protegerlas como sería obligatorio para todas las administraciones implicadas en esta lucha

Mientras tanto, los responsables políticos ponen el foco en un aspecto u otro determinado según el color político que representen, y casi siempre la disparidad de opiniones distorsiona los mensajes dirigidos a la sociedad en general que, desconcertada, no sabe cómo actuar ni tampoco acotar cuáles serían las prioridades para poner su granito de arena en esta lucha que no cesa. Sin ir más lejos, la consejera andaluza de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad (detalle importante el área incluida en último lugar), Loles López,  ha asegurado este lunes que hay que “poner el foco en los jóvenes y en la educación” para atajar la violencia machista. Lo dice un gobierno, el andaluz de Juan Manuel Moreno Bonilla, que mantiene un intrascendente teléfono de violencia intrafamiliar que le impuso Vox en la anterior legislatura para blanquear la violencia machista, y que actualmente mantiene en activo pese a contar con una holgada mayoría absoluta y ofrecer un ridículo balance de actuaciones.

Por su parte, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, incide en poner el foco en el negacionismo como un elemento clave que ayuda a engrosar las ya de por sí abultadas estadísticas de feminicidios y casos de violencia de género. “Los discursos negacionistas matan”, dijo el pasado junio, cuando otras cuatro mujeres y dos menores de edad fueron asesinados por criminales machistas en apenas 24 horas. Pero ese negacionismo también está muy presente en el seno de los propios resortes de las administraciones competentes en esta lucha, por lo que los filtros de detección son muy complejos de aplicar en este supuesto concreto. De ahí que esta realidad trascienda a través de las estadísticas oficiales en forma de rechazos judiciales a solicitudes de protección de víctimas, incontables casos archivados por falta de pruebas de denuncias de violencia de género y sobre todo mucha incredulidad por parte de las propias víctimas hacia un sistema que aún no las cree cuando hacen público su calvario.

Lo + leído