La alfombra roja que los andaluces extendieron a Juan Manuel Moreno Bonilla en las últimas elecciones autonómicas de junio de 2022, tras un primer mandato al albur de la ultraderecha de Vox, se está convirtiendo en un verdadero camino de espinas para el ejecutivo andaluz, que ahora atraviesa el ecuador de su mandato con holgada mayoría absoluta, en las antípodas de ese ‘Andalusian Crush’ que vaticinaba entre su gestión y el sentir de la ciudadanía. A todo esto se viene a sumar ahora el contundente revés procedente del Tribunal Constitucional (TC), que ha desmontado su principal caballo de batalla sobre la trama política al más alto nivel de las ayudas irregulares de los ERE, estrategia política con la que logró acceder al poder en Andalucía en diciembre de 2018 por primera vez en la historia, con la derrota más dulce y a la vez más contundente obtenida por el Partido Popular en unas andaluzas. Ni siquiera la Andalucía de color azul cielo que dibuja sin desmayo el barómetro trimestral del denominado CIS andaluz, el Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de Presidencia, nota lo más mínimo el clamor de la calle, donde la deriva de la sanidad pública en general se lleva la palma de una gestión muy cuestionada también en otras áreas como educación, servicios sociales y el control férreo de la radiotelevisión pública andaluza.
La supuesta defensa de lo público que realiza el ejecutivo de Moreno Bonilla en detrimento de lo privado queda en evidencia con esta incuestionable realidad que en nada se aprecia en el barómetro de junio del Centra, publicado este lunes, donde el PP seguiría manteniendo su cómoda mayoría absoluta casi sin despeinarse, aunque bajaría un exiguo 1,5% en intención de voto respecto al 43,1% de los sufragios obtenidos en la cita electoral de junio de 2022.
A este respecto, el CIS andaluz tampoco otorga el más mínimo margen de recuperación al principal de la oposición, el PSOE, que, pese a las últimas sentencias parcialmente exculpatorias del Constitucional de ex altos cargos socialistas, no remonta el vuelo. Tanto es así que el barómetro de junio rebaja un 0,6% la estimación de voto a los socialistas respecto al negativo resultado obtenido en las últimas andaluzas, en las que logró 30 diputados. Ahora, el PSOE no pasaría en el mejor de los casos de 31 escaños en el Parlamento andaluz en caso de celebrarse elecciones en este momento.
La ‘Andalusian Crush’ -denominación procedente de una exitosa y costosa campaña publicitaria a nivel internacional del turismo andaluz– que se encarga día a día de ensamblar el equipo de gobierno de Moreno Bonilla para vender una gestión sin mácula alguna tiene un apoyo inestimable en la RTVA, cuya imparcialidad informativa es seriamente cuestionada y denunciada por sus propios trabajadores en exhaustivos estudios periódicos de múltiples ejemplos de manipulación informativa y malas prácticas profesionales.
A este ambiente contradictorio entre lo que trasladan las encuestas del CIS andaluz y la gestión del ejecutivo de Moreno Bonilla que denuncian trabajadores sanitarios, docentes, madres y padres de alumnos, pacientes y los propios trabajadores de Canal Sur se suma el runrún cada día más acusado de la inminente crisis de gobierno que Moreno Bonilla acometerá en su ejecutivo.
La salida de Carmen Crespo de la Consejería de Agricultura para ir en las listas del PP en las pasadas elecciones europeas no fue aprovechada por el presidente andaluz para acometer una remodelación en su ejecutivo como cada vez más voces dentro y fuera del Gobierno andaluz dan por hecho. La consejera de Salud, Catalina García, y el titular de Turismo, Arturo Bernal, protagonista de varias polémicas parlamentarias por su comportamiento, por el que ha tenido que pedir perdón, son dos de los nombres que más insistentemente suenan de salida. Si Moreno Bonilla da finalmente este paso vendría a reconocer implícitamente que no es oro todo lo que reluce en su gestión de mayoría absoluta incontestable.