La jueza procesa a la pareja de Ayuso por fraude fiscal y falsificación de documentos

Alberto González Amador, acusado de defraudar 350.951 euros a Hacienda, afronta el banquillo tras una trama de facturas falsas y empresas pantalla

29 de Mayo de 2025
Actualizado el 30 de mayo
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Alberto González Amador junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Alberto González Amador junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso

 

La jueza Inmaculada Iglesias ha dictado un auto de pase a procedimiento abreviado, equivalente al procesamiento, contra Alberto González Amador, pareja de ayusoIsabel Díaz Ayuso, por los delitos de fraude fiscal y falsificación de documentos. Con esta decisión, se pone fin a la instrucción de la pieza principal, que investiga un fraude a Hacienda de 350.951 euros por parte de González Amador durante dos ejercicios fiscales. El procesamiento incluye además a Maximiliano Niederer, un supuesto testaferro de Amador, y tres individuos de un pueblo de Sevilla involucrados en una trama de facturas falsas y empresas pantalla. La causa contra Javier Fidalgo, fiscalista que representó a González Amador ante Hacienda, ha sido archivada.

Alberto González Amador admite que su abogado envió un correo reconociendo los delitos fiscales 

Este auto de procesamiento deja claro que la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, está directamente implicada en una operación de evasión fiscal mediante el uso de empresas pantalla y la falsificación de facturas para ocultar ingresos y defraudar a la Agencia Tributaria. La trama, que ha salpicado el entorno más cercano a la presidenta, es uno de los casos de corrupción más mediáticos en la política española actual. A pesar de esta decisión judicial, González Amador sigue siendo imputado en otra pieza separada por corrupción en los negocios y administración desleal, por lo que el proceso continúa desarrollándose.

La instrucción ha dado un giro significativo, con un auto que no solo pone en riesgo la posición de González Amador, sino que también salpica a varios colaboradores de la trama, revelando una red más amplia de complicidad. Las implicaciones políticas de este caso, que afectan directamente a la pareja de Ayuso, generan gran expectación en un contexto de creciente presión mediática. Las revelaciones sobre cómo se gestaron las empresas pantalla y las falsificaciones de documentos permiten vislumbrar una estructura organizada detrás de estos actos ilegales, lo que aumenta la gravedad del caso.

Admite que su abogado envió un correo reconociendo los delitos fiscales 

En el marco de la investigación al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y en medio de la polémica que rodea a Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, el empresario testificó el pasado viernes en el Tribunal Supremo. En su declaración, admitió que su abogado, Carlos Neira, envió un correo a la Fiscalía en el que se reconocían dos delitos fiscales a cambio de un acuerdo, sin que él tuviera conocimiento ni consentimiento de dicho acto.

González Amador explicó que el 2 de febrero de 2024, Neira remitió un correo electrónico a la Fiscalía, en el que admitía que su cliente había cometido dos delitos fiscales. El mensaje formaba parte de un intento de alcanzar un pacto con la Fiscalía para evitar un juicio, un acuerdo que implicaba el reconocimiento de los delitos. Sin embargo, el empresario subrayó que nunca aprobó ni estuvo informado del contenido del correo antes de su envío. "No sabía nada. El cabreo fue monumental", aseguró González Amador, quien detalló que fue informado del correo únicamente por los medios de comunicación.

Según el relato de González Amador, su abogado le había explicado en una conversación previa que, en caso de optar por una conformidad con la Fiscalía, tendría que reconocer los delitos, aunque él se declarara inocente. Sin embargo, el empresario insistió en que su prioridad era que su caso no afectara a su pareja, Isabel Díaz Ayuso, y que se resolviera de la manera más discreta posible, sin que trascendiera a la opinión pública.

La defensa de González Amador alegó que el empresario no estaba dispuesto a reconocer los delitos y que se encontraba "desentendido" del proceso legal, dejando las decisiones en manos de su abogado. A pesar de ello, en su testimonio, González Amador aceptó que la conformidad con la Fiscalía, aunque implicara un reconocimiento de los hechos, era la opción más rápida para resolver el caso y evitar un juicio mediático que pudiera perjudicar a su pareja, presidenta de la Comunidad de Madrid.

La filtración del correo

El asunto cobró mayor relevancia cuando el 13 de marzo de 2024, varios medios de comunicación, incluida la Cadena SER, informaron sobre la existencia del correo enviado por Neira a la Fiscalía. Esta filtración generó un gran escándalo, con titulares que señalaban a González Amador como un "defraudador confeso", un término que él niega rotundamente. A lo largo de su declaración, el empresario lamentó el daño irreparable que esta cobertura mediática ha causado a su imagen personal y profesional.

González Amador reveló que, tras la publicación de las noticias sobre su implicación en el fraude fiscal, perdió varios contratos y sufrió un fuerte golpe a su reputación, tanto a nivel social como económico. "Me han reventado", expresó con contundencia, señalando que se le ha "vilipendiado nacional e internacionalmente". Además, destacó la incomodidad de ser identificado como "el novio de la presidenta", un hecho que considera que fue explotado por algunos sectores para atacar a Ayuso.

El empresario también admitió que, al conocer la magnitud de las filtraciones y la cobertura mediática, se puso en contacto con Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Ayuso, para informarle de la situación. A través de su testimonio, González Amador dejó claro que su prioridad siempre fue evitar que su caso afectara a la presidenta madrileña, un objetivo que parecía haberse complicado por la filtración del correo y el posterior linchamiento mediático.

La disputa con su abogado

A lo largo de su testimonio, González Amador mostró frustración por no haber tenido un control total sobre las decisiones tomadas por su abogado. Aunque inicialmente confió en Neira para que gestionara su defensa, el empresario expresó su desconcierto por no haber sido informado adecuadamente sobre los pasos dados en su nombre, como el envío del correo a la Fiscalía. "Yo dejé el asunto en manos de mi abogado, pero nunca me consultó sobre el contenido del correo ni sobre las negociaciones con la Fiscalía", aseveró.

La discrepancia entre lo que González Amador afirmaba y lo que su abogado había declarado previamente ante el tribunal fue evidente. Mientras que el abogado insistió en que su cliente había dado su consentimiento para negociar con la Fiscalía, González Amador desmintió que tuviera conocimiento de estos movimientos. El empresario también reveló que, cuando finalmente se enteró de la filtración del correo, le pidió a Neira que le enviara todos los correos relacionados con su caso, algo que, según él, nunca ocurrió.

Este distanciamiento entre el cliente y su abogado refleja una falta de comunicación crucial en un caso tan mediático y sensible. Al respecto, González Amador subrayó que, al ser un "neófito" en cuestiones jurídicas, confiaba en que su abogado tomara las decisiones más adecuadas para su defensa. Sin embargo, la falta de transparencia y la filtración del correo a los medios le hizo sentirse completamente desbordado por los acontecimientos.

En su declaración, el empresario mostró también su enfado por la filtración del correo, que atribuyó a la Fiscalía, aunque no pudo confirmar quién fue el responsable de hacerlo. Esta filtración, según él, fue utilizada con fines políticos, afectando no solo su imagen, sino también la de Ayuso. "Me han usado como ariete para atacarla", aseguró, añadiendo que se sintió como una pieza en un juego político que escapaba a su control.

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