García-Page, mucho lirili pero poco lerele

El presidente de Castilla-La Mancha no oculta su oposición a las medidas que adopta el gobierno de Pedro Sánchez que llevan como contrapeso la entrega de miles de millones al independentismo catalán o la aprobación de una ley inconstitucional

02 de Agosto de 2024
Actualizado el 03 de agosto
Guardar
Garcia Page Lirili

En España hay una expresión muy castiza que define muy bien a lo que Emiliano García-Page está haciendo respecto a determinadas actuaciones del gobierno de Pedro Sánchez y del Partido Sanchista (el PSOE fue asesinado en el 40 Congreso). El presidente de Castilla-La Mancha ha demostrado que «mucho lirili, pero poco lerele», es decir, muchas palabras pero pocos hechos.

La nueva muestra de desprecio a la democracia y la Constitución española por parte de Pedro Sánchez, es decir, el pacto con Esquerra Republicana por el que se cederá el 100% de la recaudación a Cataluña, tuvo una durísima respuesta por parte de García-Page. En concreto, en una declaración institucional afirmó, entre otras cosas, que el pacto con el independentismo catalán «no me representa y no me vincula», ha manifestado, dado que «rebasa todos los límites» y «afecta al bienestar, a la vida práctica y real de la gente», además de constituir «el ejemplo de egoísmo y desprecio a otros territorios de España más grave que he visto en muchísimo tiempo».

Emiliano García-Page ha mostrado su oposición frontal también hacia la Ley Sánchez de Amnistía o a cualquier cesión al independentismo catalán que haya hecho Sánchez desde que accediera a la Presidencia del Gobierno. Sin embargo, tras sus normalmente duras declaraciones, el presidente de Castilla-La Mancha no hace nada que paralice esas leyes. Y lo puede hacer.

A lo largo de esta legislatura, Emiliano García-Page ha tenido muchas ocasiones de frenar en seco los desmanes de Pedro Sánchez. Sin embargo, no lo ha hecho. Ha hablado mucho, ha criticado mucho, se ha alineado con los presidentes autonómicos del Partido Popular, pero hechos efectivos ninguno. Es cierto que se ha adelantado a Isabel Díaz Ayuso al presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley Sánchez de Amnistía, pero lo podía haber evitado.

Ahora se ha opuesto con mucha dureza contra el pacto del sanchismo y el independentismo catalán para regalar la soberanía fiscal a Cataluña a cambio de coger más poder. En su intervención dijo que estaba convencido de que «este planteamiento no tiene posibilidad ninguna de prosperar en el Congreso». ¿Ahora va a tener el valor de hacer lo que tuvo que hacer hace un año?

Page fue muy crítico con los pactos a los que el Partido Sanchista llegó con Junts y ERC sólo y exclusivamente para que Pedro Sánchez fuera investido presidente. Esos acuerdos de investidura tenían un coste de más de 160.000 millones de euros de dinero público, además de la inconstitucional e ilegal Ley Sánchez de Amnistía. Emiliano García-Page pudo haberlo evitado ordenando votar en contra de la investidura a los diputados de Castilla-La Mancha. No lo hizo.

Una vez que Sánchez fue investido presidente, el dirigente castellanomanchego tuvo la ocasión de hacer lo mismo con la votación de la Ley Sánchez de Amnistía. Tampoco lo hizo, a pesar de sus durísimas críticas y su anuncio de presentar un recurso de inconstitucionalidad.

Ahora, el pacto con ERC del Partido Sanchista de Cataluña para investir a Illa incluye la soberanía fiscal del territorio, lo que degrada vilmente los principios de igualdad de los españoles y socava la solidaridad entre los territorios. En la votación en el Congreso tiene la ocasión de pasar de las palabras a los hechos.

A pesar de su oposición a las medidas de Sánchez, Emiliano García-Page no dudó en mostrar su apoyo cerrado al presidente del Gobierno en los cinco días de farsa en los que Sánchez estafó de manera vil y rastrera a todo su partido. ¿Por qué no se calló o por qué no aprovechó ese momento para atacar dentro del Comité Federal? Lo dicho, mucho lirili y poco lerele.

Todo lo señalado respecto a Emiliano García-Page es absolutamente aplicable al resto de dirigentes regionales que se han enfrentado dialécticamente en contra de las medidas de Sánchez pero que en el momento de la verdad se han sometido a la dictadura parlamentaria de la disciplina de voto.

En la tesitura actual, Sánchez ha implantado un régimen interno en el que consiguió que su partido, sus adeptos, sus seguidores y el sectarismo sanchista provoque que todo aquel que se oponga o discrepe de las decisiones del líder supremo se convierte en disidente perseguible por la Stasi de Ferraz. No hay más que consultar los reglamentos y estatutos aprobados por el Partido Sanchista en el 39 Congreso.

A quienes estuvimos allí, en Ifema, con Guns and Roses como música de fondo, rápidamente se nos vino a la cabeza la frase de la senadora Padme Amidala en el Episodio III de la saga de Luke Skywalker de Star Wars: «Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso». El líder supremo se hacía con el poder absoluto en medio de un público que se creía que había conseguido derrotar al «aparato» pero que, en realidad, daba el poder absoluto a un personaje sin escrúpulos. En algún momento tendremos que contar cómo y con quién se diseñó la moción de censura con la que Sánchez alcanzó la Presidencia del Gobierno.

El PSOE necesita derrotar al Partido Sanchista, pero ni Page ni Lambán son el futuro, por más que pudieran liderar una nueva rebelión interna contra el todopoderoso emperador.

El primer paso es romperle la estrategia y, ahí, tanto Page como Lambán, al igual de los dirigentes regionales que se han opuesto a los planes de Pedro Sánchez de regalar la soberanía fiscal a Cataluña, tienen todas las herramientas poniendo firmes a sus diputados y, de negarse éstos a votar en contra, excluirles de por vida de cualquier lista electoral del PSOE.  

Lo + leído