La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha registrado una petición a Patrimonio Nacional del Estado, organismo del que dependen los paradores de turismo, para instar a la colocación de una placa que recuerde la historia de las miles de personas que pasaron por sus instalaciones, detenidas ilegalmente por el franquismo, muchas de las cuales fueron torturada o sacadas de allí para ser asesinadas.
Contamos además con la posibilidad de que un superviviente de aquel campo de concentración, Josep Sala, que hoy tiene 101 años, acuda a descubrir la citada placa y por ello creemos que su instalación debe hacerse a la mayor urgencia posible. Sería un gran acto de reconocimiento que al menos uno de los prisioneros que sufrieron en terribles condiciones la privación de su libertad en ese lugar, pueda participar en el señalamiento de lo que fue.
Sala, fue detenido al final de la guerra en la provincia de Lleída y estuvo en diversos campos, entre ellos los de Santa Ana y San Marcos, en León.
Asimismo, solicitamos que en la página web del Parador de León, en la que se relata la historia del convento de San Marcos, se cuente que fue un campo de concentración franquista y de esa manera se deje de invisibilizar parte de la historia de ese lugar ya que en estos momentos en la página web de Paradores ni se menciona. Esconder esa parte de su pasado es una forma de negacionismo y de falta de respeto democrático al sufrimiento de tantas personas que ante el golpe de Estado de julio de 1936 decidieron ser fieles a los valores democráticos y pagaron un precio terrible por ese compromiso.
La ARMH pone como ejemplo la historia de Wilfried Stuckmann, un ciudadano alemán que en abril de 2014 contrató dos noches en el Parador de León y cuando estaba allí se enteró de que había sido un campo de concentración franquista. Entonces presentó una protesta porque nadie le había informado de que iba a dormir en lo que había sido un lugar de represión. De regreso a Alemania comenzó una campaña hasta conseguir que le devolvieran el dinero que había pagado por las dos noches y, una vez que lo obtuvo, lo donó a la ARMH para apoyar sus trabajos de búsqueda de desaparecidos.