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«Kenneth Smith fue un conejillo de Indias humano para probar la ejecución por nitrógeno»

Varios expertos de la ONU aseguran que la reciente ejecución en Estados Unidos de un condenado a muerte a través de ese sistema no fue más que una “tortura sancionada por el Estado y un experimento sin ética", razones por las que piden su prohibición

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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Los relatores han condenado la ejecución de Kenneth Eugene Smith en Alabama (Estados Unidos), quien murió asfixiado al ser obligado a inhalar gas nitrógeno, y pidieron que se prohíba este método por ser inhumano.

«El uso, por primera vez en humanos y de manera experimental, de un método de ejecución que se ha demostrado que causa sufrimiento en animales es simplemente escandaloso», han dicho los relatores.

En lugar de la muerte «rápida, sin dolor y humana» pronosticada por las autoridades, que defendieron el uso del método a pesar de la falta de evidencia científica, se informa que Smith tardó más de 20 minutos en morir.

Testigos de la ejecución dijeron que Smith permaneció consciente durante varios minutos mientras se retorcía y convulsionaba en la camilla, jadeando por aire y tirando de las restricciones, sacudiéndose violentamente en una agonía prolongada.

«El uso de Alabama de Kenneth Smith como conejillo de Indias humano para probar un nuevo método de ejecución constituyó una experimentación humana no ética y no fue más que tortura sancionada por el Estado», han afirmado los expertos. «La espeluznante muerte infligida a Smith también probablemente causó angustia y sufrimiento extremo a sus familiares».

Los expertos han reiterado su preocupación por que otros estados de Estados Unidos estuvieran tomando medidas para utilizar la inhalación de gas nitrógeno como método de ejecución.

«Solicitamos la prohibición de este método«, han dicho, recordando a Estados Unidos sus obligaciones internacionales.

Smith, de 58 años, había pasado décadas en el corredor de la muerte por un delito cometido en 1988. Su primera condena a muerte, dictada en 1989, fue anulada por motivos procesales en 1992. Fue juzgado de nuevo en 1996, cuando el jurado votó casi unánimemente para condenarlo a cadena perpetua, pero el juez de primera instancia anuló su decisión e impuso la pena de muerte en su lugar. La práctica de las anulaciones judiciales se abolió en Alabama en 2017, aunque sin efectos retroactivos.

En 2022, Smith sobrevivió a una ejecución chapucera mediante inyección intravenosa que duró horas y que, al parecer, equivalió a tortura.

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