El PP hace una enmienda a la totalidad a las decisiones de Mariano Rajoy sobre el palacete del PNV

El palacete vasco saqueado por la Gestapo que el PP utilizó como moneda de cambio: silencio y contradicciones

23 de Enero de 2025
Actualizado a las 10:20h
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Instituto Cervantes en Paris

La historia del palacete de la avenida Marceau, en París, es un relato de expolio, exilio y memoria histórica. Este emblemático edificio, que fue sede del Gobierno vasco en el exilio durante la Guerra Civil, fue confiscado por la Gestapo durante la ocupación nazi de Francia y posteriormente entregado al régimen franquista. En los últimos meses, el inmueble ha vuelto al centro del debate político español, al tiempo que el PNV logra inscribir su titularidad, gracias a un decreto impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez, tumbado posteriormente por el Congreso.

De París al franquismo: la historia del expolio

Adquirido en 1936 con fondos de militantes del PNV en el extranjero, el palacete de la avenida Marceau número 11 se convirtió en un refugio para el Gobierno vasco liderado por José Antonio Aguirre. Sin embargo, tras la entrada de las tropas nazis en París, la Gestapo se apoderó del inmueble y lo entregó a las autoridades franquistas. En 1943, un tribunal de París legitimó esta confiscación bajo la presión de los ocupantes nazis.

Durante décadas, el PNV ha reclamado la restitución de este símbolo de su historia. Los intentos de recuperación comenzaron en los 90 con José María Aznar y continuaron bajo Mariano Rajoy, quien mostró intención de devolverlo antes de ser desalojado de la Moncloa. Sin embargo, no fue hasta el decreto ómnibus de 2024, aprobado por el Ejecutivo de Sánchez, cuando se materializó el traspaso.

La reacción del PP

El Partido Popular, que en su momento negoció la devolución del palacete con el PNV, ahora califica el traspaso como un “pelotazo”. Miguel Tellado, portavoz del PP en el Congreso, ha acusado al Gobierno de “regalar” el edificio a los nacionalistas vascos. “Es un pago directo al partido, no a las instituciones vascas”, afirmó Tellado, obviando que la titularidad ya está inscrita legalmente.

El PNV, por su parte, defiende la legitimidad histórica del traspaso. Aitor Esteban, portavoz del partido en el Congreso, calificó la recuperación del inmueble como “un acto de justicia” y criticó las contradicciones del PP. “Durante años negociaron su devolución y ahora se oponen. La historia del palacete es la historia de la resistencia vasca contra el fascismo”, señaló.

Ayuso y su doble rasero: Israel sí, memoria histórica no

Mientras el PP se opone al traspaso del palacete al PNV, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha intensificado sus visitas a Israel y su apoyo a las víctimas del Holocausto. Ayuso ha defendido en múltiples ocasiones el derecho de Israel a proteger su memoria histórica y su seguridad, llegando a calificar al país como un “ejemplo de democracia”.

Sin embargo, este fervor por la memoria judía contrasta con el silencio de Ayuso y el PP respecto al expolio franquista de propiedades en España y el extranjero, como el palacete de París. La presidenta madrileña, conocida por sus discursos vehementes, no ha emitido declaración alguna sobre la confiscación del inmueble por la Gestapo y su posterior apropiación por el régimen franquista.

Una lucha por la memoria

El caso del palacete de París no es solo una disputa política, sino también un ejemplo de cómo España aún lidia con su pasado. La Ley de Memoria Democrática, aprobada en 2021, estableció mecanismos para reparar los abusos cometidos durante el franquismo, incluyendo la devolución de bienes confiscados. No obstante, su aplicación ha encontrado resistencia en sectores conservadores.

Para el PNV, la recuperación del inmueble simboliza un triunfo histórico. “No es solo un edificio. Es parte de nuestra identidad y de la lucha por la democracia en el siglo XX”, declaró Esteban.

El futuro del edificio

Con el traspaso ya consumado, el PNV planea convertir el palacete en un espacio cultural dedicado a la memoria histórica vasca. Mientras tanto, el Instituto Cervantes, que ocupa actualmente el inmueble, podrá seguir operando hasta 2030 bajo un contrato de alquiler.

Este desenlace evidencia cómo la política española sigue atrapada entre las contradicciones de su pasado y los intereses del presente. Mientras Ayuso defiende la memoria de Israel, el PP parece olvidar las lecciones de la historia reciente de España, dejando en evidencia su doble rasero respecto a la justicia y la reparación histórica.

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