Todo el mundo lo sabe, pero nadie lo dice abiertamente, incluidos los protagonistas. El Partido Popular tiene una líder real y otro oficial. Isabel Díaz Ayuso es la que marca la estrategia de la formación conservadora. Alberto Núñez Feijóo sólo tiene el cargo. El último movimiento de la presidenta de la Comunidad de Madrid lo ha demostrado. Nadie le ha echado en cara públicamente el plantón que le ha dado a Pedro Sánchez.
En los círculos cercanos al PP se reseña una entrevista en El Mundo en la que Feijóo afirmó que sería «un error» que un presidente autonómico, sin dar nombres, decidiera no acudir a una convocatoria de la Moncloa.
Es más, esa entrevista ha sido una nueva muesca en la culata de Ayuso, porque la gente quiere que sea la presidenta de la Comunidad de Madrid la que se enfrente a Pedro Sánchez.
El tiempo político de Alberto Núñez Feijóo tiene fecha de caducidad. Nadie sabe cuándo, pero todo el mundo es consciente de que ese instante se producirá en el momento en que Isabel Díaz Ayuso se decida a dar el paso a la política nacional. Ahí será el final de Feijóo y, según indican fuentes cercanas al PP, puede estar más cerca de lo que podría parecer.
El gobierno de Pedro Sánchez ha enardecido no sólo a los votantes de la derecha. También hay personas que tradicionalmente han votado al PSOE que desprecian al actual presidente. Se sienten traicionados por las cosas que ha hecho desde 2020, los pactos que ha cerrado, sus socios tanto de gobierno como parlamentarios y, tras las elecciones de 2023, las concesiones dadas a los independentistas catalanes.
No se trata sólo del votante de Madrid, tan estigmatizado en determinadas zonas del resto de España. Son todos aquellos territorios que no tienen aspiraciones nacionalistas los que ven con estupor cómo la situación social está empeorando (por más que la macroeconomía crezca) mientras Sánchez llena de prebendas y concesiones al independentismo catalán.
Por esa razón, millones de personas de este país aplaudieron que Ayuso dejara plantado al presidente del Gobierno. Desde un punto de vista institucional y político, es un error puesto que cuando a un cargo público se le convoca desde la Presidencia o desde la Casa Real, se acude porque allí es el lugar donde plantear todas sus inquietudes y cuestiones en las que se opone a la acción del gobierno central.
Sin embargo, el plantón de Ayuso a Sánchez fue aplaudido por la gente porque la desafección ciudadana hacia la clase política se ha multiplicado por 100 en lo que se refiere a la persona del presidente del Gobierno. Millones de personas en edad de votar vieron en la dirigente madrileña la actitud que ellos esperan de un líder de la oposición contra Sánchez: sin cuartel hasta que hable tagalo.
Volviendo a la situación del liderazgo del PP, el secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, afirmó en una entrevista en Telecinco, que Ayuso había dejado en una situación muy difícil a Feijóo con el plantón a Pedro Sánchez, porque el hecho de no haberle parado los pies o censurado la actitud a la presidenta madrileña le destroza la imagen de moderado con la que desembarcó en Madrid tras la caída de Pablo Casado.
«Vino con un capital político de hombre moderado, que entendía la campaña diversa, pero en cuanto a Ayuso le dio dos collejas, es que ha perdido completamente su personalidad […] no es capaz de aguantar ni cinco minutos la posición», afirmó Lobato.
Esa es la realidad del líder opositor a Pedro Sánchez. Está totalmente condicionado por Isabel Díaz Ayuso y, eso sí, el propio Feijóo es consciente de ello. Sabe que si se enfrenta a la presidenta madrileña se producirá una guerra interna en la que tiene todas las de perder.
Desde determinados sectores de la izquierda se piensa que el fenómeno Ayuso se circunscribe sólo a Madrid. Sin embargo, no es así. Se está preparando, agazapada, sin generar ruido interno pero sí siendo el azote de Sánchez, como una leona que observa a su presa antes de lanzarse al ataque. Sabe que su primer objetivo es Feijóo y le está minando poco a poco. Sólo tiene que esperar y seguir atacando al presidente del Gobierno. El presidente del PP, al final, caerá de maduro.
Tras la restauración de la democracia en España ha habido más enfrentamientos entre el gobierno central y algún territorio. Sin embargo, sólo Carles Puigdemont e Isabel Díaz Ayuso han mostrado una hostilidad de alto calibre, un choque frontal constante, día a día, en el que se busca una guerra sin cuartel.
Sánchez, más o menos, mantuvo las formas y no entró en el juego. En cambio, en cuanto se ha dado cuenta de su extrema debilidad ha decidido aceptar el envite y pelear contra Ayuso con el mismo nivel de violencia. Este escenario sólo beneficia a la lideresa del Partido Popular porque Sánchez está en decadencia y Ayuso en ascenso. Por eso, el enemigo del gobierno ya no es Feijóo ni ninguno de los diputados o presidentes autonómicos. El enemigo del sanchismo es Isabel Díaz Ayuso porque tienen plena conciencia de que es la que los puede fulminar.
El plantón es un error político pero un acierto populista del que obtendrá rédito. Y ya sin necesidad de dar collejas.