Más de 100 organizaciones siguen alzando la voz y exigen el acceso de ayuda humanitaria para Gaza

Fuera y dentro del propio enclave, toneladas de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible permanecen intactos, bloqueados por las restricciones impuestas a las organizaciones humanitarias

15 de Agosto de 2025
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Las personas palestinas están atrapadas en un ciclo de esperanza y desilusión, esperando asistencia y altos al fuego, sólo para despertar en condiciones aún peores. Mientras las organizaciones humanitarias están atadas de pies y manos. | Foto: Entreculturas
Las personas palestinas están atrapadas en un ciclo de esperanza y desilusión, esperando asistencia y altos al fuego, sólo para despertar en condiciones aún peores. Mientras las organizaciones humanitarias están atadas de pies y manos. | Foto: Entreculturas

Mientras el asedio del gobierno israelí mata de hambre a la población de Gaza, el personal humanitario también se ve obligado a hacer fila para conseguir comida, arriesgando ser tiroteado sólo por intentar alimentar a sus familias. Con los suministros totalmente agotados, las organizaciones humanitarias están viendo cómo sus propias compañeras y compañeros se debilitan ante sus ojos.

Exactamente dos meses después del inicio de que plan controlado por el gobierno israelí (la Gaza Humanitarian Foundation) comenzara a operar, más de 100 organizaciones han alzado la voz y piden a los gobiernos que actúen: abrir todos los pasos terrestres; restablecer por completo el flujo de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible mediante un mecanismo liderado por la ONU y basado en principios humanitarios; poner fin al asedio y acordar un alto el fuego inmediato.

“Cada mañana, la misma pregunta se repite en Gaza: ¿comeré hoy?”, comenta el representante de una de las agencias.

Las masacres en los puntos de distribución de alimentos en Gaza ocurren casi a diario. Hasta el 13 de julio, la ONU confirmó que 875 personas palestinas habían sido asesinadas mientras intentaban conseguir comida, 201 en rutas de ayuda y el resto en puntos de distribución. Miles más han resultado heridas. Mientras tanto, las fuerzas israelíes han desplazado por la fuerza a casi dos millones de personas palestinas, que están agotadas. La orden más reciente, emitida el 20 de julio, las confina a menos del 12 % de la Franja. El Programa Mundial de Alimentos advierte de que las condiciones actuales hacen inviables las operaciones. Matar de hambre a la población civil como método de guerra es un crimen de guerra.

Justo fuera de Gaza, en almacenes —e incluso dentro del propio enclave—, toneladas de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible permanecen intactos, bloqueados por las restricciones impuestas a las organizaciones humanitarias, que no pueden acceder ni distribuirlos. Las restricciones, demoras y fragmentación impuestas por Israel bajo su asedio total han generado caos, hambre y muerte. Una trabajadora humanitaria que ofrece apoyo psicosocial describe el impacto devastador en la infancia: “Los niños y niñas dicen a sus padres que quieren ir al cielo, porque al menos allí hay comida”.

El personal médico informa de tasas récord de desnutrición aguda, especialmente entre la infancia y las personas mayores. Se propagan enfermedades como la diarrea acuosa aguda, los mercados están vacíos, la basura se acumula y personas adultas se desmayan en las calles por hambre y deshidratación. Actualmente, el promedio de camiones de ayuda que entra a Gaza es de apenas 28 al día, muy lejos de lo necesario para más de dos millones de personas, muchas de las cuales llevan semanas sin recibir asistencia.

El sistema humanitario liderado por la ONU no ha fracasado: se le ha impedido funcionar

Las agencias humanitarias tienen la capacidad y los suministros para responder a gran escala. Pero, sin acceso, están bloqueadas para llegar a quienes más lo necesitan, incluidos los propios equipos, que se encuentran exhaustos y hambrientos. El 10 de julio, la Unión Europea e Israel anunciaron medidas para ampliar la ayuda. Pero esas promesas de “progreso” suenan vacías mientras no haya cambios reales sobre el terreno. Cada día sin un flujo sostenido implica más muertes por enfermedades prevenibles. La infancia muere de hambre mientras espera promesas que nunca llegan.

Las personas palestinas están atrapadas en un ciclo de esperanza y desilusión, esperando asistencia y altos al fuego, sólo para despertar en condiciones aún peores. No es sólo un tormento físico, también es psicológico. La supervivencia se presenta como un espejismo. El sistema humanitario no puede sostenerse sobre promesas vacías. Las organizaciones humanitarias no pueden operar con plazos cambiantes ni esperar compromisos políticos que no se traducen en acceso real.

Los gobiernos deben dejar de esperar permiso para actuar

"No podemos seguir confiando en que los acuerdos actuales funcionen. Es hora de tomar medidas decididas: exigir un alto el fuego inmediato y permanente; levantar todas las restricciones burocráticas y administrativas; abrir todos los pasos terrestres; garantizar acceso pleno para toda la población en Gaza; rechazar modelos de distribución controlados militarmente; restablecer una respuesta humanitaria liderada por la ONU y basada en principios; y continuar financiando a organizaciones humanitarias imparciales. Los Estados deben adoptar medidas concretas para poner fin al asedio, como suspender el envío de armas y municiones", exigen las organizaciones humanitarias.

Los arreglos parciales y los gestos simbólicos, como los lanzamientos aéreos o los acuerdos defectuosos, dicen que sólo sirven como "cortina de humo ante la inacción", y que no pueden sustituir las obligaciones legales y morales de los Estados de proteger a la población civil palestina y garantizar un acceso significativo a gran escala. Los Estados pueden —y deben— salvar vidas, antes de que no quede ninguna por salvar.

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