Donald Trump tiene una ventaja: cumple su programa y lo dicho en campaña. Esta peculiaridad, nada común en los políticos en general, tiene una gran ventaja y es que, atendiendo a ese programa y a esas intervenciones, puede saberse cuantas y cuales van a ser las barbaridades a las que el resto del mundo y los propios estadounidenses van a tener que enfrentarse mientras este energúmeno ocupe el despacho oval en la Casa Blanca. Hagamos ese listado, conoceremos sus pasos en el futuro y podremos saber a que atenernos con tiempo. Claro que la imaginación del personaje es de tal calado que nos puede salir con sorpresas aún  más estrafalarias y peligrosas. Pero se tendrá, si se estudian sus promesas, un buen camino andado para intentar pararle los pies.

Porque hay que parárselos. El cómo deberán pensarlo los líderes políticos que para eso tienen los datos y, además, se les paga para que trabajen. Pero hay una cosa que si deben tener en cuenta. La política de apaciguamiento, que ha sido descubierta hoy por Mariano Rajoy quien se ha ofrecido como mediador ante el personaje, ya se experimento en su día en Europa y pasó lo que pasó. Y si no que busque nuestro jefe de Gobierno en los libros de Historia lo que le ocurrió al gran político que fue Chamberlain cuando convenció a los líderes occidentales europeos de que el camino era ese, el del apaciguamiento con Adolf Hitler cuando el otro energúmeno invadió Checoslovaquia y se anexionó Austria. Desde que subió al poder, sin ganar las elecciones, si, pero por vía democrática puso en marcha su programa anunciado también, y nunca mejor dicho, a voz en grito. «Alemania por encima del mundo» y «América lo primero», son dos frases con cierta concomitancia.

Y pasó lo que todos sabemos por no haberle parado los pies a tiempo. Que duda cabe que hoy estamos en el siglo XXI y que es impensable en una tercera guerra mundial como aquella, pero no es menos cierto que en las zonas de conflicto está la bomba y que Trump tiene la llave para dispararla. Ese poder está en manos, como digo, de un hombre de sus características y a quien algunos psiquiatras y psicológos de prestigio califican de incapacitado para un puesto así.

Y, bajando el tono de la alarma, está el aumento milmillonario del presupuesto de Defensa – que habrá puesto muy contento al complejo industrial militar americano cuyo peligro denunció hasta Einsenhower -la relación de amor – odio con Rusia, el desafío a la China, la política migratoria, la leña echada al fuego en el caso del Islam sin hablar claro, de temas «menores» como el desprecio a la mujer y a los derechos humanos o la mentira y la estupidez como monedas de cambio de uso normal.

Sabemos, y Rajoy debería aprenderlo, que la política del apaciguamiento con este tipo de personajes, no conduce más que a la catástrofe y sabemos también cual es la hoja de ruta de Trump porque la escribe y la proclama, lo que da cierta ventaja. Pues ahora a trabajar, señores líderes, que, como ya se ha señalado antes, para eso les pagamos.

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