La gestión de la pandemia en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid, liderada por Isabel Díaz Ayuso, ha sido objeto de numerosas críticas. Las afirmaciones de Ayuso en una entrevista en la ‘Cope’, donde intentó desmentir acusaciones y defender su gestión, han sido ampliamente cuestionadas. Entre las declaraciones más polémicas se encuentran las relativas a la muerte de mayores en las residencias, el deseo de los familiares respecto al lugar donde debían morir sus seres queridos, y la supuesta transparencia y voluntad de diálogo con los afectados.
La falta de empatía de Ayuso
Ayuso aseguró que “los familiares no solicitaron la publicación de las actas de la Policía”, una afirmación desmentida por el hecho de que la Comunidad de Madrid inicialmente recurrió la orden del Consejo de Transparencia que exigía su divulgación. Estos documentos revelaban condiciones alarmantes en las residencias, incluyendo la falta de recogida de cadáveres y el agotamiento del personal ante la ausencia de apoyo institucional. A pesar de afirmar que está dispuesta a dialogar con los familiares, la realidad es que durante cuatro años no ha mantenido encuentros con asociaciones de afectados, llegando incluso a bloquearlos en redes sociales.
Mala gestión de las residencias
La presidenta madrileña intentó minimizar la gravedad de la situación comparando las cifras de muertes en residencias con otras comunidades, alegando que en Madrid no fueron significativamente más altas. Sin embargo, la gestión de la crisis en las residencias madrileñas ha sido especialmente criticada, particularmente por el llamado “Protocolo de la Vergüenza”, el cual establecía criterios de exclusión para el traslado de residentes a hospitales, basándose en su nivel de dependencia o deterioro cognitivo. Este protocolo, lejos de ser un borrador no aplicado como afirmaba Ayuso, fue confirmado por ex altos cargos y directoras de residencias como un documento oficial que sí se implementó.
Las declaraciones de Ayuso sobre que “muchas familias” preferían que sus seres queridos fallecieran en las residencias, en lugar de ser trasladados a hospitales, han sido firmemente rechazadas por los familiares y asociaciones como Marea de Residencias. Estas afirmaciones ignoran el dolor y la desesperación de quienes se vieron privados de la oportunidad de ofrecer a sus familiares una atención adecuada y un final digno. Los datos muestran que Madrid tuvo el mayor número de residentes fallecidos sin atención hospitalaria, evidenciando una falta de esfuerzo por parte de la administración para garantizar el traslado de los mayores a hospitales cuando era necesario.
Defensa a la desesperada de Ayuso
La defensa de Ayuso de su gestión, intentando desviar la atención hacia otras comunidades o justificando las elevadas cifras de fallecidos en residencias como una inevitable consecuencia de la pandemia, no hace sino resaltar la falta de humanidad y responsabilidad en el manejo de la crisis. La insistencia en que se trató de decisiones difíciles tomadas en un contexto de emergencia sanitaria no puede ocultar el hecho de que se tomaron decisiones que priorizaron criterios económicos y administrativos sobre el bienestar y la vida de los más vulnerables.
La crisis en las residencias de Madrid, marcada por las muertes de miles de mayores en condiciones que muchos consideran evitables, ha dejado una herida profunda en la sociedad madrileña. La falta de empatía, transparencia y responsabilidad mostrada por la administración de Ayuso durante esta tragedia ha generado indignación y demandas de justicia por parte de los afectados. La pandemia de COVID-19 ha sido un desafío sin precedentes para todos los países, pero la gestión de esta crisis en las residencias de Madrid será recordada como un oscuro capítulo en la historia de España, marcado por decisiones que costaron la vida a muchos y dejaron a sus familias sumidas en el dolor y la incredulidad.