Ayuso intensifica la confrontación: ataques al Gobierno y desprecio por la memoria histórica

La presidenta madrileña se aferra al discurso del miedo y la deslegitimación para blindar su poder político

15 de Enero de 2025
Actualizado el 16 de enero
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Ayuso intensifica la confrontación: ataques al Gobierno y desprecio por la memoria histórica
Isabel Díaz Ayuso presenta el Balance 2024 del Gobierno de la Comunidad de Madrid

Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a tensar la cuerda del enfrentamiento político con el Gobierno central, protagonizando una nueva escalada verbal al calificar la denominada "Ley Begoña" como un intento de "amnistía preventiva" para proteger al entorno de Pedro Sánchez. Sin embargo, detrás de sus incendiarias declaraciones se oculta una estrategia que busca erosionar las instituciones democráticas y consolidar su liderazgo mediante la confrontación permanente.

Ayuso acusa al presidente del Gobierno de asestar un "golpe a la Constitución y la convivencia", afirmando que la reforma legal pretende blindar a Sánchez y su entorno de responsabilidades judiciales. Sus palabras son de una gravedad inusitada, especialmente viniendo de una dirigente autonómica que debería velar por la estabilidad institucional. Lejos de aportar pruebas concretas, Ayuso recurre a afirmaciones altisonantes y alarmistas que buscan sembrar la desconfianza ciudadana en el sistema democrático.

Manipulación de la memoria histórica

La presidenta de la Comunidad de Madrid acusa al Ejecutivo de querer declarar la Real Casa de Correos como Lugar de Memoria Democrática para "reanimar el franquismo". Esta oposición a reconocer los crímenes del franquismo evidencia una preocupante resistencia a asumir la memoria histórica como parte esencial de la democracia. La negativa de Ayuso a aceptar la colocación de una placa conmemorativa en la sede de la Comunidad de Madrid denota una falta de respeto hacia las víctimas de la dictadura y hacia el deber institucional de reconocer los errores del pasado.

El discurso de Ayuso está plagado de referencias al "guerracivilismo" y a conspiraciones supuestas para dinamitar el Estado de Derecho. Este tipo de retórica no solo polariza a la sociedad, sino que deslegitima las instituciones democráticas al presentar cualquier iniciativa del Gobierno central como un ataque directo a la libertad y a España. Esta estrategia de confrontación constante busca movilizar a su base electoral mediante el miedo y la desinformación.

Ataques a la independencia judicial

Resulta especialmente preocupante que Ayuso acuse al Ejecutivo de Sánchez de manipular a la Fiscalía General del Estado y de interferir en procesos judiciales. Tales acusaciones, realizadas sin evidencias sólidas, socavan la confianza en las instituciones públicas y contribuyen a la desestabilización política. En una democracia consolidada, es fundamental respetar la independencia judicial y evitar utilizarla como herramienta de desgaste político.

Es preocupante que Ayuso instrumentalice temas sensibles como la violencia de género y el terrorismo para justificar su oposición a la "Ley Begoña". Asegura que esta norma impediría al Gobierno regional personarse en casos de violencia machista y delitos de terrorismo, cuando no existe evidencia de que esta medida afecte a la capacidad de las instituciones para actuar en defensa de las víctimas. Utilizar estos asuntos de manera partidista es irresponsable y denigra la lucha contra estas lacras sociales.

Un liderazgo basado en la confrontación

La estrategia de Ayuso consiste en construir un relato de agravio constante, presentándose como la última defensora del Estado de Derecho frente a un Gobierno que tilda de autoritario. Sin embargo, es ella quien, con sus declaraciones y actuaciones, erosiona la confianza en las instituciones y alimenta la crispación social. Su discurso no aporta soluciones a los problemas reales de la ciudadanía, sino que busca dividir y confrontar.

Es necesario denunciar esta deriva autoritaria y confrontacional de Ayuso, que pone en riesgo la estabilidad democrática y la convivencia en España. La democracia se fortalece con el respeto a las instituciones, la memoria histórica y el diálogo, no con la descalificación constante y la manipulación del discurso público.

Ayuso debería reflexionar sobre el papel que desempeña como representante pública y abandonar la senda de la confrontación para centrarse en resolver los problemas que afectan a los madrileños. La política del enfrentamiento permanente solo conduce al desgaste de las instituciones y a la división social.

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