Y aquí se queda la clara, la entrañable trasparencia, de tu querida presencia…
Fidel es un icono. Un referente en el que nos hemos movido muchos en la izquierda. Fidel representa la lucha contra el imperio. La fábula bíblica de David y Goliat.
Hoy, en Miami hay fiesta mayor. Los anticastristas están en la línea de salida para convertir cuba en la nueva Miami: retiro de viejos depravados y ricos, meretrices, cárteles de droga, casinos,… el sueño americano llevado a Bahía Cochinos de nuevo.
No puedo obviar que en Cuba la falta de libertad es evidente. Pero tampoco los logros en educación, sanidad y cultura universal de la que Cuba es paradigma. Ni su ingenio para seguir viviendo a pesar de un bloqueo inhumano al que el imperio ha sometido al régimen durante los últimos cincuenta y seis años.
Se ha ido Fidel y la pregunta es evidente: ¿Cuánto tiempo tardarán en resucitar a Batista?.
Deberán elegir entre la libertad de poder hacer lo que quieran (si tienes con qué comprarlo) o la educación y la sanidad universal. Y ahí está el principal problema.
Brindamos con champán cuando cayó el muro de Berlín y hoy el mundo es más injusto, más pobre y más inhumano.
¿Por qué tenemos que elegir?