Por más que haya conseguido las alcaldías de cuatro de las ocho principales capitales de provincia de España, la realidad es que el proyecto político de Pablo Casado ha fracasado estrepitosamente. Sólo ha logrado salvar la imagen gracias a la entrega de poder a la extrema derecha de Vox, con los riesgos que eso comporta tanto para la ciudadanía como para las propias esencias democráticas.

Todo el mundo sabe lo que ocurre cuando en los pactos políticos se incluyen a partidos minoritarios, desideologizados o contrarios al sistema democrático: al final son los que menos votos tienen los que terminan gobernando. En multitud de ocasiones se ha visto cómo en ayuntamientos en los que se ha logrado el apoyo de partidos independientes, quien finalmente adopta las decisiones importantes son éstos y no quienes ostentan la alcaldía.

Eso es lo que ha hecho Pablo Casado. Le ha entregado, por salvar la cara, el poder de Madrid, Murcia, Málaga y Zaragoza a la extrema derecha, puesto que todo lo que se pretenda sacar adelante tendrá que tener la aprobación del partido de Santiago Abascal y en el momento en que los ultras propongan medidas que vayan en contra de los valores democráticos y sean rechazados, esos gobiernos se caerán.

Sin embargo, a Casado le da exactamente igual que esto pueda ocurrir. Como son un partido que sólo mide sus éxitos por el poder que ostenten, el hecho de que un desastre electoral como el vivido en los comicios generales, autonómicos y municipales, queda tapado con los gobiernos logrados con pactos en los que la ultraderecha será quien realmente gobierne.

Para lograr salvar su cabeza ha tenido que tirar, además, de la muleta de Albert Rivera, a quien le están presionando desde Europa para que no pacte con los ultras de Vox. No obstante, el político catalán también está ansioso por tocar poder y lo que venga del Partido Liberal le da igual. Esperemos que en el Parlamento Europeo se adopten las medidas lógicas ante la actitud de Rivera y expulsen a Ciudadanos del Grupo Liberal para que, definitivamente, pueda unirse a Salvini o Le Pen.

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