Los datos del paro registrado hechos públicos ayer por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) fueron, sin ningún tipo de paliativo, muy malos. Se han destruido 231.250 empleos y el desempleo ha subido en 60.404 personas. El argumento de que enero es un mes en el que siempre se destruye empleo no es suficiente para justificar a estas cifras nefastas, sobre todo cuando se vuelve a constatar una vez más que el mercado laboral de Pedro Sánchez tiene buena foto pero mala radiografía.
El análisis de las cifras publicadas por el SEPE demuestra que ni siquiera la firma de 1,18 millones de contratos es suficiente para crear empleo. Más bien al contrario, con esa cifra se destruye.
Evidentemente, el gobierno se agarra a que se ha incrementado la firma de contratos indefinidos para defender sus políticas. Sin embargo, eso tampoco es positivo porque lo que se están firmando son trabajos precarios porque la tipología del contrato no genera más calidad en los trabajos creados.
Los contratos indefinidos han supuesto un 42,7% del total. Es decir, las empresas continúan dando preferencia a los temporales. De los 506.622 indefinidos firmados, sólo un 48% fue a tiempo completo. Además, cerca de un 30% (28,8%) fueron fijos discontinuos.
Respecto a los temporales, una vez más el contrato estrella para los empresarios es el eventual por circunstancias de la producción, es decir, el más precario, que supone un 40,7% del total y sólo se diferencia en 26.761 contratos con el total de indefinidos.
Además, en la contratación se comprueba que la destrucción de empleo se ha concentrado en zonas muy concretas de España. En Andalucía, por ejemplo, se firmaron un 12,17 % de contratos menos que en 2023, mientras que la Comunidad de Madrid creció un 1,35%.
Resulta contradictorio, por otro lado, que se hayan firmado más de medio millón de contratos indefinidos con el hecho de que haya subido el paro en más de 60.000 personas, además de destruirse más de 230.000 empleos. Esto demuestra que los nuevos contratos indefinidos conllevan también precariedad.
Las cifras muestran, además, que el gobierno de Pedro Sánchez no ha logrado cambiar la estructura económica y laboral del país. Enero sigue siendo un mes de grandes subidas del paro por los contratos temporales del comercio y la hostelería, una brecha de género donde los peores contratos se los llevan las mujeres y unos jóvenes que conocen el empleo únicamente por escarceos con los festivos y las rebajas.
Pedro Sánchez, más allá de amnistías, tiene mucho trabajo que hacer, o ejecutar lo que lleva más de cinco años sin ejecutar: una gran reforma de los sectores productivos y una apuesta eficaz por el empleo de valor.