Ana Patricia Botín se ha referido, en una entrevista recogida en el boletín de supervisión del Banco Central Europeo (BCE), a los problemas que impiden que los bancos europeos participen en procesos de consolidación transfronterizos. A este respecto, ha reconocido que el entorno regulatorio «limita significativamente» los beneficios que las fusiones entre bancos de distintos países europeos podrían ofrecer a gran escala.
«En cierto modo, los bancos han mirado hacia adentro en la última década para adaptarse al panorama regulatorio y de política monetaria posterior a la crisis, en lugar de mirar hacia afuera para crecer y expandirse. A nivel de supervisión, los cambios en el tratamiento del capital del Pilar 2 y el reconocimiento de modelos internos, o un nuevo enfoque de las exenciones para MREL transfronterizo, por ejemplo, ayudarían a respaldar las fusiones transfronterizas«, ha propuesto Botín.
Estas declaraciones de Ana Patricia Botín llegan en un momento en el que aún sorprende cómo Banco Santander no ha participado aún en ninguna gran operación corporativa desde que se hiciera con Banco Popular por un euro. Hace un año, la respuesta a esta pregunta estuvo llena de la soberbia característica de la entidad cántabra: «Nosotros jugamos en otra liga«.
Desde el año 2020 existe la convicción de que Santander está preparando una gran operación corporativa con uno de los bancos más grandes del mundo y, tal y como señalaron fuentes del sector financiero a Diario16, esa gran entidad podría ser HSBC porque, de llevarse a efecto dicha operación, la corporación resultante se convertiría en la más grande del mundo, por encima, incluso, de los bancos chinos.
Por otro lado, la presidenta del Santander ha apuntado a la fragmentación del mercado bancario europeo, con diferencias en el tratamiento de capital, liquidez o captación de depósitos entre los distintos países. En este sentido, ha señalado que la creación de un mercado bancario único sería la solución.
La presidenta del Santander también ha incidido en que la falta de un verdadero mercado único limita el potencial para impulsar la rentabilidad y competitividad de los bancos europeos, por lo que ha pedido desarrollar un análisis de la carga regulatoria a la que se enfrenta el sector que sirva para revisar y recalibrar los requerimientos, incluidos los de capital.
Responsabilidad penal y legal
Por otro lado, tras los graves problemas judiciales que está teniendo el Santander por la resolución del Banco Popular, Ana Patricia Botín ha repetido nuevamente su teoría de que el banco comprador de una entidad en resolución debería tener limitada su responsabilidad penal y legal. Esta es la aplicación global de la «Doctrina Botín II«, la que aplicó la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para frenar la imputación del banco cántabro en el Caso Popular.
Ana Patricia Botín afirma en dicha entrevista que el sistema europeo ahora tiene experiencia para resolver a una entidad financiera, independientemente de su tamaño, y ha puesto como ejemplo, precisamente, que Banco Santander fue el primer grupo bancario en participar en la resolución de un banco en el marco actual, con la adquisición de Banco Popular.
En la misma línea, ha abogado por hacer más efectiva y atractiva la alternativa de vender bancos en resolución a entidades sólidas limitando la responsabilidad penal y legal del banco comprador por las acciones de los anteriores gestores.
Sin embargo, Ana Patricia Botín no menciona en ningún momento sobre la responsabilidad penal y legal del banco comprador cuando se ha ejecutado una operación en la que se beneficia de graves irregularidades legales practicadas por los órganos de resolución. Así ocurrió con el Banco Popular, tal y como hemos demostrado en estas páginas y, sin embargo, el Santander, de momento, sólo se está beneficiando de la compra por un euro de un banco solvente que generaba beneficios en su negocio principal. De eso, evidentemente, Ana Patricia Botín no dice nada porque en ocasiones es mejor un silencio que equivocarse con las palabras.
