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La matraca

Miguel Ángel Cerdán
Miguel Ángel Cerdán
Licenciado en Historia. Profesor de Secundaria en la enseñanza pública. Articulista en diversos medios digitales e impresos de la Comunidad Valenciana.
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análisis

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Para ocultar su incompetencia, mala fe y ruindad. Esa es la razón por la que la casta política, sus voceros paniaguados y demás desertores del aula vuelven con la matraca habitual del MIR educativo y otras lindezas que vierten sobre el profesorado español. Y es que el plan de medidas para “la mejora de la profesión docente” presentado por la ministra Alegría, esa nulidad total, no es más que la enésima repetición del menosprecio, del insulto perpetuo que reciben los docentes españoles. Todas las medidas presentadas, empezando por el título del plan, rezuman desprecio y odio hacia el profesorado español, y lo intentan convertir, una vez más, en el cabeza de turco, en el saco de boxeo sobre el que descargar la nefasta gestión que ha padecido la educación española desde hace décadas, desde siempre.

Y es que los datos son tozudos, demasiado tozudos. Así,  resulta que si la media de los países de la Unión Europea ha invertido un 5 % de su PIB en Educación, España siempre se ha movido en un 4 %. No es que no invirtamos lo que Finlandia, que gasta un 7 % de su PIB en Educación, es que invertimos un 4 %. De esta manera, para entendernos, gastamos un 20 % menos que la media de la UE y un 60 % menos que Finlandia. Pues bien, a pesar de esto, nuestros resultados en el famoso Informe Pisa son similares a Francia  o Alemania y superiores a Italia. Y algunas de nuestras regiones, como Castilla y León, obtienen resultados similares a los de Finlandia. También es obstinada la realidad de que hoy en día acceden a los estudios universitarios tres veces más alumnos y alumnas hijos de padres sin estudios o con estudios primarios que hace 30  años. El acceso a la enseñanza superior, y aunque hay que mejorar, ha dejado pues de ser elitista en España,  como lo era hace apenas unas décadas,  y se sitúa ahora mismo en la media europea. Pues bien, estos innegables buenos resultados, logrados, recordemos, y dejando al margen la panoplia de leyes educativas, a cada cual más ridícula, con una inversión ínfima, son fruto del buen hacer, del esfuerzo del profesorado español, del vilipendiado profesorado español.

Es por ello por lo que la casta política y sus adláteres, si no mejorar el lamentable mercado laboral español, que es lo que es, debería dejar de insultar al profesorado español. No inviertan si no quieren o se lo ordenan sus señoritos, pero dejen en paz al menos a los docentes españoles, que bastante tienen con sacar adelante lo que sacan a pesar de todo, a pesar de ustedes.

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