El dato mata el relato. En política y gobernanza lo que destrozan las cifras oficiales son los argumentarios propagandísticos de cualquier organización que se encuentre ocupando el gobierno. Ocurrió con Mariano Rajoy y ahora sucede con Pedro Sánchez. Todo el optimismo que se pretenda vender respecto al mercado laboral es falso y son las propias instituciones del gobierno las que se encargan de desenmascarar a unos políticos que se han convertido en charlatanes de feria barata.
Los datos del paro registrado del mes de septiembre, publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), han mostrado una vez que el modelo productivo español está cimentado sobre la temporalidad y la estacionalidad. Todo el mundo sabe ya cuándo sube o baja el paro. Septiembre, posiblemente suba por el fin de los contratos temporales y precarios de la campaña turística. Evidentemente, otros sectores también acosados por la temporalidad y el abuso del fraude de ley consiguen recortar el desastre que sería sin ellos. Por ejemplo, las contrataciones del sector educativo en las que se despide a los profesores en junio para volverlos a contratar al inicio del curso.
Las cifras del paro registrado muestran que ha sido el peor septiembre en creación de empleo desde 2019. Estos datos del fin del verano se repiten año tras año y evidencian que la clase política, tanto PP como PSOE, tanto Sánchez como Rajoy, no actúan sobre la verdadera lacra del mercado laboral español: el modelo productivo. El actual provoca precariedad y temporalidad, pero no se actúa salvo con retoques estéticos que den juego a los argumentarios de los aparatos de propaganda monclovita.
Ahora se está tratando la cuestión de la jornada laboral, pero, con las cifras oficiales del paro en la mano, es otra medida aislada más que no va al fondo de las políticas laborales: la temporalidad, la parcialidad y los salarios impropios de la cuarta economía de la Unión Europea.
En contra de lo que afirman desde los aparatos sanchista y monclovita, la temporalidad es una lacra que sólo se ha corregido sobre el papel. Lo mismo se puede decir de la precariedad, porque, según las cifras del SEPE, la contratación indefinida supuso el 40% pero, de esa cantidad, sólo un 18% fue a tiempo completo.
Además, la destrucción de empleo se cebó precisamente con los indefinidos a tiempo completo. La rotación y la temporalidad efectiva son, en contra del falso optimismo del sanchismo, la tónica de los nuevos puestos de trabajo. Además, la parcialidad, bien por medias jornadas o discontinuas, mantiene la jornada efectiva en mínimos históricos de 31,3 horas. Todo ello, evidentemente, con salarios también parciales.
Por otro lado, la situación del mercado laboral de la España de Pedro Sánchez se está cebando con los parados de larga duración, que es el sector donde más se ha incrementado, tal y como muestran los datos del SEPE.