El gobierno Sánchez, presuntamente “el más feminista”, incrementa la desigualdad estructural entre hombres y mujeres

La parcialidad involuntaria, la concentración del empleo femenino en los sectores peor remunerados y las responsabilidades de cuidado no compartidas, siguen empujando a las mujeres hacia formas de empleo menos estables, peor pagadas y con menos futuro

25 de Julio de 2025
Guardar
Gobierno Sanchez Precariedad
Las mujeres copan los puestos de trabajo más precarios | Foto: Daniel en Unsplash

Cada vez que se publican datos relativos al mercado laboral, los fuegos artificiales se disparan en los aparatos de propaganda sanchista y monclovita. Sin embargo, el análisis aséptico y pragmático (sin sectarismo ni dogmatismo) de las cifras oficiales publicadas tanto por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) como del Instituto Nacional de Estadística (INE) demuestran gravísimas carencias que deberían matar cualquier atisbo de optimismo.

Es innegable que el mercado laboral español, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), cerró el primer semestre de 2025 con cifras históricamente positivas: más de 22,2 millones de personas ocupadas, una tasa de paro que cae por debajo del 10,3% y un crecimiento sostenido de los contratos indefinidos. Sin embargo, detrás de estos logros se esconde una realidad que sigue sin resolverse: la persistente desigualdad estructural entre hombres y mujeres en el acceso y la calidad del empleo.

Según la EPA, España sumó 503.300 nuevos ocupados en el segundo trimestre del año, lo que supone un aumento del 2,69%. La tasa de ocupación alcanzó el 68,3%, mientras que la tasa de actividad se situó en el 59,03%. La tasa de paro descendió al 10,29%, consolidando la mejoría del mercado laboral.

Pero los datos absolutos lo único que hacen es ocultar las brechas persistentes por género. El 73% de las personas ocupadas a tiempo parcial son mujeres, una cifra que ha crecido un 5,24% en el último año.

Los datos evidencian que la calidad del empleo femenino sigue siendo inferior, con una sobrerrepresentación preocupante en la contratación parcial.

La trampa de la parcialidad

Aunque tanto el empleo masculino como el femenino crecieron durante este trimestre (265.800 hombres y 237.500 mujeres más trabajando), la diferencia radica en el tipo de empleo al que accede cada grupo. Mientras el empleo a tiempo completo creció en 485.300 personas, el empleo a tiempo parcial solo aumentó en 18.000. Sin embargo, el aumento de los contratos parciales se concentró en las mujeres, con un crecimiento del 5,24%.

En otras palabras, tres de cada cuatro empleos a tiempo parcial son femeninos, una cifra que no solo pone en cuestión la igualdad de oportunidades, sino también las posibilidades de desarrollo profesional, promoción interna y estabilidad económica para millones de trabajadoras.

Estabilidad laboral, pero con muchos matices

Otro dato positivo es el crecimiento de los contratos indefinidos, que superan ya los 16 millones, con un aumento del 3,6% respecto al mismo periodo del año anterior. Los contratos temporales, por su parte, han descendido un 0,71%, situándose en 2,9 millones.

A pesar de ello, hay que matizar que muchos de estos nuevos empleos pertenecen a sectores tradicionalmente marcados por la precariedad y la temporalidad, como la hostelería, donde se han creado cerca de 370.000 empleos en conjunto durante el trimestre. Estos sectores, además, suelen emplear a un alto porcentaje de mujeres y jóvenes en condiciones más precarias.

La tendencia hacia la estabilización del empleo puede ser positiva desde las cifras absolutas, pero no debe ocultar que los nuevos trabajos son de bajo valor añadido, tal y como se demuestra cada mes en las estadísticas de paro registrado. Por otro lado, las mujeres se siguen enfrentando a mayores dificultades para acceder a empleos de calidad y a tiempo completo.

Brecha de género sistémica

La tasa de paro femenina, aunque en descenso, sigue siendo 2,3 puntos porcentuales superior a la masculina, una diferencia que refleja las dificultades estructurales que enfrentan las mujeres en el mercado laboral español.

Factores como la parcialidad involuntaria, la concentración del empleo femenino en los sectores peor remunerados y las responsabilidades de cuidado no compartidas, siguen empujando a las mujeres hacia formas de empleo menos estables, peor pagadas y con menos futuro.

El dinamismo del mercado laboral español en 2025 es indiscutible desde las cifras absolutas, pero la fotografía completa exige una mirada crítica, la que no quieren escuchar los aparatos de propaganda sanchistas y monclovitas. La desigualdad de género sigue siendo una asignatura pendiente para el gobierno presuntamente “más feminista” de la historia, no solo por motivos de justicia social, sino también por razones económicas: un mercado laboral verdaderamente eficiente no puede permitirse dejar a media marcha el potencial de la mitad de su población activa.

Lo + leído