La precariedad lleva nombre de mujer también en Europa

07 de Septiembre de 2020
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La igualdad real entre hombres y mujeres es aún una tarea pendiente en muchos planos de la vida. Así lo constata un informe sobre la visibilidad de las mujeres en Europa 2020 financiado por la Red Europea contra la Pobreza, que recuerda cómo el Parlamento Europeo confirmó una falta de progreso en relación a los diferentes problemas a los que se enfrentaban las mujeres y su relación la crisis económica y las políticas para abordarla. Y es que este estudio confirma que la precariedad lleva nombre de mujer también en Europa.

El estudio del Parlamento Europeo repara en el aumento de la discriminación, la forma en que las mujeres se ven afectadas por los expedientes de regulación de empleo en el sector público por las políticas de consolidación fiscal y cómo la situación de las mujeres está afectando a la tasa de nacimiento, en el envejecimiento de la población, y       que ciertas políticas producen un efecto discriminatorio sobre las familias monoparentales.

Los datos arrojados por el informe destacan que la pobreza lleva aumentando en la UE desde 2007 y la renta familiar continúa disminuyendo. El 24,2% de la población de la Unión Europea se encuentra actualmente en riesgo de pobreza o exclusión social y, de ese total, el 26% son mujeres y el 23,9% hombres. El trabajo reproductivo y de cuidados recae mayormente en las mujeres, las cuales se enfrentan a un mayor riesgo de pobreza y exclusión. En este sentido, las mujeres autónomas, en paro o desempleadas, mayores o con necesidades especiales, racializadas, migrantes o con poca o ninguna formación, representan uno de los grupos de mayor vulnerabilidad.

Hogares

De media, 3 de cada 10 hogares en la Unión están constituidos por una sola persona, en su mayoría por mujeres, particularmente mayores. Respecto a las pensiones, las mujeres cobran una pensión 39% menor que la de los hombres, un hecho que las sitúa en una posición de mayor pobreza y vulnerabilidad. Por motivos familiares, resulta común que las mujeres opten por la parcialidad laboral o trabajos temporales, siendo esta precariedad la principal causa de pobreza entre las mujeres.

Si bien existe una desigualdad de género generalizada en toda Europa, el Índice de Desigualdad de Género muestra una especial incidencia en España e Italia, a pesar de que el ámbito del conocimiento de España sea mejor que el de la media europea, y que la situación económica de Italia sea mayor que la de España y esté situada entre la media los países europeos.

España

El informe determina que la desigualdad en España es “notable y de carácter transversal”. De acuerdo con el estudio ‘Mujeres y Hombres en España 2014’ realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se observan desigualdades en las principales áreas de la vida: renta, empleo y conciliación.

En cifras, existe un mayor número de mujeres que de hombres en niveles bajos de salarios y un porcentaje menor de mujeres en niveles. Así, las personas que trabajan y son pobres, resultan en su mayoría, mujeres. Según la Encuesta de Estructura Salarial del año 2011, el 16,4% de las mujeres tuvo ingresos salariales menores o iguales que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) frente al 6,8% de los hombres. Además, las mujeres ganan un salario anual medio 22% menor que la de los hombres: 19.767 euros frente a 25.668.

El 97,3% de las personas que trabajan a tiempo parcial por dedicarse al cuidado de sus hijos e hijas menores de 14 son mujeres. El estudio también revela que el 82.2% de las personas desempleadas por cuidar a sus hijos e hijas son mujeres. En lo referente a los periodos de más de un año de duración, el 7,4% de los hombres empleados ha dejado de trabajar al nacer su hijo, por el contrario, en la mujer aumenta un 38,2%. Siguiendo con la parte reproductiva, las mujeres dedican una media diaria de 4 horas y 29 minutos al trabajo doméstico y cuidado familiar, mientras que los hombres emplean la mitad: 2 horas y 32 minutos. Este tipo de trabajo normalmente no está remunerado ni reconocido. Por tanto, no es de extrañar que el índice de pobreza económica sea mayor en las mujeres con un 21,3% frente al 20,1% del hombre.

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